Capítulo V.

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Las fiestas de la alta sociedad por lo general realmente me aburrían, no conocía una sola reunión social en la que me hubiera divertido del todo desde que, claro, tuve edad para andar en ese tipo de eventos

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Las fiestas de la alta sociedad por lo general realmente me aburrían, no conocía una sola reunión social en la que me hubiera divertido del todo desde que, claro, tuve edad para andar en ese tipo de eventos.

Saludé a todos los invitados a los que conocía con una sonrisa, charlando acerca de cosas insípidas que no me interesaban en lo absoluto, presentando a Shelby como si fuera mi amigo de toda la vida, todo parecía ir bien.

Encendí el cigarrillo apoyándome en la balaustrada del balcón que daba al enorme patio de jardines repletos de rosas y árboles ornamentales, suspiré aspirando el humo para estirar mi cuello adolorido por el peso de la gargantilla, caí en la cuenta, era más de media noche y había olvidado completamente a Alfie Solomons apenas había salido en esta especie de cita, me sentí culpable ¿Solomons pensaba en mí?

Me giré al ver a mi acompañante acercándose con algo muy parecido a una sonrisa en el rostro pálido.

– Creí que se había ido – Comentó deteniéndose junto a mí para apoyarse en la balaustrada.

– ¿Qué tal le ha ido?

– Creo que conocí a la gente necesaria – Sonrió estirando su mano que devolvió a su bolsillo arrepintiéndose de su movimiento – ¿le duele?

– Es pesada – Respondí estirando mi cuello.

– Mi joyero está aquí, si gusta – Hizo el gesto de quitarla con sus manos, asentí.

Me quité la gargantilla sintiendo el peso desaparecer cuando el señor Thompson la desabrochó metiéndola en su maletín negro, estiré el cuello en ambos lados colocándome la cadena con el medallón cayendo entre mis pechos.

– Ya tengo bastantes ofertas por satine – Comentó dándole un par de palmadas al maletín mientras sonreía entusiasmado – le agradezco señor Shelby.

– Señor Thompson.

– Señorita Rüngue – Me sonrió – espero pase pronto por su anillo a la joyería.

– Señor Thompson – Salió del despacho cerrando tras de sí la puerta para dejarnos a solas, me giré en el taburete mirándome en el espejo – le pediré a su chofer que me lleve a casa, señor Thomas – Anuncié pellizcando suavemente mis mejillas .

– Puedo acompañarla, es un viaje largo a Birmingham – Asentí pausadamente, estaba cansada.

– No puedo dejarla entrar, Amaranta – Sonreí observando al moreno Ollie en las puertas.

– Vamos Ollie está helando aquí afuera.

– Lo siento, señorita.

– ¿Qué sucede? – Ollie no me dio respuesta, tampoco fue capaz de verme a los ojos, lo empujé suavemente metiéndome de una vez a la casona que conocía de memoria, subí a trote las escaleras sintiendo como aquella sensación nefasta crecía en mi pecho, algo iba mal.

So f*cking close [{COMPLETA}]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora