Hablemos claro, Kim (KookJin)

Capítulo 15: Aléjalo de ti

Yoongi volvió a suspirar por tercera vez en una hora. Sus manos pálidas acariciaban con delicadeza las teclas de aquel piano que se encontraba en la antigua casa de su padre.

Fue un regalo que recibió por parte de su progenitor al cumplir los doce años, él le enseñó lo hermoso de la música y como esta, en ocasiones, puede ser la mejor forma de expresar los sentimientos y dejar salir la frustración que se apodera de la persona. Para Yoongi, la música es su escape del mundo de mierda en el que vive.

El peliverde amaba tocar aquel piano todas las tardes libres a penas llegaba de la escuela, incluso SeokJin le hacía compañía cuando podía y siempre lo animaba a crear más, a no rendirse e ignorar todos los comentarios negativos que su madre le lanzaba.

Su madre... una mujer fría y calculadora que detestaba todo lo relacionado con los artistas, quería que Yoongi se dedicara a la contabilidad o a una carrera que, según ella, valga la pena y no lo haga morir de hambre. Siempre lo regañaba cuando lo veía tocando el piano y le decía que dejara de perder el tiempo.

Con una madre así, el se hubiera rendido pero, su padre lo apoyaba y lo animaba a no dejar sus sueños de lado, a luchar por alcanzarlos y nunca dejarse pisotear y dañar por quienes no creían en él.

Sus padres discutían a diario por este motivo. Mientras su madre le exigía a su padre que dejara de alentarlo para ser músico, su progenitor solo respondía: "Yo confío en él y sé que llegará muy lejos".

Ambos se divorciaron después de trece años de matrimonio, y tomaron caminos diferentes. A Yoongi no le afectó mucho, prefería mil veces tenerlos separados a escucharlos discutir cada noche.

Su madre se quedó con su custodia pero, eso no le impidió pasar tiempo con su padre, quien adquirió una casa en la playa, donde su progenitor se encargó de hacerle su propia habitación, e incluso, un espacio en la sala para su piano. Así podría ir a tocar las veces que quisiera sin escuchar los gritos de su madre ordenándole que dejara de hacerlo.

Todo era perfecto hasta que Yoongi cumplió los diesciséis años. Fue cuando todo se vino abajo.

Por una llamada, se enteró que su padre había sido asesinado por un disparo al impedir que lo asaltaran después de un arduo día de trabajo.

Su madre le dio la noticia, claro, sin demostar dolor o tristeza. La mujer era tan fría que la muerte de su ex- esposo no le importó e incluso le dijo a Yoongi que hacer un funeral era una pérdida de tiempo.

El peliverde al oír esto no se pudo contener más y exclamó todas las maldiciones que conocía hacia su madre. No se arrepintió, era su mamá pero, era tan orgulloso que no pediría disculpas y no quería hacerlo, después de tratar a su padre como basura, el no tenía ganas de mirarla. Fue así como cortó relación con su madre, vivía con ella pero, no cruzaba palabra más de la necesaria.

"Me haces mucha falta. Tú sabrías que hacer en estos momentos"

Yoongi suspiró y empezó a tocar una melodía suave, una que le ayudaba a olvidarse de todo y aclarar sus ideas.

Sintió como abrazaban su espalda y por inercia abrió los ojos encontrándose con la sonrisa brillante de Hoseok, un vecino de la niñez quien en poco tiempo se había vuelto un amigo cercano.

-¿Qué haces?- preguntó el de pelo naranja tomando asiento a su lado.

-Sólo pienso-

-¿Sigues pensando en él?-

-Nunca dejaría de pensar en mi papá, él es...-

-No me refiero a él- interrumpió Hoseok mirándolo a los ojos. Al ver la confusión en el peliverde prosiguió.- Te preguntaba si sigues pensando en SeokJin.-