¿Por qué lo haces?

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El olor a libros en la biblioteca sumergía a cualquiera, a muchos les provocaba un sueño increíble, a otros les aumentaba las ganas de estudiar algo nuevo que no solo se trataran de las clases. Por lo general muy pocos alumnos iban a ese lugar, en ocasiones solo para información necesaria de la clase, pero como sitio recurrente no pasaba. 
El fin de semana en King Justice School eran sagrados, siempre se hacía alguna actividad para los alumnos, podían vestir cómo querían, ir donde ellos gusten siempre y cuando sea dentro de la academia. En ocasiones se daban permisos especiales para que salieran fuera del lugar, pero eso era muy poco frecuente ya que solo los mejores alumnos con calificaciones altas lo obtenían y que tengan supervisión de alguna criada por parte de su familia. Es decir, los que tenían un privilegio así eran los más adinerados. 
La primera semana de clase pasó con mucha gloria para los nuevos y viejos maestros, algunos también huían un momento del recinto educativo para divertirse fuera, pero volvían en cosa de horas pues seguían muy bien el reglamento. 
Vladimir se esmeró desde el cuarto día para ponerse acorde de las clases de física que al parecer eran las más difíciles. Vayne por supuesto no era una maestra muy dulce ni nada parecido, sino que era incluso más estricta de lo normal, seguía una línea de educación que nada ni nadie podía romper. El primer día Vladimir sintió un poco de terror pues le regañó un par de veces por no entender, incluso por estar distraído, el segundo día tomó un poco las riendas porque en su habitación, Zed que hasta ahora era indiferente con él, inició la charla para poder ayudar en lo que podía lo que causó mucha curiosidad en el albino que no lo había tratado muy bien la primera semana. 

— Tengo permiso especial para salir hoy, mamá me envió a Krisny para que cuidara de mí mientras salgo, pero ya sabes que dejo que haga lo que quiera y al final me quedo sola. — LeBlanc estaba arreglando su cabello para poder salir, su criada esperaba afuera del establecimiento con un hermoso auto y el conductor que la llevaría donde ella quisiera. — Me siento aliviada...
— ¿Sabes? han pasado solo cinco días desde que tuvimos esas supuestas citas, te noto diferente. — Syndra por su parte estaba con un hermoso vestido de color índigo, algo muy casual pues no pensaba ir a ningún sitio. 
— Las cosas que ocurrieron me han hecho pensar un poco y la verdad es que tenemos mucho parecido entre ellos, nuestros padres son en parte culpables, pero mientras ellos viven me aprovecharé de lo que me dan. — Se encogió de hombros en lo que aplicaba un poco de labial en sus labios. — ¿Y tú no piensas salir?
— No, no tengo ganas de salir, ¿sabes? me la pasé todas las vacaciones visitando lugares y me apetece un poco de tranquilidad. — Sonrió algo burlona. — La verdad no es esa...— Comenzó a reír en lo que se acomodaba en la cama para abrazar sus piernas.— Vladimir me ha propuesto algo y nos juntaremos en un rato más para que le enseñe el resto de la academia, sabes que es muy grande, casi como un pueblo completo, seguramente lo llevaré a las caballerizas. 
— ¿Y desde cuándo que ustedes se llevan tan bien? — Tomó su bolso de mano para caminar a la entrada. 
— Desde que dejó esa actitud de niño mimado, generalmente me está buscando después de clases y luego se va donde la maestra Vayne para estudiar, incluso me ha enviado mensajes de texto, creo que llamo un poco su atención. — Confirmó Syndra.— De todas formas, no me vendría mal un poco de afecto después de todo lo que he pasado con Zed. 
— Qué guay, no me extraña que le atraigas, eres preciosa, ¡y ya me voy! — Apegó sus dedos sobre sus labios para hacer sonar un tremendo beso y lanzarlo por los aires.— Nos vemos mi queridísima, portate bien y no hagas cochinadas. 
— ¡LeBlanc! — Lanzó una almohada justo cuando la última cerró la puerta. 

En las otras habitaciones del fondo del recinto de damas se encontraba un grupo de chicas a punto de salir a un día de picnic que habían organizado con los chicos de su clase y de otra clase para variar. 

— ¡Anda ya Vi, sal de ese baño de una vez, queremos ver cómo te queda el vestido! — Exigía Xayah con bastante curiosidad, además el resto de muchachas alentaba a VI. 
— ¡Ni de bromas, me siento incómoda! — Se escuchaba el grito de la pelirosa con fuertes ecos del baño. — ¿Cómo se supone que voy a jugar con estas prenditas?
— Qué exageración la de esta mujer, por todos los cielos. — Katarina apegada sus manos a su rostro. — Si solo es un vestido casual, ridícula, ¡sal de ahí de una buena vez que se nos hace tarde! 
— ¡Me da mucha vergüenza! Además parece que tuviera senos de gorila y trasero de elefante, me sienta feo. — Seguía con su berrinche. —
La puerta de la habitación era golpeada tres veces y luego entraba la visita, se trataba de Sona que preguntaba si estaban listas, pero como no hablaba, lo único que hacía era mover la mano con prisa. 
— ¡Mira que ha llegado Sona para buscarnos, eso quiere decir que los chicos ya están afuera! — Lux se estaba desesperando. — Además, si no sales, ¿cómo piensas gustarle a Jayce? 
— ¡¿Qué?! — Gritaron todas mirando a Lux. 
— ¡Luxanna Crownguard, te asesinaré! — Salió una ruborizada VI del baño, casi por inercia a cubrir la boca de la rubia. 
— ¡Pero qué mona te ves! — Juntó sus manos Janna encantada con su nuevo estilo. 
Las chicas aplaudieron entre elogios a VI, se veía tan tierna con el cabello un poco rizado, un tanto de maquillaje y ese vestido negro algo corto con sandalias de tacón blanco y negro. 
Afuera estaban los chicos esperando ya con impaciencia. 
— ¿Pero por qué tardan tanto? si solo iremos a la zona baja del lago. — Se movía de un lado a otro Rakan. 
— Pues por lo mismo, son chicas y ellas siempre tardan en arreglarse, al final yo siempre pienso que quedan iguales. — Alzó las manos Lee Sin hablando lo obvio. 
— Jamás debes decir eso a una mujer. — Respondió Sylas. — Ellas se ponen hermosas para cualquier ocasión. 
— Cof cof por si la po...— Ekko iba a terminar su frase con gusto pero Yasuo nuevamente lo golpeó en la cabeza. 
— No seas sucio, además ahí vienen, por fin. — Cambió la página de su libro favorito.— Vaya...
Los chicos quedaron sin habla al ver a VI, sobre todo Jayce que jamás la había visto tan guapa. 
— ¿Esa es VI? — Xin Zhao intentó ver mejor achinando un tanto sus ojos. 
— Pero qué guapa está. — Celebró Riven que estaba al costado de Yasuo. 
— ¿A qué hora llegaste tú? — Yasuo cerró el libro que leía para ver a una casi deportiva y casual Riven. 
— Hace un rato estoy al lado tuyo, no te hagas. — Se acercó al resto de las muchachas. — Por fin chicas, ya hemos montado las mantas y la comida en sus lugares, hemos hecho un gran trabajo con Sejuani, vamos ya, ¿no? 
— ¿Y quién está cuidando la comida ahora? — Preguntó Kai'sa. 
— Ah pues Zed y Akali, están abajo cariñosos como siempre, ¡ay ya vamos!  — Riven se subió a la espalda de Yasuo para ser llevada, algo que él no le molestó pues estaba acostumbrado a esos juegos. 
— Qué linda te ves hoy, VI. — Jayce elogió a la pelirosa causando un rubor notable en sus mejillas. 
— Ah...gracias, pues no me mires tanto que me da nervios. — Ambos rieron a par, enseguida bajaron con el resto de los chicos. 

