Capitulo veintiséis

318 8 0
                                    

Elevó una ceja divertido y pasé por su lado, rosando su hombro con fuerza. Él carcajeó y subí las escaleras. Había tres habitaciones y dos baños. Entré en una.

- Creo que queres dormir en la mía. - me giré, estaba en el marco de la puerta.

Le regalé una sonrisa falsa. Volví mi mirada a la habitación. Era blanca y una de las paredes era morada. Volví a girarme. Salí de la habitación y entré en otra. Esta era beige. Era bastante espaciosa. Me siguió.

- ¿Queres dejar de seguirme?

- ¿Queres dejar de ser tan distante? - dijo entrando en la habitación.

- Olvídame Harry. - abrí la cortina, podía apreciar la playa desde mi ventana. Era realmente hermoso. Me quedé totalmente admirada.

- Es bonito. - dijo a mi lado.

- Sí. - dije en un suspiro.

Lo miro. Me mira. Me giro y salgo de la habitación. Encuentro el baño, es grande, es bastante grande. Hay una ducha, un jacuzzi y una bañera. Salgo del baño, cerrando la puerta y bajo hasta la sala de estar. Él está acostado viendo la tele. Sin remera. Trago saliva.

- Esa valija es tuya. - dijo señalando la pequeña valija marrón. - Ruth me la dio para vos. - dijo sin mirarme.

Frunzo el ceño y subo las escaleras despacio. Siento caer el mando de la televisión al suelo, pero rápidamente lo agarra. Llego a mi habitación, abro la puerta y entro. Me dejo caer en la cama, dando un fuerte suspiro de cansancio. Me quedo mirando al techo. Este lugar es muy tranquilo. A penas se escucha el ligero toque de las olas. Mi pensamiento se distorsiona, es muy extraño todo esto que me está pasando últimamente. Cierro los ojos con fuerza y de repente una corriente de nostalgia me abunda. Respiro hondo. La puerta se abre.

- ¿Vas a comer? - pregunta Harry desde la puerta. Medito la contestación en mi mente hasta que decido aceptar.

- Bueno. - me elevo de hombros.

- ¿Qué pedimos? - frunzo el ceño.

- ¿Pedir? - me siento.

- ¿No pensarás que te voy a hacer de comer no? - carcajea arrogante.

- Deberías. - digo poniéndome en pie. - Fuera. Me voy cambiar. - le ordeno deshaciendo la valija. Observo la poca ropa que hay. Me giro. Me observa con el ceño fruncido.

- Adiós. - repito. El carcajea y cierra la puerta. Vuelvo a respirar hondo.

Saco un pequeño pijama corto de la valija. Es un short, llega por el muslo y es de color negro. Lo acompaña una musculosa con una sonrisa dibujada de un color amarillo cantoso. ¿En serio? Lo tiro sobre la cama y me acerco a la ventana. La abro y una corriente de aire hace que mis pelos se alboroten. Me rio y abro los brazos al completo. A veces es bonito sentirse libre. Dejo la ventana abierta y analizo de nuevo el pijama.

- Pff.- suspiro. - Tendré que ponerme esto. No hay más.

Agarro el pijama, ropa interior y cierro mi habitación. Entro en el baño y me veo reflejada en el espejo. No asimilo que esta que se ve ahí, sea yo. ¿Qué dirán las chicas cuando me vean? ¿Mamá? ¿Qué será de mamá? Hace dos días que no hablo con ella. La echo mucho de menos. Suspiro pesadamente y termino de quitarme la ropa. La dejo sobre el lavamanos y abro la lluvia. Dejo caer el agua sobre mí, haciendo que esta rompa con todas mis ideas. Después de casi quince minutos, salgo de la ducha. Me miro en el espejo y me saco el resto del maquillaje que no desapareció. Me pongo el pijama, creo que esta noche pasaré frío. Peino mi cabello hacia abajo y pongo la ropa en la cestita. Recojo el baño y abro la puerta. Bajo las escaleras algunas de dos en dos, la ducha me volvió mi fuerza. Cuando llego abajo lo veo en la cocina. No puedo evitar carcajear sin fin. Se da la vuelta y frunce el ceño.

Desafío al CorazónWhere stories live. Discover now