Hay quienes parecen haber nacido para no aceptar nada como dado.
No te creí cuando me contaste que ser feliz está en recorrer todos esos ciclos intrínsecos a la vida, embebidos en el crecer, educarse, trabajar, enamorarse, formar una familia y envejecer. Cómo diablos iba a imaginar que, todo el tiempo, la felicidad estaría escondida en cada detalle, aún por más insignificante y efímero que fuese. Jamás me explicaste todo eso y que no habría guión, pausas ni repeticiones.
A medio funeral, nublado por esta enredada telaraña de relámpagos en mi cerebro, quise prenderle fuego a todo el cementerio; como si aquello afectara de algún modo a la muerte.
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Se comienza por encuadrar su perfil. Luego se esboza su dinámica y se le crean antagonistas que le envuelvan en un drama coherente. Para culminar el procedimiento, sencillamente se pasa a ejecutar una redacción violenta que acaba por arrancarla de la mente y atraparla por siempre entre las líneas.
Sentía que todo había ido ya excesivamente lejos. En mi mente estaba claro que no debía dejarme manipular por ella y que debía ponerle fin antes de que fuera demasiado tarde. Pero, como si fuera ella quien pudiera leer mis pensamientos, me susurró al oído —Prométeme que jamás escribirás esto.—
Todo principio debe tener su final. Pasa al texto 6.
Demasiado tarde. Pasa al texto 19.
Prendiéndole fuego al cementerio. Pasa al texto 47.
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Prométeme que jamás escribirás esto
Short StorySINOPSIS ¿Por qué un collage de microficciones? Por la misma razón que pasan demasiado tiempo las puertas de los refrigeradores abiertas: todos buscamos respuestas, pero quizá no las encontramos por la misma razón que un ladrón no encuentra a un pol...