Cuando estuvieron a los pies del lago, las muchachas comenzaron a sacarse los zapatos para sentir la arena en sus pies, los otros hicieron exactamente lo mismo. 
Como pensaron, Akali y Zed estaban comiéndose a besos en ese lugar. 
— Despeguense un rato, ¿no? — Pidió Shen con tono divertido.— Las hormigas se llevan la comida. — 
No eran hormigas, sino que se trataba de Jinx, tenía la boca llena de galletitas saladas. 
— Ash, nho exhageren, sholo erhan alghunas...— Alguna miga se escapaba de sus labios. 
— A mí no me miren, traté de detenerla, pero tenía mucho apetito. — Se disculpó Kayn que estaba acostado en una de las mantas. 
Más allá estaba Varus, Pantheon,Rengar y Malzahar jugando con una pelota de playa, Nidalee junto a Ashe, Leona, tryndamere estaban metidos en el lago jugando a las guerras, Draven sostenía a Nidalee sobre sus hombros y la lanzaba al agua. Talon por su parte estaba tomando una siesta en una de las mantas de más allá. 
Al fin todos se acomodaron en alguno de los puestos. 
— ¿Y Ezreal? también falta Quinn y el resto. — Katarina no se acordaba de todos los nombres. 
— Ah, Ezreal salió por el permiso especial, Diana está con el taller de pintura que abrió con el maestro Taric, Lucian está en basquetbol, Ahri está expulsada todavía, Quinn no tengo idea de dónde está, pero dijo que estaría acá más tarde. — Contestó Jayce. 
— Bueno, por nuestra parte LeBlanc salió con el permiso especial también, de hecho es raro que me pidiera disculpas porque no pudo venir. — Explicó Katarina. — Syndra pues, al parecer tiene una cita romántica o algo así escuché. 
— ¡Ah sí! — Aclaró Ashe que salía del agua con Leona para secarse. — Tiene una cita con el guapo de nuestra clase, con Vladimir, al parecer nace nuevo romance. — Cuchicheó entre todos.
A Zed no le entró en gracia la noticia, de hecho sintió un fuerte remordimiento en el estómago, pero por más que sintiera algo de culpa, por fuera se veía neutro con Akali que tampoco prestó mucha atención. 
— Hay que ver, esos dos se la han pasado muy bien juntos los últimos días. — Mencionó Katarina. — Los he visto caminando siempre a las caballerizas. 
— Pues cosa de ellos, ¿no? No tenemos que meter las narices. — Contestó Akali contenta por las nuevas noticias, por fin se acabaría el acoso por parte de Syndra. 
— ¡Qué bien, comida! — Darius se sentó al lado de los chicos con otra canasta de comida. — Me invitan para asustarse con mi presencia, ¿qué les pasa? 
— No es eso, maestro...— Malzahar se secó con la toalla que estaba al lado para explicar.— Es que estamos esperando también a la maestra Karma, ¿dónde está?
— ¡Aquí estoy! — Venía apurada con un canasto también con pastelillos. — Vaya, esto es un buffet de primera, creo que subiremos unos kilitos más este fin de semana. — Se sentó justo al lado de Talon que dormía. — ¿Es normal que duerma tanto? 
— Sí, siempre duerme, pero cuando ya comienzan las actividades físicas siempre es activo. A todo esto, ¿también invitaron a Viktor?
— Por supuesto que sí. — Varus contestó poniéndose derecho. — Es que queríamos ver la posibilidad para elegir a un candidato favorable por cada curso y así apoyarnos entre todos para que uno llegue al consejo estudiantil. 
— Pero qué buena idea, de hecho es la mejor forma para fomentar la unión. — Aplaudió Karma. 
— Oh, ahora que me fijo, también falta Caitlyn acá...¿salió con el permiso? — Preguntó Leona. 
Justo en aquel momento llegó Viktor con bastante frescura en su rostro, no traía nada para compartir pues sabía que pasaría algo como eso.
— ¿Se dan cuenta que es mucha comida para todos ustedes? — Dijo el maestro para luego sentarse justo al lado de Jayce. 
— Ah, ¡yo me lo comeré todo! — Levantó la mano Jinx.— Y después nadaré para bajar los kilos. 
— Tú no engordas ni aunque te comas una ballena, muchacha. — Reparó nuevamente Viktor. 
— Lo sé, ¿es un don no? — Ekko abrazó brevemente a esa delgada chica.
— ¡Eh tú, suelta a mi prima! — Advirtió VI, pero Jayce intentó calmarla mientras tomaba su mano. — No linda, no te mortifiques. 
— Bueno chicos, ¿y Caitlyn? — Preguntó esta vez Viktor. 
— Eso mismo nos estamos preguntando... — Respondieron todos al mismo tiempo. 
La muchacha estaba llegando al lugar con dos criados a su lado, cada uno traía una bolsa con obsequios para cada uno, contando al resto de los alumnos del A B y C. 
Cuando los extraños criados acercaron los paquetes rosados a las damas y azules a los varones Caitlyn saludó con despreocupación. 
— Pues acá está...¿A qué se debe el regalo? — Preguntó Jinx metiendo la mano a su bolsa. 
