Capitulo III.

7.3K 444 74
                                    

Thomas Shelby caminaba junto a mí con las manos dentro de los bolsillos del aparatoso abrigo de interior rojo, me preguntaba qué era lo que lo había llevado hasta mí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Thomas Shelby caminaba junto a mí con las manos dentro de los bolsillos del aparatoso abrigo de interior rojo, me preguntaba qué era lo que lo había llevado hasta mí.

¿Por qué Alfie le había permitido encontrarme?

Se adelantó a mí abriendo la pesada puerta para dejarme entrar primero, me detuve junto a la entrada de la enorme joyería completamente vacía, probablemente, para que Thomas Shelby deambulara tranquilamente por el lugar, dejó su mano tras mi espalda guiándome al mesón central.

– Señor Shelby, estábamos esperándolo – Anunció el hombre observándome con una sonrisa.

– Un placer verlo, señor Thompson – Saludó mi acompañante estrechándole la mano – Le presentó a la señorita Rüngue, Amaranta él es Louis Thompson – el joyero me estrechó la mano para luego tamborilear los dedos sobre la vitrina.

– ¿Pasamos?

– Por supuesto.

Caminé tras el joyero metiéndonos a una habitación cuya puerta de acero se cerró tras nosotros; Thompson avanzó rápidamente a una caja de vidrio extrayendo de ella una hermosa y destellante gargantilla.

– ¿Me permite su abrigo, Amaranta?– Shelby se colocó a mis espaldas deslizando suavemente la prenda por mis hombros, su respiración cayó casualmente en mi oído obligándome a girarme para observarlo – Quisiera que usted se pruebe esto – Explicó alejando una silla para que me sentara, el joyero se colocó a mis espaldas para dejar la pesada gargantilla que se esparcía por mi pecho.

– Es pesada.

– Bueno, señorita Rüngue, está gargantilla se llama Satine, está hecha completamente a mano en oro blanco de dieciocho quilates – Explicó mientras la abrochaba tras mi cuello – y su peso se debe a los mil trescientos ocho diamantes que escogí personalmente combinándolos con zafiros para dar ese brillo azulino – Se alejó colocando un espejo frente a mí – con el vestido adecuado se verá preciosísimo – Le comentó a Shelby quien fumaba un cigarrillo sentándose en la mesa para mirarme – Si me permite, señorita, tiene un tono de piel exquisito.

– Gracias – Susurré bajando la mirada, no podía quitar mis ojos de la enorme gargantilla.

– Los dejaré un momento – Anunció el joyero saliendo de la habitación.

– ¿El favor es que use esto? – Cuestioné viéndolo caminar a mis espaldas, tomó mi cabello levantándolo suavemente contra mi nuca, se inclinó a mi lado para verme en el reflejo del espejo, su respiración cayó en mi cuello.

– En una fiesta de beneficencia que será esta noche luego de la ópera en el royal palace.

– Alfie no me ha hablado de eso.

– No, le he pedido que me conceda llevarla – Me giré para verlo, no se movió un centímetro contemplando mi pecoso rostro.

– Cree que Alfie puede decidir sobre mí ¿Como si yo fuera otra de sus posesiones? – Dejó caer mi cabello deslizando su mano por mi espalda para sentarse frente a mí.

So f*cking close [{COMPLETA}]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora