– Solo lo mataste.

– ¿Qué esperabas que hiciera? El tipo había estado enfermando a mis caballos para que Sabini ganara carreras – Argumenté estirándole el arma al capataz que se me acercó – Peter, deshágase de él y envíele un par de dedos a Sabini o algo así – Expliqué acomodando el cuello de mi abrigo caqui para volver a acercarme a mi caballo y montar.

– Amaranta – Me llamó Solomons sosteniendo las riendas entre sus manos – ¿Qué sucede contigo?

– Estoy harta de solucionar este tipo de cosas – Dije acomodandome en la montura.

– Habla conmigo.

– ¿Ahora quieres hablar?

– Cielo, has estado encerrada entre la empresa y la casona todo este tiempo – Jaló la riendas para acercarse aún más – es la tercera vez que te veo en dos semanas.

– Mi madre terminó el Yahrzeit* hace una semana – Anuncié inclinándome a tomar las riendas de sus manos – hará una reunión para el aniversario – Suspiré colocando mi cabello tras mi oreja – ¿Estarás ahí?

– ¿Me quieres ahí?

– No me jodas Alfie – Bufé jalando las riendas para alejarme del lugar.

El tiempo había pasado demasiado rápido, y nada había resultado precisamente cómo se esperaba que sucediese; Solomons y yo nos habíamos casado exactamente cuatro meses después de su propuesta, y hoy, casi un año y medio después, éramos completamente incapaces de concebir aún un hijo o hija, "eres joven aún, Mara" parecía el nuevo mantra que tanto me había repetido que me lo decía a mi misma cada mes que mi periodo llegaba con la luna.

Me restregué la frente apoyándola en el ventanal de la oficina de mi padre, bebí un sorbo de la taza para sentarme en el que ahora era mi escritorio.

– Señorita Mara – Levanté la mirada para ver a Inés en la puerta – El señor Shelby está aquí.

– ¿Thomas? – Cuestioné colocándome las gafas, deslicé suavemente el reloj desde el bolsillo de la falda para ver la hora, asentí – deja que pase – dejé la taza sobre el escritorio para ver a Thomas adentrarse en el estudio con un traje negro de tres piezas y el abrigo descansando sobre el brazo, me sonrió en lo que nos acercamos el uno al otro.

– Amaranta – Saludó observándome detenidamente.

– Que gusto verle – Estiré mi mano a él para que la estrechara suavemente, me jaló enredando sus brazos tras mi cintura para apretarme contra su pecho en un abrazo estrecho que me dejó oler el perfume del tabaco en el cuello de su camisa.

– Que gusto verle – Susurró cerca del lóbulo de mi oreja, sonreí, aferrándome a su espalda, un sentimiento apretado se adosó a mi pecho y garganta quitándome el aire, como nostalgia, mis ojos se cerraron con ansias de llanto, no tenía idea de cuánto se podía extrañar una caricia lejana.

– Si – Apreté mis manos en la chaqueta cerrando los ojos por un par de segundos, traté de alejarme pero me retuvo un momento más – Thomas.

– Solo un segundo – Sonreí deslizándome por sus brazos para alejarme, sostuvo mi cintura un segundo más para observarme de cerca – no tenía idea de que la extrañaba – Susurró acariciandome el rostro, le sonreí, parándome de puntillas para atreverme a besar lentamente su afeitada mejilla, los colores se subieron a mi cabeza y apenas mis labios hubieron tocado su piel suave una electricidad punzante se metió en mi sexo.

– ¿A qué debo su visita, Thomas? – Cuestioné alejándome para sentarme tras el escritorio y observarlo atentamente, avanzó dejando el abrigo sobre la poltrona.

– Ha decir verdad, concuñada – Me sonrió – Alfie y yo habíamos acordado vernos en el Edén para el almuerzo – Explicó sentándose mientras sacaba un cigarrillo – no llegó, tampoco estaba en candem town...

– Alfie está en Windsor – Lo Interrumpí recibiendo el cigarrillo que me ofrecía – salió para allá esta mañana.

– Entonces supongo que él le habrá dicho que yo vendría – Negué con la cabeza acomodandome las gafas.

– Supongo que ha venido por lo de Sabini.

– Así es.

– ¿Lo ha sabido?

– No del todo, sólo son rumores – Respondió aspirando su cigarrillo – esperaba escucharlo de usted, últimamente los rumores de la señora Rüngue-Solomons se han vuelto muy fuertes – Sonreí conteniendo el humo del cigarro en mi garganta, lo solté.

– La gente exagera.

– Le dio un tiro en la cabeza ¿o no?

– El tipo envenenó a diez de mis caballos, siete murieron todo para que Sabini se ganara un par de libras más – Respondí rascándome una ceja, para volver a aspirar – era algo que se debía hacer, o permitir que cualquiera creyera que puede faltarnos el respeto – Asintió pausadamente mientras me observaba con una sutil sonrisa en los labios rosados, me encogí de hombros – ¿esperará a Alfie?

– ¿Llegará hoy?

– Realmente no lo creo – Se quedó pensativo ante mi pregunta un par de segundos – Alfie y yo compramos una casa a las afueras de la ciudad, una campiña bastante pintoresca, puede quedarse si desea esperar a mi esposo.

– Me encantaría, Amaranta – Respondió asintiendo seriamente – y ya que esclarecimos que Alfie no está y no podremos hacer negocios ¿le parecería pasear conmigo?

– ¿A dónde quiere ir? – Se encogió de hombros, sonreí – podemos ensillar un par de caballos y conocer la campiña Rüngue, hay un embalse cerca.

– Es una buena idea – Sonrió asintiendo.


Yahrzeit*: Aniversario de la muerte de un alma.

Yahrzeit*: Aniversario de la muerte de un alma

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So f*cking close [{COMPLETA}]Where stories live. Discover now