Noche de humo

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Las clases había sido canceladas pues la celebración del último día competitivo de deportes estaba repleto de sorpresas. Desde temprano los chicos de diversas academias estuvieron en el campus central de King Justice School para presenciar la premiación, todos los alumnos estuvieron ansiosos por ver los resultados del tablero, algunos sabían lo que ocurriría. 
Los jueces de el área educacional internacional reflejaron a los primeros tres puestos, el tercero era Lydenco Academy, en segundo lugar se coronó Royale Etoile School y en primer lugar los dueños de casa King Justice School con una oleada de triunfos, ellos seguían siendo líderes en todo, en lo deportivo y en lo educacional. 
Adelante fueron llamado todos los alumnos representantes para recibir la copa, ahí estaba Luxanna, Yasuo, Ashe, Lucian entre otros estudiantes que hicieron posible ganar el primer lugar, Camille y Darius levantaron la copa con ayuda del resto, era muy grande, pesada pero hermosa, como siempre lujosa con el nombre de los ganadores.
El entorno se volvió festivo, los fuegos artificiales remecieron a todos con su ruido, los colores, música fuerte, alumnos felicitándose, apuestas pagándose. 
En la galería del campus los alumnos de la academia estaban a todo pulmón con gritos de felicidad, sobre todo Ekko que ya lanzaba la muleta al centro, Riven estaba en la misma situación con ganas de sacarse el estorboso yeso del pie y del brazo, Annie por supuesto la retenía para que no hiciera semejante bobada. 
— ¡Somos los amos! — Ekko gritó de euforia. — ¡Somos los p...! — Cerró la boca pues Janna se encargó de poner su índice en sus labios, esto derritió completamente al rebelde chico que se dejó embaucar por el encanto de la contraria. 
Taliyah miraba a Yasuo desde la distancia con una sonrisa elevando sus pulgares, todavía estaba con un yeso en su pie, ya quedaba poco para retirarlo. 
Para celebrar el triunfo, el equipo de animadores tenía algo preparado en caso de que ganaran y en caso de que perdieran, también. 
El escenario quedó libre para ellos, Luxanna junto con el resto del equipo tomaron posición, la música tomó a todos con ganas de bailar. Entre piruetas y fuegos artificiales que se coordinaban con los movimientos junto con el bastoneo los muchachos no dejaban de estar impresionados con la organización de ellos, finalmente el baile acabó con una cascada de pirotécnica, así la premiación acabó con gloria. 
Al terminar esto, todos fueron invitados a la fogata a los pies del lado, un lugar abierto con mucha seguridad, los stand de comida estaban abiertos, personas que servirían los más exquisitos platillos. 
 Los alumnos se cambiarían la ropa para ir a disfrutar de este último día en King Justice, lo mismo los estudiantes de la casa, fue así que la tarde estuvo con algodón de dulce, manzanas caramelizadas, masas dulces, frituras saladas, gaseosas, juegos de feria, etc. 

Annie lucía un hermoso vestido de primavera de color rojo ajustado a la cintura y escotado en los hombros, un hermoso faldón suelto y zapatos de ocasión primaveral. Por supuesto esas prendas no le pertenecían, no eran nada más ni nada menos que de Riven, ella no solía usar ese tipo de ropa así que se la obsequiaba a Annie.
— Te ves fabulosa. — Elogió Margarita a su hermana.— Gracias Riven, pero, ¿cómo conseguiste esa ropa?
— La tengo guardada, solía recibir ese tipo de ropa de regalo y nunca me gustó, así que cuando era verano pensé en viajar para dársela a Annie, pero aquí está. 
— Vaya, tú eres algo más casual. — Annie dio una media vuelta para verse en el espejo. — ¿Y ustedes irán así? —
Riven se levantó despacio, llevaba puesto unos short cortos y una sandalia baja pues la otra no iba al caso, también vestía una sudadera rasgada de ombligo y de brazos, así no costaba tanto ponerla por su brazo enyesado. Margarita estaba similar a Annie, la diferencia era que su vestido era de color blanco con juego de encaje en la espalda, no se apreciaba mucho pues traía su cabello rubio suelto. 
— ¿Están listas? — Luxanna las estaba esperando afuera de la habitación de Riven, junto a ella estaba Sejuani con Bristle y Jinx. 
Sejuani le encantaba estar con pantalones bombacho un estilo más bien suelto, Jinx un short con una camiseta blanca y suspensores, muy el estilo de ella. Luxanna traía unos short ajustados de color rosa, una playera blanca nada más con un cintillo de tela del color de sus cortos pantaloncillos. 
— Sí, ya estamos listas, ¿lista Annie? — Riven cogió la muleta para caminar fuera de su habitación. Enseguida le siguió Margarita que tomó la mano de Annie, sin duda la nueva chica causaba curiosidad. 

Todas fueron en compañía de algún chico, Sejuani iba acompañada de Olaf, Riven junto con Yasuo, Daisy al lado de Maokai, Jinx con Kayn y Luxanna con Ezreal, él por supuesto muy coordial acompañaba más a Annie pues tenía que dar una buena impresión por ser el presidente de curso. 
En el camino se toparon con otros maestros y alumnos, uno de ellos fue Karma, iba bien acompañada de Viktor comentando las futuras actividades, más adelante iba Caitlyn conversando con Bruno, no hace mucho habían buscado una solución al problema que descubrió sobre Britanny, Jayce había descubierto que Britanny puso el pie para que Taliyah se fracturara el tobillo y así no pudiera participar como correspondía, esto hizo enfurecer mucho a Caitlyn que con toda furia fue hasta la residencia donde se estaban hospedando los Royale y los enfrentó, esto puso muy nervioso a los maestros representantes de los alumnos, incluída Britanny y Elsa que se vieron descubiertas por los dueños de casa. 
Nada ni nadie iba a cambiar la posición de Stern Elite, podía eliminar a los estudiantes de la competencia con solo enseñar el vídeo, pero gracias a una solución no llegaron a ser expulsados. 
Britanny junto con el equipo de Cheerleader debían asear todo hasta que las competencias terminaran, si no cumplían, el equipo estudiantil mancharía su nombre en todos lados. 
Bruno intentó ayudar, esto dejó demostrado que era un buen jefe de elite, jamás abandonó a sus pares a la ligera y eso a Caitlyn le gustó tanto que los felicitó. 
A Viktor por su parte no le parecía tanto que Bruno se acercara tanto a Caitlyn pues él era muy atractivo, joven, amable y lleno de buena voluntades, todo un hombre para ella. Pero a diferencia de Stern Elite, él era un chico mimado nada más. 

La fogata a orillas del lago estaba inmensa, Camille también estaba festejando con Jhin y el resto del cuerpo académico de distintas academias, todos cantaron alrededor de esas enormes llamas, todo parecía estar bien. 

— Y pensar que ya no te volveré a ver...— Se lamentó Gerald, se estaba despidiendo de Annie, Riven y Yasuo. — Bueno, hasta que ustedes decidan regresar allá y casarse, y también por supuesto que...
— Ay ya no te pongas tan semental, ¿no? — Riven le dio un pequeño abrazo.— Lo lamento mucho, pero lo nuestro jamás hubiese funcionado. — Rió por su comentario y lo mismo hizo el resto. 
— Sé que estabas profundamente enamorada de mí, pero creo que seguiré intentando por allá...¿no te parece? — Gerald giró la cabeza mirando a Britanny que se divertía bailando junto con Christopher. 
— No pierdas las esperanzas. — Yasuo le dio un leve golpecito en el hombro.— Eres guapo y de seguro querrá regresar contigo. 
— Sin duda, pero tampoco tengo competencia contigo, es decir, eres incluso más galán que yo en todo aspecto, prefiero aventurarme en cosas nuevas a estar siempre baboso por alguien que ni siquiera nota mi existencia. 
— ¿No la nota? Por algo estuvo contigo, solo hazte el interesante, no muestres mucho interés, ejercítate como siempre y bueno, concentrado en lo que amamos, ¿no? — Riven le hizo una seña por el deporte que practicaban.— Creo que por eso Yasuo le llamó la atención, su rostro neutro y misterioso, seguramente es eso. 
— Fue eso, ella me lo dijo. — Afirmó Gerald.— Antes fui así, cuando no me interesaba en lo absoluto, pero...supongo que no es real y solo una obsesión, prefiero que algo sea de verdad. — Hizo pequeños brincos para quitarse eso de la cabeza.— En fin, Annie. — Llamó la atención de la muchacha.— Espero te vaya excelente aquí, por fin estás más tranquila, sé muy feliz. 
— Ya lo soy, tengo una hermosa familia. — Afirmó Annie tomando las manos del contrario en alto.— Por favor, escríbenos cuando tengas la posibilidad. ¿Bueno? — Se acercó para darle un abrazo fraternal, esto llenó de ternura a todos, menos a Graves que no dejaba de estar botando humo por la boca. 
LeBlanc estaba al lado del maestro con ojos de curiosidad, sabía perfectamente lo que estaba ocurriendo, ¿y cómo no? llevaba meses conociendo a Graves e inconscientemente él le contó todo lo que vivió anteriormente de la academia, incluso de una muchacha llamada Annie. Tal vez jamás sabría de ella, pero cayó la causalidad que fuera su compañera de cuarto. Que estuviera en la academia fue un chorro de agua fría para ella, pensaba muy seguido en las malas pasadas que podría hacerle si intentaba llegar al maestro, pero si cometía alguna falta, de seguro sería expulsada. 
Graves era un tipo muy profesional, jamás se propasó con nadie, con la única que intentó tener algo no pudo, pues Sarah era una mujer de carácter y muy poco accesible o tal vez mucho, no lo tenía muy claro, pero en el tiempo que compartía con LeBlanc las cosas cambiaron de un momento a otro, repetía la historia en cierto aspecto, pero no era similar a como lo fue con Annie. Ambas tenían un temperamento diferente, historias diferentes, todo era diferente, lo único que ambas compartían seguramente era la atracción que había por parte de él. 
Por un tiempo Graves olvidó a Annie, era parte de su pasado, pero al conocer a LeBlanc volvía a repetir lo mismo, aunque la última no fue tan osada en demostrar alguna clase de sentimientos románticos, simplemente encontró desprevenido a Graves en el salón de cuarto al atardecer, fue ahí con los últimos rayos de sol que esa atrevida joven besó los labios del contrario buscando alguna experiencia nueva. 
Annie en parte era una amenaza para LeBlanc, Graves era un hombre confundido y temeroso.

— Contraerán cáncer si sigue fumando así. — Sus brazos estaban cruzados, estaba tensa realmente. 
— Eso no debería importar, mocosa. — Volteó pues no le apetecía seguir viendo a Annie al lado de ese desconocido. — ¿Desde cuándo tan preocupada por mi salud? Deberías estar así de preocupada por tus calificaciones, aún sigues siendo una inmadura. 
— ¿Una inmadura dices? — Quebró cadera cuando dijo aquello.— No te parecía una inmadura hace días atrás. — Se alejó de él dejándolo sin palabras, ella sabía cómo defenderse. 
Graves molesto simplemente marchó al lado de otros maestros donde cambió totalmente su actitud. 

La gente poco a poco se iba haciendo más, compartían dulces, bailes, vivencias, números de teléfono, correos, tarjetas, direcciones donde podrían pronto reunirse y divertirse. 
— ¿Y? ¿qué me dices? — Bruno se puso frente a Caitlyn que estaba distraída viendo las chispas de la fogata. 
— ¿Qué cosa, perdón? — Aturdida miró al mayor con una sonrisa amable. 
— Que si acaso nos juntaremos, digo, si a ti no te parece mal, es decir...— Se rascó la cabeza nervioso.— Nosotros ya nos vamos así que, bueno, tampoco quisiera perder contacto contigo, me he llevado una magnífica impresión de ti además debo añadir que eres hermosa y bueno, tal vez, salir...yo...— 
Camille, Jhin, Karma y el resto rió por el comentario tan nervioso del chico, pero Viktor abrió los ojos con impresión, con algo de frustración expulsa aire por las narices como si fuera un toro enfadado. Caitlyn amistosa se negó. 
— Puede que nos reunamos con más personas, debo darte las gracias por siempre darme halagos, no faltaron y me hicieron sentir bien, pero debo rechazar la idea de tener un noviazgo en estos momentos porque yo, bueno pues, te veo como un hermano mayor y...— 
Eso hizo que Viktor sonriera por el triunfo, no por las palabras de Caitlyn sino por el rostro desfigurado que tuvo Bruno al oír esas palabras, pero más gracia le causó al ver la expresión de los presentes. Todos pensaban que Bruno era un excelente partido para Caitlyn, un joven atractivo, pero ella ya tenía claro a quien amaba. 
— Está bien...— Cortó Bruno tan amable como siempre.— No insistiré, está claro que tus corazón no me corresponde para nada. — Se acercó para tomar las manos de todos.— Nos veremos en alguna otra ocasión, hasta pronto. —
Cuando el muchacho por fin se retiró del lado de los presentes, ellos llenaron de preguntas a Caitlyn que no estaba muy contenta con sus opiniones, después de todo, ellos no debían interferir en su vida privada. 
— Seguramente ya estás enamorada de alguien, ¿no es así, querida? — Camille se puso a su lado con cierta sonrisa burlona. 
— Iré a buscar más jugo, ¿no les molesta verdad? con su permiso. — Y se retiró sin decir absolutamente nada respecto al tema anterior. 
— Esa chica si es curiosa, me gustaría saber quién está alojando en su corazón. — Murmuró Camille. 
— Quién será...— Karma cruzó los brazos sabiendo que el amor de esa muchacha estaba al lado de ella, era Viktor. 
— ¿Que tal si nosotros nos vamos a divertir? la competencia acabó y estamos aquí preguntándonos cosas que no nos debería importar. — El contrario de inmediato caminó en dirección opuesta, sin querer había peleado con Caitlyn en las competiciones pues sus celos habían dominado mucho su visión, aunque ella siempre mostraba fidelidad en sus sentimientos. Se mostraba indiferente, tan frío que esto hirió mucho a la chica, pero ella no demostraba absolutamente nada. 
Incluso Viktor se comportó como un niñato resentido acercándose cada vez más a Karma con intenciones que la confundieron. 
— A mi me parece que Karma hace hermosa pareja con Viktor. — Comentó Garen haciendo que la nombrada se sonrojara. 

Luxanna por otro lado veía como Ezreal se divertía con las chicas, por supuesto que siempre estaba rodeada de ellas, no le daba inseguridad, solo le daba gracia que se llenara de elogios, lo volvían un ser egocéntrico pero divertido. 
— ¿Tienes un tiempo? — Lux sonrió pues la nueva alumna estaba algo inquieta por buscar a alguien que si la entendiera. 
— ¿Qué ocurre, Annie? — Fue con ella sin ninguna objeción. 
— Es que, hay mucha gente y quería ver...es que veo que todas están emparejadas y bueno, tu novio está allá, ¿qué tal si hablamos o charlamos? 
— Por supuesto, ¿quieres ir a un lugar más tranquilo? — Lux tomó la mano de la contraria para llevarla al pequeño bosque más atrás del lago, ahí en unas bancas se sentaron cómodamente para charlar. Si bien no estaban del todo solas pues transitaba gente, también habían maestros compartiendo alguna bebida. 
Antes de que comenzaran a conversar, Annie notó a un hombre de aspecto furioso, fortachón, sabía que él estaba en el campus cuando la academia recibió el premio de la competencias, solo no sabía de quién se trataba. Darius conversaba con algunas otras jefas de deportes de otras academia.
— Ese hombre me atemoriza...— Comentó Annie estremeciéndose un poco. 
— ¿Quién? — Luxanna miró en dirección donde veía su compañera. — ¿Él? Bueno, todos le tienen cierto respeto. Todavía te falta conocer a los maestros de este lugar, sin muchísimos pero solo algunos te impartirán clases. Por ejemplo, Darius es jefe de deportes y jefe del tercer grado B, LeBlanc asiste a su clase. 
— Será que de ahí sacó su mal carácter...¿no? 
— ¿Ella? Siempre ha sido así, por eso la gente trata de evitarla, solo hay un hombre en la tierra que la soporta y está en su misma clase, pero no le prestes mucha atención. 
— Siempre trato de evitarla, cuando llego no me habla, ni siquiera me mira, simplemente hace sus cosas y se acuesta, solo una vez me dirigió la palabra y me dijo que apagara la luz, que era una infantil por estar con mi llavero favorito. — Se apartó un mechón de cabello. 
— No la tomes en cuenta, ella es así, pero repito, si te causa problemas, solo pide un cambio de habitación y Camille te la cederá y si no es así, pues tocas la puerta de cualquiera de nosotras y te invitarán a dormir en sus camas, como todas saben su actitud, te aceptarán de inmediato. — Luxanna no dejó de mirar donde estaban todos los maestros, pronto se reunieron más, ahí estaba Viktor, Camille, Karma, Sarah, Garen, Graves, Vayne, Fiora, entre otros. 
Annie y Lux miraban a respectivos personajes, ambas notando un ligero choque de sentimientos. 
— Sé que esto ya lo conversamos, pero...¿todavía sientes algo por Graves? — Lux fue disimulada en preguntar, lo que no esperaba o se imaginaba que unos oídos curiosos estuvieran a un par de pasos escuchando su conversación. 
— No lo sé, cuando lo vi en la clase se me hizo un revoltijo, quisiera pensar que todo acabó, pero ya no hay nada, tengo que rendirme. Sé que nunca lo busqué porque no tenía cómo, pero si hubiera sabido que aquí estaba, seguramente buscaría la forma de estar mucho antes acá, aunque ahora veo que no vale mucho la pena. — Se fue con rodeos, Luxanna solo la miró con tristeza, Annie no podía mentir y eso se le notó.— No puedo mentir...
— Eso es un sí entonces, no puedes dejar ese sentimiento de lado. 
— Por mucho tiempo sentí un vacío que nadie podía llenar, ni Riven, ni nadie, cuando lo conocí a él pudo cambiar algo, cubrir ese hueco doloroso, lo parchó con gentileza y me enamoró, no contaba que eso iba a ser incluso más crudo que otra cosa. — Se lamentó. 
LeBlanc al escuchar eso simplemente se retiró, era lo único que debía saber. — Y bueno, ¿cuál fue el maestro que amabas tanto? 
— Cuando vi tu rostro me recordó mucho la historia que tuve con él, lo conocía bastante bien, bueno, todavía porque es un buen amigo de mi hermano. Cuando todavía era un estudiante de esta academia, yo apenas cursaba primaria en la cadena de academias de King Justice. — Sonrió levemente.— Siempre me cuidaba, incluso más que mi hermano, tenía un carácter muy fuerte, se enfadaba con facilidad, pero por mucho que se enojara conmigo, muy pronto ese mal genio se desvanecía. Jamás lo pude ver como un hermano, como un amigo tal vez, pero mi peor error fue proyectar mis sentimientos en él. — Se tocó el corazón sin dejar de mirarlo, inevitablemente Darius volteó para ver el entorno y se topó con los ojos de Luxanna, su rostro se endureció como el de ella. — Dicen que si mentalizas algo en tu corazón y cerebro esto se cumplirá y así fue. Anhelé a ese adolescente, anhelé a ese hombre y sin que nadie se diera cuenta nos enamoramos, nos besamos e hicimos el amor, fue así durante años, pero... — Despegó los ojos de Darius para ver a Graves abrazando a Sarah y como Darius intentaba separarlos.— Pero tal vez fue mi inseguridad y mentalicé algo mal, este año llegó Sarah fortune y otros maestros a la academia, Darius se fijó en ella, tal vez estaba enamorado de mí, pero es un instinto masculino que posee que quiera tener a una mujer más grande, no lo sé...— Volvió la vista a Annie que estaba igual de descolocada que ella viendo a Graves abrazando a Sarah. — Ella sin duda es una maestra muy atractiva, absolutamente todos los maestros le han puesto alfombra roja en su camino, incluso alumnos y uno que lo hizo todo por ella, salió lastimado, ahora ese alumno y yo estamos juntos. Pasó lo peor, sentimos rabia, impotencia, pero el destino nos unió y ahora nos cuidamos siempre. — Lux terminó de decirlo pues Ezreal venía a buscarla. 
— Entonces...— Annie vio al rubio sujetar la mano de Luxanna con amor y levantarla en sus brazos. — ¿Él también estaba ena...
— Sh...— Ezreal puso sus dedos en sus labios.— Exactamente, pero en ocasiones puede ser un error, ellos a nosotros nos ven como unos críos, pero ellos finalmente lo son porque cuando ven que pierden algo valioso, buscan por todos los medios recuperar lo que ya está perdido. —
Sarah venía a Ezreal abrazado con Luxanna, lo mismo Darius que al parecer poco le importaba o al menos eso hacía pensar. Graves también vio a la misma dirección encontrándose con la mirada de Annie, ésta rápidamente vio a otro lado. 
Ella pensaba que tal vez solo era obsesión, dejaría que las cosas siguieran su camino puesto que Graves fue el que huyó, no ella, tenía que ser fuerte, tenía que cambiar su actitud. 
Su pecho se hinchó para darse valor, empuñó la mano derecha en muestra de rebeldía. 

La celebración acabó tarde, sin embargo no hubo mucho que limpiar pues los alumnos se esmeraron en asear cada rincón que utilizaron para las ventas de sus puestos, nada quedó a la ligera, también se preocupaban de que los auxiliares de aseo no hicieran más de su trabajo puesto que ellos debían hacerse cargo de sus cosas. 
Los maestros se despidieron de otros ajenos a la academia, los muchachos también se retiraron en los autobuses que los llevarían al aeropuerto. 
Cada uno de los alumnos se llevaría un grato recuerdo, momentos inolvidables, divertidas escenas, competencias que encendían el compañerismo. Pronto habrían más actividades, tal vez no deportivas sino que de otra índole. 

— Qué cansada estoy...— Lux bostezó cansada de tanto trabajo, ella había colaborado con la limpieza del lugar. 
— Ni lo menciones, siento que recogimos más de cien kilos de basura y fue muy poco en verdad. — Sejuani ya se iba arrastrando por el suelo, llevaba a Bristle en los brazos pues su mascota estaba profundamente dormida. — ¿Qué tal vas Riven, te duele mucho?
— ¿Cómo me va a doler si estuve casi todo el día en brazos de Yasuo? Y si no era en sus brazos, estaba sentada, y si no era sentada, pues ahí apoyada con la muleta, pero estoy bien, gracias por preocuparte. — Iba a abrir la puerta pero Sejuani se adelantó, cuando iba a entrar se dio cuenta que faltaba alguien. — Oigan, ¿dónde está Annie?
— ¡Ah, no te preocupes! — Se adelantó Luxanna en contestar mientras iba a la puerta del lado.— Garen ha pedido charlar con ella un momento, seguramente se animó para pedirle que se una al club de química o qué sé yo, pero no te preocupes, está con él. 
— ¿El club de química? ¿existe siquiera ese club? — Sejuani dejó la cabeza fuera para preguntar. 
— No lo sé, no siempre estoy pendiente de los clubes que hay, y menos si son de mi hermano. — Luxanna abrió la puerta encontrándose con Jinx en ropa interior. — Vaya sorpresa...— Rió.— Buenas noches chicas, nos veremos mañana, descansen. — Cerró la puerta suavemente. — ¿Y bien?
— ¿Y bien qué? — Jinx se apuró en ponerse una manta encima.— Si piensas que pasó algo malo, no ha pasado nada aquí. — Explicó rápidamente no resultando para nada bien pues Luxanna quería pasar a la habitación, pero Jinx astuta bloqueó el paso a ese lugar. 
— ¿Ocurre algo?
— ¡NO! digo...verás, dejé desordenado y bueno, prefiero que no pases. — Arrugó la boca para que su amiga entendiera. 
— ¡Jinx! — Abrió los ojos sorprendida, más que sorprendida, divertida. — Ya vale, me quedaré por aquí y miraré la televisión y haré como que nada ha pasado. — Apresuró a la más alta para que echara de una vez a Kayn que estaba en la habitación. 
— ¡Gracias! — Gritó el individuo del otro lado haciendo que la rubia explotara de la  risa y Jinx se avergonzara. 
No tardó mucho en salir de la habitación, lo más natural es que hubiera optado por la puerta, pero eso sería muy sospechoso así que salió por la ventana como todo un ladrón. 
Jinx ya más compuesta se acercó a la rubia para abrazarla por la espalda rodeando su cuello con sus delgados brazos. 
— Lo siento, lo siento...— Jinx dejó pequeños besos en el cuello de la rubia.— Pero es que, bueno, la carne es débil. 
— Ay Jinx, ¿por qué me das explicaciones? — Corrió ligeramente el cuello pues le causaba cosquilla los besos de su amiga.— Ahora que puedo ir a la habitación iré a bañarme y dormir, ha sido un día largo, estoy agotada. — Se soltó de ese abrazo para después caminar por el pasillo.
— Lux, hoy te vi con Annie...— Dijo Lux con algo de celos.— Sé que es raro esto, no vayas a pensar algo malo de mí. — Alcanzó a su amiga en la habitación, en ese lugar se puso más cómoda en su desordenada cama.— Jamás te he hecho alguna escena de celos, pero... es que soy muy posesiva contigo, no sé si me entiendes. — Jinx no podía evitarlo, Luxanna fue la única chica que no tuvo miedo en acercarse a ella cuando todos pensaban que ella era una lunática sin remedio y sin familia. 
— Jinx...— Lux iba a buscar alguna braga para ir a la ducha, bañarse y poner su pijama, pero esas palabras hicieron que estuviera un poco pensativa. — Jamás pensaría que eres eso, pero...¿qué te da miedo? tú eres mi gran amiga, sabes que siempre socializo con todo el mundo. 
— Mira, sé muy bien tu historia pasada aunque te costó contarmela, y llegando ella las cosas se complican porque no quiero que vuelvas a caer en los brazos de tú ya sabes quién. — Admitió.— Esta tarde vi como te ibas con ella y veían donde estaban los maestros. Sé muy bien que no es de mi incumbencia, pero aún así, no encontré nada extraño hasta que vine hasta acá. — Juntó los labios de par en par para darse ánimo de hablar. — No sé si es idea mía, pero esa chica tuvo algo con un maestro de acá, ¿no?
— ¿Y tú cómo sabes eso? — Se acercó a Jinx para que bajara la voz con el ceño un poco arrugado, cuando estuvo a su lado susurró. — ¿Cómo es que sabes eso? ¿nos espiaste?
— No, no es eso...— Levantó las manos para negar con ellas.— Es que, con eso me admites que sí, y bueno, tengo que contarte algo. LeBlanc...
— ¿Qué tiene que ver ella aquí ahora? — Rodó los ojos como si fuera lo peor del mundo. 
— Cuando pasé al lado de ustedes ella estaba ahí escuchando lo que hablaban, después de eso la topamos hablando con Vladimir sobre Annie y Graves, ella admitía que Annie estaba enamorada de Graves y que él no estaba claro, también dijo que ella había besado al maestro, claro que no lo dijo tan abiertamente, fue algo como: ''Y yo que probé los labios de Graves, ahora siento que no hay marcha atrás.''
— ¡Zorra! — Lux maldijo, eso era lo peor. — ¿Y qué más?
— Bueno, solo eso porque Kayn me apresuró para...¡no entraré en detalles! — Golpeó la cama.— El tema es que, si bien la nueva chica es tierna y todo, pero no quiero que toques el tema sobre quién amaste, no quiero que sufras, no quiero. Si ella debe arreglar su situación amorosa es asunto de ella, no el tuyo, no eres una chica con poderes. 
— Jinx...— Sujetó sus manos.— No tienes de qué preocuparte, Darius y yo no hemos vuelto a hablar, además...su interés no está en mí, está en Sarah y así debe de ser...— Su tono se oyó tan apagado que esto hizo dudar a su compañera, sin embargo esta no dijo nada más para dejar el tema cerrado. — Y ahora quiero darme una ducha. — Besó la frente de la contraria que también estaba bañada. 
La peliazul quedó con una corazonada, esperaba que no fuera real, no quería que Lux estuviera con Darius, no después de que él la humilló. 

A pesar de la hora, Garen le pareció apropiado llamar a Annie para una conversación que duró aproximadamente una hora o dos, ambos compartieron gustos sobre compuestos químicos, pero también tenían desacuerdos, él la invitó a ser participante activa en algún club, nombró a algunos que podían ser de su interés pero ella se negó puesto que debía adaptarse primero a su nueva forma de vida. 
Cuando la charla acabó, el primero en ir a la residencia fue Garen pues mañana debía dar clases a primera hora, atrás de él fue Katarina que ante los ojos de Annie era una estudiante normal que solo se despedía de su maestro, nada fuera de lo normal. 

— Así que...tú eres la nueva estudiante. Bienvenida, preciosa. — Vladimir interrumpió la vista tranquila de Annie. 
— ¿Eh? — La chica volteó para ver su cabello albino, de principio se avergonzó que le llamara de esa forma, pero luego se sintió como un tomate maduro y rojo pues el chico era tan impetuoso que tomó la mano de la contraria y la besó en los nudillos. — Yo soy, yo soy Annie. — Repitió como tonta. 
— Vladimir, para servirte, princesa. — Su sonrisa seducía a cualquiera, si él quería coquetear con un arbusto, el pobre arbusto ya estaba enamorado de él, así era, un don juan cualquiera. — ¿de dónde eres? 
— Bueno, soy de acá pero no me educaron acá sino que en otro lugar, tengo dos hermanas. — Contó entrando en detalle tan pronto como pudo.
— ¿Sí? ¿tienes hermanas en esta academia? — Se extrañó pues generalmente él sabía la vida de casi todos. 
— Sí, Riven es mi hermana menor y Margarita es mi hermana mayor. — Decir eso le llenó el corazón, era extraño decirlo de esa forma.
Vladimir no pilló la información, ¿cómo es que Riven tenía una hermana y encima Daisy? Iba a hacer otra pregunta, pero se adelantó en tomar el mentón de la chica. 
— Ya veo de donde viene tanta belleza...— Su voz ronca se acercó al oído de la chica.— Pero tú no te comparas con...
— ¡Vladimir! ¿qué haces a estas horas fuera de la residencia? —
Annie estaba congelada, ¿quién se creía ese tipo para acercarse así? desconfiada apartó su rostro del otro, ni siquiera se dio cuenta de quién gritó, solo cerró los ojos y así echarse a correr donde fuera, pero una mano firme, cálida y familiar sujetó su muñeca, era Graves que llamó la atención de los dos. 
— Maestro Graves, ¿por qué siempre aparece en los momentos menos oportunos? — Se lamentó Vladimir, no había podido concluir su plan. — Solo quería ser amable. 
— ¿Amable acosando a una nueva estudiante? Vete, si no quieres que reporte esto a Camille.— Dijo duramente. 
— Deberías reportar tu amorío con Leblanc...— Murmuró audible solo para él aunque Graves si captó algo de lo que dijo. 
— ¿Qué has dicho? 
— Nada, nada. — Se acomodó la chaqueta negra.— Hasta mañana maestro...— Miró luego a Annie para guiñar un ojo.— Hasta mañana preciosa, descansa. — Y se fue perdiéndose en el camino de la residencia con teléfono en mano, un momento oportuno para hacer una pequeña llamada a su amiga. 
— ¿Qué se supone que haces a esta hora fuera de la residencia? — La voz gruesa de Graves intimidó a Annie, él sabía que estaba siendo duro, pero sus razones tenía. 
— Lo lamento, es solo que estaba conversando con el maestro Garen y no me fijé en la hora y de la nada apareció él y ...— No pudo terminar sus palabras pues Graves la jaló a otra dirección, ambos apresuraron el paso, ella no tenía ni la menor idea de dónde iban. — ¿Dónde me lleva? — Sus pies intentaban copiar el ritmo de Graves, en ocasiones corría para igualar. 
Él no contestó nada hasta que llegaron al establecimiento, con prisa subieron hasta el cuarto piso donde por fin se encerraron los dos en el salón. — ¿Qué estamos haciendo aquí? — La muchacha trataba de recuperar el aliento, ¿y cómo no? si estaban casi en el camino del lago y recorrer todo eso llevaba tiempo.  
— ¿Qué haces acá, Annie? — El mayor se sentó en el filo de la mesa de maestros, esperaba una respuesta firme, concreta, la presencia de esa chica le ponía nervioso. 
— ¿Cómo? Pues...es una larga historia, pero resumiré que Riven y Yasuo pidieron ingresarme a esta academia...
— ¿Me estás siguiendo, Annie? Te dije que...
— ¿Qué está diciendo? ¿siguiéndolo? ¿y cuál sería la motivación para hacerlo? — Annie tuvo agallas para contestar, generalmente siempre bajaba la cabeza y lloraba, pero esta vez no. — Mi mundo no gira alrededor suyo, ¿sabe? — Se acercó unos pasos hasta Graves para enfrentarlo de una buena vez. Observó sus lentes de marco blanco, su barba bien perfilada y corta, labios firmes, sus ojos, su nariz, su perfume suave, su camisa apegada a su torso, sus pantalones. — Solo...solo no piense que estoy aquí por usted, ni siquiera sabía que estaba enseñando aquí...
— ¿Tan rápido olvidaste que me amabas? — Dijo sin más, no tuvo filtro siquiera en mencionarlo. Annie no esperó esa pregunta, fue como una daga de hielo atravesando su garganta. Un miedo recorrió su espina dorsal, soltó junto con eso un suspiro ahogado que intentó fuera disimulado; no lo logró. — ¿Todavía estás enamorada de mí? 
— ¿Por eso se fue, cierto? ¿porque abrí mi corazón? — Annie no quería oír, admitir, ni siquiera sabía qué pasaba por su cabeza en esos momentos. 
Graves buscó en el cajón derecho de arriba sus cigarrillos de tabaco, llevó uno hasta su boca donde pronto lo encendió y comenzó a fumar para relajarse. El humo salía y nublaba parte de su vista como la de la muchacha. 
— Já, no estás ni cerca de eso, mocosa. Recibí una mejor oferta para trabajar, así que simplemente me largué, no tenía felicidad en ese lugar. ¿Por qué se te cruzó por la cabeza que serías tú el motivo de mi retiro? no tuvimos absolutamente nada, Annie. Siempre te vi como una mocosa inmadura, sigues siendo una niña. — 
Graves no le veía la cara a Annie puesto que estaba dándole la espalda, ella no dijo absolutamente nada, simplemente arregló su flequillo para ponerlo detrás de su lóbulo, sonrió levemente y caminó hasta la puerta en silencio. Dolía, en verdad estaba doliendo. 
— ¿Eso es todo lo que tiene que decir? porque si no ha terminado le pediré que continúe mañana, estoy cansada y... 
— ¡Graves! — Se escuchó gritar desde el pasillo, una voz femenina que no era nada más ni nada menos que de LeBlanc. Todavía no abría la puerta para cuando gritó en la puerta y en un lapsus lento pronunció: — Quiero que me beses como lo hicimos, lamento haber discutido contigo, sabes que yo... — Su presencia no fue nada cómoda para él ni para Annie. — ¿Qué haces tú con...Graves? — LeBlanc estaba furiosa, no soportaba ver al mayor con alguien más, ni menos con una chiquilla. 
— Perdón, yo ya me iba. — Annie no corrió, solo se abrió espacio entre LeBlanc y la puerta para pasar. 
Graves vio como Annie se iba sin una pizca de dolor, seguramente había superado todo lo de un pasado, pero ¿por qué no lo vio para despedirse o algo parecido? 
— ¿Qué hubiera pasado si no estaba con una alumna y era un maestro? ¿qué te ocurre? — Graves se levantó algo molesto, apagó el tabaco en el cenicero y tomó la muñeca de LeBlanc.
— No soy tan tonta, Graves. — Escupió sin nada más que decir.— Sabía que la ibas a buscar, ¿por qué lo haces? ¿todavía sientes algo por ella? 
— ¿De qué hablas? Estábamos hablando sobre su llegada, no quería que me siguiera. 
— Pero estás siguiéndola tú y no ella a ti, ¿no te das cuenta? 
— Evaine, te aprecio mucho, pero contigo no puedo tener una clase de romance. 
— ¿Qué estás diciendo? ¡Te gustó cuando nos besamos y después hicimos el amor en este mismo lugar! — LeBlanc se cruzó de brazos.— No soy un juguete, tú lo dijiste, me esperarías...
— Fue un error, ya te lo dije, no debió haber pasado eso. 
— No, Graves, no hay errores y tú te enamoraste de mí y yo de ti, no hay trucos en eso. — Cortó firmemente. — No te voy a prohibir nada, tú verás, pero lo que pasó entre los dos no lo olvidaré, soy mucho mejor que ella, no soy una niña inmadura, soy incluso mejor que ella...— Aunque LeBlanc parecía una mujer muy dura, en el fondo si sentía miedo pues había abierto su corazón a alguien incorrecto pero que finalmente pudo ver el lado bueno de ella, cosa que nadie hacía. 

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