Salven a Dios. - Parte 1.

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A Lucifer no le gustaban las iglesias, ni capillas, ni nada parecido. Lucifer las aborrecía. No porque le fuesen prohibidas como los humanos creían, sino porque un lugar que adoraba a un padre fatal no sería apreciado por él jamás. Y allí lo habían arrastrado, era eso o arriesgar a sus hijos. Él y su ángel no permitirían que eso pasase.

Satán tamborileaba sus dedos, aburridamente sentado en una de las bancas, escuchando mentiras y sandeces que salían de la boca de su progenitor.

- No puedo permitir que Michael liberé esa cantidad de oscuridad. – Dijo Dios, en su típico tartamudeo nervioso.- Tampoco puedo morir.

- Podemos razonar con Michael. – Alentó Sam. – Te fue leal siempre, sabrá entenderte.

- No esta vez. – Apagó la positividad Gabe.

- Entonces que asumir tus responsabilidades. – Añadió Lucifer, levantándose de su lugar.

- Lucifer. – Llampo Castiel a la calma de la furia de su pareja.

- No puedo hacer eso. – Replicó Chuck. – El orden no es algo que deseen, ni yo.

- No pondremos en peligro a nuestros hijos por quien envió a destruirlos. – Sentenció el rubio.

El rojo carmesí brillo en los ojos de Satán, odio profundo a su padre.

- Yo no ordene eso. – Se defendió Chuck. – Jamás permitiría algo así, como no permití que te asesinaran.

- Mentiras. – Pronunció Lucifer, con demasiado asco.

- Eres mi hijo y ellos mis nietos, no quiero hacerles daño. – Explicó sin nada de la atención del otro. – El problema no son ellos, son solo niños inocentes con demasiado poder.

- Cierra la boca. – Exigió el arcángel, mientras Cas sostenía su mano para tranquilizarle.

- Lo que paso fue solo un error tuyo y...

- ¡El error es quedarme escuchando tus estupideces! ¡Rompí todas tus reglas y no te importó! ¡Pero cuando ose enamorarme, algo absolutamente inocente, lanzaste toda tu furia contra mí! ¡¿Qué padre hace eso?!

- Ese no es el problema, él fue un error y...

- Vuelve a decir que Castiel fue un error y juró por mis hijos que te destriparé. – Amenazó, con esa profunda voz.

Unos pasos detrás de Satán, Cas no entendía de qué hablaban. Se supone que Lucifer cayó por desobedecer las órdenes de proteger la humanidad. Al parecer, no era así. Según lo que el ángel llegaba a hilar, muy escuetamente, era su culpa.

- Sabias muy bien que los ángeles no debían sentir. – Reprochó Dios, comenzando a exasperarse.

- ¡No son títeres! ¡No tenías derecho a ponerle un dedo encima, era su decisión y la mía!

Las puertas de la capilla se abrieron con un vendaval, permitiendo visualizar a Michael parado fuera. El arcángel mayor deseaba una charla privada con su padre, pero no le sorprendían los invitados extras.

La discusión se olvidó y todos marcharon fuera. Lucifer aun sostenía la mano de su pareja, obligando al ángel a quedarse detrás de él donde pudiese mantenerlo a salvo. 

El ángel de Lucifer.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang