9

10 1 0
                                    

ALGUNA VEZ QUISE ESCRIBIR UNA NOVELA, PERO SE ACABÓ EN EL CAPÍTULO EN EL QUE TE IBAS Y YO NADA PODÍA HACER PARA QUE TE QUEDARAS

Cuando se tiene el porqué, sobran los cómos.

Como le platicaba, la pesadilla tiene lugar en su consultorio. Como en cualquier otra visita, yo estaba recostado dándole la espalda en este mismo sillón. Usted tomaba nota de mi más profunda preocupación y temor: el capítulo inconcluso en el que ella se iba y nada podía hacer para que se quedara. Entonces de pronto me levantaba, le arrebataba el lápiz y se lo atravesaba por el cuello.

Entonces el doctor, incómodo por aquel desenlace, tras la espalda preparaba una jeringa con alguno de sus fármacos anti-psicóticos en fase de desarrollo mientras me decía: continúa por favor.

Primero, esquivaba la inyección...

* * * * * *

Tanto en la narrativa como en la vida, hay accidentes, malentendidos y equivocaciones. Los caminos ya estaban trazados y debíamos seguir un patrón de comportamientos con la idea de cumplir expectativas que nunca nos hicieron sentido.

Entonces no tenía idea de lo que me estaba sucediendo ni de lo peligroso de estarme compartiendo con una mujer tan inapropiada e intensa como era su desmedida hermosura. Sabía muy bien de su inmadurez como de su inocencia, pero cuando me miraba sentía como si de antemano lo supiera todo; incluso el que, tarde que temprano, ella misma explotaría en confeti, haciendo trizas o a mí o al texto.

El sabotaje. Pasa al texto 50.

El capítulo incluso. Pasa al texto 34.

¿Qué estaba sucediendo? Pasa al texto 33.


Prométeme que jamás escribirás estoWhere stories live. Discover now