— Mis padres se sintieron tan conmovidos que les envía a todos una caja de pastelillos costosos para saborear a la hora del té, espero les gusten. El resto que sobran son de los que no están acá y para el resto de nuestros compañeros. — Se refería a los X. — Que lo disfruten. 
— Qué hospitalidad de parte de tus padres, Caitlyn, además de hacer posible todos los esfuerzos para mejorar la escuela. — Encantada Karma abrazó a la pelinegra. 
La mayoría dejó los regalos de lado para comerlos más tarde, la otra mitad ya estaba saboreando el dulce sabor. 
VI estaba feliz con su pastelillo, en aquel momento que tuvo crema en la comisura de sus labios, Jayce se acercó para besar aquella orilla y comer de ella. Algunos eran indiferentes a esa actitud, pero Viktor le llamaba la atención cómo Caitlyn veía a los dos tan apegados, esto le hizo suspirar pues se notaba algo ahí, algo que en lo posible se podía evitar. 
— Bueno...— Llamó la atención Viktor. — Tengo claro que esta reunión es para destacar a un buen candidato de cada curso para la presidencia de consejo de curso, ya que días anteriores se supone debíamos hacer pero como ocurrió el simulacro de incendios no se pudo hacer. — Viktor miró a Rengar que tuvo la culpa de eso. 
— ¿Qué? No fue mi culpa pasar a llevar el botón. — Quitó culpabilidad. 
— Sí, sí, claro. — Dijo Darius. — Bueno, por mi curso no hay buenos candidatos pues son todos unos vagos. 
— ¡Hey! — Gritaron todos los del B. 
— Es broma, jaja, pero me tomo el atrevimiento de escoger a Yasuo, ¿qué dicen?
— ¿Yo? Pues, no sé qué haría ahí, no tengo voz para dirigir o algo así. — Comentó el chico. 
— Ah, yo creo que si tienes pinta de líder. — Se acercó Jinx a Yasuo.— Eres serio, consecuente, guapo y también muy constante. 
— Gracias Jinx, pero no sé si llamaría mucho la atención, no soy alguien que le guste ser el centro de atención. ¿Por qué no es Ekko? — Preguntó Yasuo. 
— ¡Ni hablar! — Gritaron los tres maestros. 
— Cuánta confianza me tienen.— Ekko se secó una lágrima falsa. 
— Por mi clase diría que Jayce es un buen líder, es dinámico, potente en sus discursos, convincente, pero también me agrada Sejuani, tiene mucha garra, o tal vez Ezreal, pero ustedes ya lo escogieron como presidente del grado así que no puedo seleccionarlo a él. — Karma analizó. — ¿Qué dicen ustedes chicos?
— Yo creo que Jayce es buen candidato, generalmente en los aprietos él dice que mantengamos la calma. — Mencionó Akali. — Sí, que sea él. 
— Pues por mi parte no hay mucho qué decir, han escogido a Leona como presidenta del grado, así que no sé a quién nominar. Me gustaría que fuera o Zed. — Viktor lo nombró porque estaba cerca nada más. 
— ¡Paso! No tengo madera de líder, me gusta trabajar solo, no cuente conmigo. — Zed alzó la mano para evitar la candidatura. 
— ¿Puedo dar mi opinión? — Preguntó Lux desde el otro extremo. — Hace días atrás solo uno de nosotros sacó la voz para acabar con las malas ideologías que se estaban imponiendo sin consentimiento estudiantil, de hecho hasta los regañó a todos y defendió los derechos de los maestros. 
— ¡Tienes razón! — Señaló Xayah que estaba acurrucada con Rakan. — Caitlyn, ¿por qué no te postulas para la próxima vocera estudiantil?
— ¿Saben? — La pelinegra se sentó un poco más lejos del resto pero aún así se podía oír lo que hablaba. — Lo estaba pensando, pero sería mucho, es decir, muchos votarían por mí porque...bueno, soy la hija de los dueños de esta institución y sin que ustedes lo quieran, el resto de los alumnos de esta academia piensan que pudo ser así por conveniencia monetaria o algo así. 
— ¿Eso piensas? — Viktor preguntó.— Pero qué mal estás Caitlyn, tus compañeros creen que eres la correcta por tu madurez para enfrentar estas cosas, no porque tus padres sean dueños absolutos de esta escuela, te has ganado el cariño de tus pares por tu forma de actuar. 
— Es cierto linda, debes demostrar en las competencias para vocera de estudiantes que mereces estar en ese lugar, no porque tus padres te hayan regalado el lugar, sino porque tus compañeros lo desean. — Karma se levantó para tocar su hombro.— Además, siempre evitas tener a tus criados acá, eres independiente, ¿por qué no aceptas?
— Bueno, no pierdo nada con intentar tampoco, de todas formas tendría que ''competir'' contra Yasuo y Jayce, será divertido que todos participemos para que escojan a uno de nosotros. 
— ¿Al final si me escogen? Me siento como las finalistas de miss universo. — Comentó Yasuo entre risas causando la misma energía divertida en todos. 
— Bueno, y ahora que está todo claro, ¡a compartir y a jugar! — Se levantó Karma muy enérgica para crear algunos juegos. 

Fuera de la academia. 

— No me impresiona para nada encontrarte en este lugar, ¿sabes? — Ezreal visitó un museo bastante apartado de la academia, recién exponían un talismán de los desiertos perdidos y más áridos del mundo. 
Una cabellera pelirroja emanaba un dulce aroma a rosas, solo por ese perfume Ezreal reconoció a Sarah. 
— Tenemos que hablar, Ezreal, hay cosas de las que aún no te enteras...— Conversó en voz baja para no atraer la atención de nadie. 
— Bueno, la última vez tenías prisa en ir con ese conde, ¿qué pasa ahora? — Se hincó un poco para ver la escritura y descripción del objeto. 
— Nada de eso, es decir...— Intentaba explicarse. — Me iba a casar pero no porque quisiera, sino porque era un acto arreglado, mi padre era un insoportable que solo deseaba dinero y poder, ¿qué mejor manera de conseguirlo en medio de familiares? mejor si están casados. 
— No te mostrabas molesta cuando ese conde te recibió. 
— Ezreal, tenía que actuar, no podía ignorar algo como eso cuando la vida de una persona está en riesgo...
— Para ya con tus mentiras, Sarah...— No gritó pero si su voz se notó muy ofuscada, esto atrajo la atención de algunos visitantes por lo que el rubio cogió la mano de la mayor para llevarla afuera del recinto, el museo era un edificio precolombino bastante hermoso con grandes bosques en su zona trasera. — Mira... ha pasado mucho tiempo desde que pasó eso, ¿por qué te sigues atormentando?
— No me casé Ezreal, no me casé porque no estaba enamorada, porque no quería el dinero, porque no lo deseaba, porque además veían el atractivo físico y no sentimental. — Explicó con tono cansado, es que ya no sabía cómo hacer entender al rubio. — En Ville's Rose conocí a la persona que realmente me enamoró, es decir, es casi imposible que pueda ocurrir en cosa de días, pero así fue contigo. Nunca me dejé llevar por enredos sin más, tampoco considero que lo nuestro haya sido un encuentro nada más, lo creía algo más poderoso, más íntimo...incluso en este momento me siento culpable.— Suspiró un poco.— No pensé fueras menor que yo...
— No nos llevamos por tanto, de todas formas eso no importa...es que en verdad no sé qué creer. 
— ¿Quieres saber quién era mi prometido? Pues está en la misma academia que tú, ¿conoces a Vladimir? ese chico es el primer hijo del conde que fue a buscarme, con él deseaban que me uniera, por supuesto que llamé su atención, pero por Dios, era un chico mimado nada más con lujos y un clasismo terrible. Yo no soy una mujer de grandes lujos, ahora me he ganado la vida porque estudié lo que amaba y lo imparto como pedagoga, pero...entiende Ezreal, ahora mismo siento que lo nuestro está más prohibido que nunca, desde el otro día estoy luchando conmigo misma para no llevarte a mi habitación y comerte a besos. — 
Aquella confesión dejó descolocado a Ezreal, ¿para qué seguir fingiendo que no le importaba? Era una mujer que llamaba bastante su atención, no tanto en lo físico, sino que en sus conocimientos. 
— Sarah, eres una mujer asombrosa, tienes un corazón incluso más puro del que creía, pero me costará trabajo aceptar esto nuevamente pues cuando te he visto, no dejo de pensar en ti, incluso mucho antes. Mi mente se sintió atormentada cuando dejé de verte, estaba dolido. — Admitió.— Antes sentí mucho amor por una mujer que al final me dejó por otro hombre, contigo sentí exactamente lo mismo pero con la diferencia que tú te casarías, pero causaste un impacto más fuerte en mí...
— Ezreal, cuando estemos en la academia debemos ser fuertes, no dejarnos llevar por la tentación por mucha que sea esta, es mi trabajo y es tu lugar de estudios...— 
El rubio observó a la mujer de ojos del color del mar azul profundo, llevó su índice derecho para callar a la mujer.
— Sh...tú confía en mí, es tu primera vez en esta academia, para mí no lo es, conozco escondites y sitios donde nos podemos encontrar, por algo soy un explorador. — Sonrió. 
Sarah iba directo a dar un beso sobre sus labios, cada quién se miraba para corresponder, pero a la distancia y en un saludo gritó Graves. Para evitar malos entendidos, Sarah desvió el beso a la frente del rubio, Ezreal se apegó a su cuerpo para abrazarla. 
— Por favor, actúa como que estás llorando.— Pidió Sarah al contrario. De inmediato Ezreal se tomó el papel muy en serio. 
Graves por cada paso que dio se cuestionaba lo que estuvieron a punto de hacer, pero finalmente vio que no era nada parecido. 
— ¿Qué le pasa?— Preguntó el maestro a la pelirroja?
Sarah intentaba acariciar su cabeza dando pequeños golpes. 
— Ya, ya, Ezreal, tus padres estarán muy bien. — Acercó el rostro para susurrar a Graves.— Es que sus padres hace poco fueron a un viaje y al parecer se han perdido.— Ya, ya, si van a aparecer. —
Graves torció el gesto con preocupación, pobre de ese chiquillo, pero eran gajes del oficio. 
— Hey chico, tú eres el más listo de tu clase, por favor no te desanimes, ya verás que sí aparecen. — Graves intentaba separarlo de Sarah o más bien del pecho de ella. 
— Maestro Graves, podría traer un vaso con agua por favor, este chico se está ahogando. Por favor.— Guiñó Sarah con coquetería, Graves de inmediato fue solo por ese gesto. 
Ezreal cada vez hundía más su rostro en el pecho de Sarah, ese maravilloso aroma que lo abatía. La mujer seguía calmando a Ezreal hasta que Graves se perdió por la puerta del museo, nuevamente quedaron solos. 
— Cielos...— Sarah suspiró viendo al cielo pues Ezreal estaba haciendo de las suyas en ese lugar pues se estaba masajeando contra sus senos y de paso lamió parte de su pezón que claramente se erectó con tan solo un leve roce. — Vamos Ezreal, no hagas cosas acá, por favor...— Apretó ligeramente las piernas.
— Lo lamento, me dieron ganas de hacerlo.— Sacó de su bolsillo un pañuelo para limpiarse la cara.— Qué bien he actuado, mis lágrimas son reales pero de la emoción. Ahora voy a tener que fingir que mis padres están bien perdidos con el maestro Graves, que por cierto, ¿qué hace acá?
— Pues verás...— Rodó los ojos.— Venía de camino al museo cuando él se auto invitó al museo mostrando ''interés'' en todo esto, pero ya sabes lo que quiere lo cual no obtendrá. 
— Otro más atrás de ti.— Rió.— En fin...¿cómo que está tardando con el vaso de agua no? 
— Sí...el baño está acá nada más...¿Y si mejor nos vamos? quisiera ver más la academia que el museo, total ya vi lo que quería ver...el talismán es falso. 
— Qué observadora eres, lo mismo quise ver porque el original está conmigo. — Se encogió de hombros.— Vamonos, Breta está en el auto con mi chofer. 

