Noventa y siete

122 4 0
                                    



¿Entonces? ¿Qué te parece? - preguntó Simón.

Harry suspiró y clavó la mirada en la copa de cristal. Llevaba una hora hablando con Simon. Él le había propuesto realizar una serie de shows y eventos, y probar a ver si a la gente le gustaba su música y su estilo. Realizar esto significaba abandonar algunas cosas. Y era a esa palabra a lo que temía. Él no quería abandonar nada. Ahora estaba saliendo todo con jamás pensó. No quería volver a pasar eso de alejarse de la gente que quería. Ya lo había vivido una vez y no quería pasar por ella una segunda. Pero había otro problema. Y es que no abandonar por un tiempo esas cosas, también significaba abandonar su sueño.

El aire se le escapó de los labios y luego volvió a clavar la vista en Simon.

- Necesito pensarlo.

- ¿Qué necesitas pensar? - le respondió tomando un sorbo de vino.

- Todo. Esto es demasiado precipitado,

- Tenes que arriesgarte Harry.

- Ya lo sé. - se exasperó. - Pero es que no quiero volver a cagarla.

Simon soltó una pequeña carcajada y luego pidió la cuenta. A pesar de que Harry quería pagarla, Simon fue más rápido. Salieron del restaurante. Harry tenía un millón de pensamientos que rebotaban en su mente sin parar. No sabía que mierda hacer. Quizás estaba exagerando tampoco se iría por mucho tiempo. Tres meses. Cuatro. Quizás cinco. ¡No! Eso era demasiado tiempo. Demasiado tiempo sin tener a su familia a su lado, demasiado tiempo sin tenerla a ella. Ya había sufrido demasiado con la lejanía de su familia cuando estaba "estudiando", y también sufrió con la lejanía que le separó de ella tiempo atrás. ¡Ugs! Estaba realmente, hecho un puto lío.

- ¿Todo bien? - Simon le sacó de sus propios pensamientos y se sintió un poco desubicado. Observo la ruta y pestañeó dos veces, para luego clavar la mirada en aquel hombre.

- Sí. - dijo inseguro. Simon curvó sus labios en una media sonrisa. Estaba claro que le conocía de apenas unas horas, y ya comenzaba a conocerle. Harry clavó la mirada en sus zapatillas. Luego volvió a mirarle a los ojos. - En realidad no. - se sinceró. - Estoy cagado.

- ¿Por qué? - carcajeó. Luego se acercó y le pasó el hombro por encima. Harry entrecerró el ceño y miró al frente despistado. - Mira Harry, ¿Vos no queres dedicarte a la música? - le preguntó.

- Sí. - murmuró.

- Y vos conoces como va este mundo, ¿verdad?

- Sí. - volvió a murmurar. Simon volvió a reír. Le dio dos palmadas en la espalda y se colocó justo delante de él. - Y sabes que también debes arriesgarte, ¿verdad?

- Lo sé. Pero...

- Tenes miedo. - se adelantó. Harry frunció el ceño. Él nunca había dicho esa palabra. La palabra miedo no existía en su vida. Bueno, excepto cuando pensaba que iba a perder a ___.

- No es miedo. - negó. - Es... - suspiró. - Dios, no lo sé. Tengo que pensar todo esto. Hablarlo, ordenar mis pensamientos y...

- Está bien. - le dijo. - Pénsatelo. Pero no tenes mucho tiempo. Tenes hasta mañana. Nos vamos a New York a las 7:30 de la tarde, sólo si aceptas. Si queres cumplir tu sueño. Pero te voy a decir una cosa Harry. Aprende a vivir el hoy y no en un mañana que quizás nunca llegue.

Y se fue. Sin más. Puesto el auto en marcha y se perdió por la ruta a toda fuerza. Harry se quedó allí, en la acera. Pensativo. "Si queres cumplir tu sueño". Una sonrisa, de esas que sólo tiene él, se le cuela en el rostro. Sin permiso. Y de repente como que todo ha recobrado más vida. A medida que pasa el tiempo, te das cuenta de cómo van cambiando las cosas. El día de hoy, ya no crees lo mismo que pensabas ayer. Lo que sentís hoy, es diferente a lo que sentiste tiempo atrás. Las personas que quisiste o creíste hacerlo, ahora pasa a ser parte de tus recuerdos. Y aparecen otras, que se convierten en parte de tu presente. Lo que siempre soñaste, puede que se haga realidad. Pero también, puede que nunca llegue el turno. La vida es así. Es decir, ya saben eso de que "todo llega a su debido tiempo". Ya sabes que existe la gente con suerte, y la gente sin suerte. Él forma parte de la segunda categoría. O eso es lo que piensa. Y es que no se da cuenta, que el destino le está regalando lo que siempre ha deseado. ¡MIERDA! ¡Pero es que no quiere irse sólo! ¡No quiere dejar a ___ atrás!

Desafío al CorazónWhere stories live. Discover now