Capitulo diecisiete

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|| Narra Harry ||

Estaba jugando con mi teléfono móvil, cuando dirigí mi mirada hasta ella. Pensativa intentaba averiguar una respuesta a aquella pregunta. Ella jugaba con el bolígrafo en su boca y yo me estaba comenzando a poner malo, mi mirada sólo se fijaba en sus labios. De repente me miró y se dio cuenta de cómo la miraba. Pude notar cómo se ruborizaba y eso me gustó, me gusta que las chicas se sintieran intimidadas conmigo. Curvé mis labios y volví a observarla. Me di cuenta que en su cuello habían dos lunares seguidos y… ¡Demonios! Esto es lo peor. No sé qué me pasa, ella no es el tipo de chica, que me llama mi atención. Estoy acabado. Pestañeé y volví mi mirada al teléfono.

-¿No vas a hacer la tarea? – dijo rompiendo el silencio. La observé.

-No. – negué.

-Son fáciles. – asintió. – Si queres te ayudo. – Miré mi cuaderno y volví a mirarla. Me miraba expectante, esperando una respuesta por mi parte. ¿Ella me decía que si necesitaba ayuda? Recordé todo lo que me había dicho mi padre. ¿Cambiar? ¿Para qué?

-No. – volví a repetir.

-Genial. – se levantó de su asiento y se acercó al ventanal.

-¿Por qué me queres ayudar?

-¿Yo? – se giró. Carcajeó sonoramente, subió sus anteojos. Volvió a ponerse seria.

-Si, vos. – me puse en pie.

-Yo no te quiero ayudar. – negó y volvió su mirada hacia el ventanal, observando las vistas. Repasé su cuerpo desde atrás, lamí mis labios.

-¿Entonces?

-Entonces nada. – volvió a la mesa y se sentó. Cruzó sus piernas. – Y no hagas tantas preguntas. – volvió a llevarse la lapicera a la boca.

-¿Me vas a ayudar? – curvé mis labios mostrando una sonrisa. Se sentó a mí lado. Dirigió su mirada al libro. Detuve mi mirada en ella.

-El ejercicio 15, es muy fácil. Léelo. – señaló. Aún seguía mirándola. – Aquí tenes la respuesta. –señaló una página atrás del libro. Me miró. - ¿Dale?

-Sí. – asentí y miré el libro. – No. – negué. Ella bufó y respiró hondo.

-A ver Harry. Aquí tienes la respuesta. – pasó el lápiz por debajo del texto, subrayándome la respuesta. Sólo tenes que copiarla. ¿O también te tengo que enseñar a copiar? – Elevé una ceja.

Ella rio. Se me escapó una leve sonrisa. Silencio. Sonrisa borrada. Copié en mi cuaderno la repuesta. Los otros dos ejercicios me los explicó, yo no la entendía. Ella se ponía nerviosa, yo era muy torpe. Aunque he de aceptar a veces lo hacía a propósito, ella se enfurecía, pensaba que no se explicaba bien y en sus mejillas subía un color rosado. Sus labios marcaban una línea perfecta, eran gruesos y se veían suaves. Y estaba muy cerca. Pestañeé. Volví a concentrarme y seguí escuchándola. Cuando terminó, copié en mi cuaderno.

-Bien, ahora el último. – quitó sus anteojos y las puso sobre la mesa. Retiró su colero y dejó caer su cabello para luego rehacérsela. Respiró hondo y expulsó fuertemente el aire. – Lee el ejercicio. – me ordenó.

-Hmmm…-observé el libro.- ¿Qué es la física? – leí el enunciado.

-Bien. – asintió. - ¿Para vos que es la física? – me preguntó.

-¿La física? – Carcajeé.- La física es lo que sienten todas las chicas por mí. Eso es la física. - Ella elevó una ceja.

-No. – negó. – La física es los…

-Los cuerpos. – asentí. – Como esto. – me acerqué a ella y le di un beso mojado en la mejilla. Sin pensarlo. Mi cuerpo reaccionó por sí solo. Incluso no sé porque había hecho eso. El color volvió a subir a sus mejillas. Elevó una ceja. – Eso es física.

-No. – negó. La física, estudia los fenómenos naturales, las moléculas, el universo, el tiempo, la energía y todo aquello, que podamos considerar, como efecto de la naturaleza. – tomó aire. – Y no vuelvas a hacer eso.

-Sigo pensando que la física es la atracción por los cuerpos.

-También es un efecto. – asintió.

-Por lo tanto, la atracción de los cuerpos es física.

-¿Por qué? – preguntó.

-Porque si la física es todo aquello que podemos considerar como naturaleza, y los fenómenos del cuerpo, provienen de nuestra naturaleza. Esto, es física. - Ella curvó sus labios pensativa y asintió.

-Si, supongo que también se puede considerar así. – carcajeó. Se puso en pie e hizo algo que me llamó mucho la atención. Abrió sus brazos estirándose. La blusa descubrió un poco su panza y pude observar su ombligo. Algo a un lado de su panza llamó mi atención.

-¿Tenes un tatuaje? – pregunté curioso. Me puse en pie y me acerqué al ventanal.

-¿Cómo? – dijo atónita.

-Te acabo de ver algo ahí. – reí señalando su panza. Ella miró hacia abajo y volvió a mirarme.

-Sí. – asintió.

-¿Me lo mostras? - pregunté.

-¿Para qué?

-Quiero verlo.

Me observó con el ceño fruncido, me observó durante unos segundos y luego elevó los hombros. Subió su camisa muy lentamente. Eran dos alas muy pequeñas y teñidas de negro. Sentí las ganas de pasar las yemas de mis dedos por encima, pero contuve mis ganas. Nunca pensé que una chica como ella tuviera un tatuaje. – Es bonito.

-Gracias. – la bajó rápidamente.

-Yo también tengo uno. –subí mi camisa. Ella lo observo y me miró confundida.

-¿Qué es? – preguntó.

-Es un pájaro.

-¿Y qué significa? – volvió a preguntar.

-¿Qué significa el tuyo? – pregunté esta vez yo.

Frunció el seño y miró hacia atrás. La puerta se abrió. Era mi padre.

-¿Terminaron la tarea? – preguntó observando la mesa, los materiales estaban tirados por todos lados.

-Sí. – asintió ella y se acercó a la mesa. – Acabamos de terminar. La seguí.

-Genial. –sonrió. – Recojan todo eso y vuelvan a mi oficina.

Y dicho eso, cerró la puerta dejando un silencio algo incomodo. Yo colocaba los cuadernos y los libros en la valija mientras ella recogía los materiales. Salimos de la oficina y entramos en la de mi padre. Ella se sentó en el pequeño sillón de cuero, mientras yo me quedé apoyado en la puerta.

-¿Para qué se supone que vinimos? – pregunto pero tengo la impresión de que no me está escuchando.

-¿Qué tal estás _______? – le pregunta a ella con una gran sonrisa. Yo bufo pesadamente.

-Y bien. – se eleva de hombros. – Aquí. – ríe.

-¿Me acompañas a un sitio? – pregunta. Frunzo el ceño. Ella asiente y mi padre se levanta del sillón, se me acerca y expone unos papeles sobre la mesa. Vuelve a mirarme y desaparece con ella por la puerta.

Desafío al CorazónWhere stories live. Discover now