Cuando Graves por fin consiguió un vaso de plástico para el agua, fue al baño para llenarlo de este y apresurarse para ir con Sarah, por la prisa que llevaba chasqueó la lengua para no derramar ninguna gota en el piso, pero por lo distraído observaba el techo para quitar malas ideas de su cabeza, fue en ese entonces que el vaso chocó con algo blando y en el rebote se derramó sobre el pelo y ropa de una chica. 
— ¡Perdón, no la vi! — Graves intentaba remediar su error tratando de sacar su paño del bolsillo para secar el rostro de la muchacha. 
— Pero qué descuidado eres, ¿qué no ves por dónde caminas? — Cascarrabias la chica se quitó el cabello mojado del rostro y también trataba de cubrirse pues traía una blusa blanca que traslucía por la humedad. — Que tonto eres. — 
Krisny corrió al ver que la hija de sus jefes estaba toda empapada. 
— Señorita, ¿está bien? permítame ayudarla, le traeré una manta. — La mujer corrió hasta las afueras del establecimiento. 
Los hombres que pasaban por el lado de la chica solo miraban algo que no debían, algo que Graves no permitió, por lo mismo se quitó la chaqueta para ponerla sobre sus hombros. 
— Lamento mucho mi distracción, estaba apurado para ayudar a un alumno...
— ¿Alumno? — LeBlanc por fin levantó la mirada, al ver que era el maestro Graves se sintió incómoda, sobre todo porque su mano había chocado con sus senos. — Profesor Graves...
— ¿LeBlanc? ¿qué haces acá? Muchacha, lamento mucho lo que pasó, prometo llevarte a la escuela. 
— ¿Para qué? quiero escapar de ahí y usted me quiere llevar de vuelta, ¿qué gracia tiene tener permiso para volver a estar encerrada? — Trató de cerrar la chaqueta. — Y yo que quería ver la nueva reliquia, pero no entraré así, creo que iré a tomarme un café porque me ha dado frío. — 
Tenía que salir por la puerta trasera del edificio, Graves la siguió pues ahí era donde estaban los otros dos esperándolo pero al final no había nadie por lo que suspiró resignado, se había tardado mucho tal vez. 
— Te invito un café, así remedio el mal rato que te he hecho pasar, ¿no? 
— Es una propuesta excelente, así que aceptaré solo porque me invita...—
Krisny había llegado con una cobija terriblemente horrible.
— Acá está...ah, llegué muy tarde. — Comentó la criada. 
— Krisny, él es mi maestro de matemáticas, si quieres puedes ir a cualquier sitio y no preocuparte por mí, de todas formas ya estoy con un mayor, pero dile al chofer que me espere porque no pienso regresar en un taxi, ¿vale? 
— Tengo auto, no te atormentes, LeBlanc. — Rió el maestro. 
— No, ya sería demasiado regresar en su auto, aunque pensándolo bien, Krisny, dile al chofer que se vaya, regresaré con mi maestro a la academia, no te preocupes por nada, él es muy responsable. — 
La criada solo siguió las órdenes de la muchacha, así que se retiró sin mucho que decir. 
— LeBlanc, lamento mucho todo esto, de verdad, no fue mi intención mojarte ni mucho menos...tú sabes. — Se avergonzó bastante pues no sabía cómo decirlo. 
— ¡No lo diga! Entiendo lo que quiere decir, ya sé que fue sin querer pero para otra mire al frente, ¿no? Y puede decirme Evaine, todos me llaman por mi apellido, pero en realidad me llamo Evaine. 
— Lo mismo yo, mi apellido es Graves, pero mi nombre es Malcolm...
— Pero si lo escribió en el pizarrón cuando se presentó, no es necesario que me lo diga. 
— Ah cierto...

Ambos siguieron caminando hasta llegar a una cafetería del centro, compartieron las bebidas y algunos aperitivos, luego de eso Evaine se aprovechó del maestro para llevarlo a centros de moda donde por solo venganza ocupó sus brazos para tener la ropa que tal vez compraría. 
Por esa ocasión LeBlanc se sintió bien, acompañada y sin ninguna clase de malos comentarios, era divertido como Graves la regañaba cuando intentaba calcular algo tan obvio. 
Se probó prenda por prenda, incluso zapatos que eran de su gusto, pasaron hasta el piso de modas para hombres donde aprovechó de ver algunas corbatas para el maestro.
Graves tampoco se sentía aburrido, de hecho le pareció de lo más divertido compartir así con ella. 
— ¿Cómo que veinte y cuarenta y cinco son treinta y uno? Evaine, me estás tomando el pelo. — Estaba quieto frente a un espejo mientras que LeBlanc ponía gafas y más gafas de acuerdo a la necesidad de la vista del maestro. 
— Yo sé que no, pero me gustan sus regaños, acá no tienen validez, solo por eso. — Al fin encontró unos acorde de marco blanco. — Estos, ¿me los envuelve por favor?
— ¿Qué? No, no se te ocurra regalarme esto tan costoso. 
— Vamos profesor, usted se ha tomado las molestias de acompañarme todo mi paseo, tuvo que estar de pie más de una hora hasta que terminara de escoger una blusa, un vestido, zapatos y más prendas y no voy a darle algo por agradecimiento. 
— Por ningún motivo, ¿qué dirán los maestros? — La vendedora ya los había guardado en su estuche y en una bolsa para llevar. 
— Pues nada, ¿por qué tendrían que saber que yo se lo regalé? Además, no tiene nada de malo un regalo, después de todo, los marcos que trae, en realidad sus lentes están algo estropeados, y el blanco le sienta bien. — Guiñó el ojo para entregar otra bolsa más al hombre, así ella se acercó para pagar con una tarjeta. 

Luego de otras compras más, fueron a cenar a un lujoso restaurante que estaba en un edificio de alta categoría. 

— Jamás he estado en un lugar tan costoso, es decir, me pone nervioso...— Incluso sentía que estaba siendo observado cuando no era así. 
— Maestro, ¿a qué le teme? No es nada del otro mundo, tenemos una hermosa vista, comida deliciosa que elegir y un buen ambiente...
— Pensé que hoy comería una hamburguesa...— Se cruzó de brazos algo decepcionado. 
LeBlanc acostumbraba a comer bastante liviano para cuidar la línea, pocas veces disfrutaba de ese tipo de cosas pues también sus padres eran estrictos hasta con su alimentación, muchas veces diciendo que estaba un tanto subida de peso llevando a la muchacha al estado de inseguridades. 
Sin decir nada se puso de pie, tomó al maestro de la mano para salir de ahí y bajar a los pisos comunes donde había tiendas de comida más comunes, largas filas y gente comiendo felices sin tantos modales. 
— Entonces una hamburguesa será..— Se puso en una fila incorrecta. 
— Pero acá solo hay pizzas...es allá, Evaine.— Seguía tomado de la mano de la muchacha, así que la guió hasta la otra tienda donde esperaron unos cinco minutos para ser atendidos y otros diez más para esperar el pedido. 
Pronto Graves soltó a LeBlanc para tomar las bandejas y llevarlas a una mesa libre, los dos se acomodaron en sus puestos y sin decir provecho o algo, dieron las mordidas a sus sandwiches de carne. Estaba sintiendo el placer, no muy saludable, pero lo más delicioso. 
— Gracias, Evaine...— Graves tomó la mano de la muchacha en acto de agradecimiento. — Hace mucho tiempo no me siento tan vivo. —
LeBlanc sintió esa enorme mano sobre la propia, era tibia, algo áspera. 
— No es nada, yo me he divertido mucho. Generalmente los fin de semana salgo sola o con Syndra, pero no es lo mismo...— La chica soltó la hamburguesa para tomar la servilleta y limpiar la comisura de los labios ajenos junto a su barba, tenía un poco de salsa. — Ya está...ahora sí está limpio. 
— Gracias otra vez...—Soltó su mano pues no era correcto tener tanto contacto.— Después de comer regresaremos a la academia, ya está anocheciendo. —
Ella solo asintió, no quería que el día acabara pero era imposible. 

 En la academia las cosas eran en lo posible calmadas. El grupo de reunión del lago se estaba disolviendo pues ya era muy tarde, por supuesto ayudaron a limpiar y a ordenar para pronto ir a sus habitaciones, Karma se retiró junto con Viktor hasta sus respectivos recintos, Darius se quedó hasta el final junto con Lux para limpiar el resto, por supuesto que se escaparon a algún rincón de esa enorme academia para demostrar su amor. 
Ezreal encontró la forma de infiltrarse a la habitación de Sarah, los maestros no molestaron para nada a Fortune pues tenía la luz apagada y creían que ya dormía, pero la realidad era otra, entre gemidos silenciosos se entregaba a la pasión junto con Ezreal en su cama, lo único que iluminaba ahí era la luna que estaba enorme. 
Taric por su parte sostenía la mano de Diana pues estaban a solas en el salón de arte, no hacían nada más que bailar con el fulgor plateado de la luna. 
Syndra cabalgó junto con Vladimir a las orillas del lago donde finalmente se quedaron observando las calmadas aguas, Zed estaba trepado en un árbol viendo a los dos. Akali hace un rato se había ido a su habitación a descansar, estaba agotada. 

— He aprendido mucho de este lugar, gracias Syndra por el paseo. — Vladimir estiró la mano para que la otra pusiera la suya sobre esta, claro, solo si así ella quería. A Syndra le costó trabajo aceptar, pero finalmente aceptó que la tomara para besar su mano. — Qué suavidad...
— ¿Por qué lo haces? — Preguntó la muchacha que después de recibir el beso, se bajó del caballo. Vladimir hizo lo mismo para estar a su lado, antes de que se apartara, la tomó de la mano y así caminar hasta las orillas del lago. 
— No lo sé realmente, hay algo en ti que llama rotundamente mi atención y es que a pesar de todas las dificultades que tengas, no prestas atención a lo malo y sigues luchando. — Frotó su mano contra la otra aprovechando que aún la sostenía.— Sé que tuviste una historia con alguien de acá que solo te dejó porque tus amigas lo ignoraban, pero yo creo que al que te quiera de verdad, eso no le importará y soportará cualquier cosa, incluso el rechazo. — 
Syndra levantó la mirada pues ella pensaba exactamente igual, Zed jamás aceptó que LeBlanc y Ahri le dijeran pestes, siempre veía lo malo y no los buenos momentos que vivían, todo era en ocasiones peleas y mal genio. 
— Tienes razón...— Torció los labios.— Pero está visto que sola siempre voy a estar...
— Y si...— Carraspeó la garganta.— quisiera cambiar eso, ¿me lo permitirías? 
— ¿Cómo? No ent...— 
No acabó la frase para cuando Vladimir la atrajo hasta su cuerpo, él era más alto así que tuvo que levantar el mentón de la chica para que se vieran fijamente, sin que ella pudiera evitarlo, sus tibios labios estaban enlazados con los del albino, por la impresión no podía contestar, pero luego cerró los ojos para dejarse llevar, ambos lo hicieron, abrieron sus bocas para saborear lo que era uno del otro. 
La chica de cabellos claros pronto se apartó de sus labios.
— Syndra, sé mi novia... — Propuso Vladimir. 
En ese instante una brisa helada hizo que su piel engrifara, estaba confundida, durante esos días había disfrutado de la compañía de su par, pero incluso creía que era muy pronto aceptar ese tipo de propuestas. 
— Por favor, no digas que si...— Zed estaba oyendo todo desde ese árbol, sentía que su corazón estaba siendo clavado con mil espadas envenenadas. Era un tonto, por su culpa Vladimir estaba jugando con los sentimientos de Syndra y por lo dolida que aún estaba ella, seguramente haría algo indebido. 
— Yo...no lo sé, es decir, nos estamos conociendo hace muy poco...
— Pero podemos conocernos durante una relación, Syndra, para mí tú eres la mujer más hermosa de este planeta, amo tu cabello albino como el mío, tus labios son únicos, tu piel y manera de expresarte... eres auténtica. — 
Syndra no podía luchar contra todos esos cumplidos. Deseaba sentirse querida, amada, deseada, pero no de esa forma tan repentina, aunque, él veía lo bueno y no lo malo. 
— Sí...— Contestó al final. 
Zed apretó las manos contra el tronco, era testigo de un nuevo beso pero ahora por iniciativa de Syndra, eso le dolió el pecho, todo. 
— Estoy feliz...— Murmuró Vladimir entre pequeños besos.— Tú me haces feliz... — ¿Regresamos ya? —
La chica asintió para montar otra vez su caballo y su compañero hacer lo mismo, pronto la muchacha tomó la delantera y antes de que Vladimir partiera, miró hasta los árboles. 
— Te dije que sería mía, de todas formas, tú me la has dado. Gracias por hacer mi trabajo más fácil. — Golpeó con el talón al caballo para comenzar a galopar. ¿Cómo es que sabía que Zed estaría ahí?
Cuando se alejaron lo suficiente, Zed saltó del árbol para ir hasta la habitación. ¿De qué servía ser amable con él si continuaba siendo un mal compañero? Aunque en parte Zed tenía culpa por no mostrar interés por Syndra cuando en realidad no era así. 

Por otro lado, la entrada de la academia recibía a los vehículos que llegaban con los alumnos y también profesores. 
El último vehículo en entrar era de Graves que traía a LeBlanc con un montón de bolsas con compras. 

— Bien, nos despedimos entonces maestro, nos veremos mañana o en clases, no lo sé. — Pronto la chica se perdió entre los caminos de pavimento para llevar hasta el fondo donde se encontraban los dormitorios de dama. 
— Maestro Graves, ha llegado con LeBlanc, ¿pasó algo? — Cuestionó Ryze que también se bajaba de su vehículo. 
— Ocurrió un accidente, nada malo por cierto, pero la hice pasar un mal rato y para no tener líos con ella ni con sus padres, preferí serle útil, al final fui como su perchero porque me llevó de compras y no pude ir al cine. — Se resignó. 
— Ah, igual no se perdió de nada, la película estaba tan aburrida que todos abandonaron la sala. Pensé que llegaría con la señorita Sarah. 
—No, tuvo una emergencia con un alumno, así que imagino que ya llegó. 
— Bueno Graves, nos vemos después, yo me iré a la habitación, estoy muy cansado, seguramente en otra ocasión podemos pasear juntos. — Se alejó de él. 
— Increíble...entonces si no me perdí de nada, fue bueno que me topara con Evaine, como dice mi abuela, por algo pasan las cosas...— Terminó por mirar al cielo con una sensación agradable en el pecho. Ojalá el día no hubiera acabado tan rápido como para alejarse de ella. 
En su mano derecha llevaba un par de bolsas con regalos que había hecho la muchacha, seguramente el lunes llegaría con marcos nuevos, de todas formas los viejos ya estaban algo pasados. 




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