MARATÓN 2/?: XLVIII

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Era ruidosa, vaya que lo era. Sabía dónde extasiarla y lograrle satisfacer hasta culminar con uno o hasta tres orgasmos. Su piel brillaba con el sudor, su cabello se despeinaba ligeramente y se le pegaba alrededor de su ovalado rostro. Sus pechos se erizaban. Y vaya que quisiera ser Goya para pintarla desnuda en mi cama.

¿El sobre? En el piso junto a la ropa.

Hicimos el amor.  Éramos dos almas encontradas, sanadas, apasionadas. Creando fricción y pasión, llenando el ambiente de nuestros gemidos. Rozando el cielo. Dos cuerpos entrelazados, nuestras manos trazando nuevos caminos, explorando viejas cicatrices que nos forman como somos, como las personas de quienes nos enamoramos.

***

—¡Ya llegamos! — gritó Shami cuando la puerta principal sonó. Evane y yo bajamos rápidamente, ya bañaditos y cambiados. Presentables y adaptable para menores de 18 años.

—¡Bichito! — salí corriendo a su encuentro. Estaba vestida con su uniforma de práctica, porque mi niña y como todo orgulloso padre, logró entrar al equipo femenino de su institución. Por lo que venía sudada, con su ropa llena de suciedad y las rodillas manchadas y un poco rasguñadas. La levanté por los aires, poniéndola boca bajo y haciéndole cosquillas. Estaba sudada, con mucha adrenalina en su cuerpo. Su risa escandalosa inundó la sala de la casa

—Papi Orangutan. ¡Ya bájame! — su risa entrecortaba sus palabras—. Que se me va a venir toda la comida encima — yo hice una exclamación de asco y la bajé.

—¡Puaj! Eres un Bicho muy cochino... que también le apestan los pies — me tapé la nariz y mi niña se tiró al suelo para reír—. Y yo ya estoy bañado y cambiado.

—¿Y para mamá no hay abrazos ni besos? — mi novia estaba de brazos cruzados. Y Shami sonrojada, se acercó para darle un beso en su vientre y cuando mi novia se inclinó, mi hija le dio un beso en su mejilla—. Ahora ve a hidratarte y a darte un baño — ordenó. Con esa voz de mamá autoritaria que hay de aquel con ciega locura, le contradice o no acata la orden.

Mi hija dice que vive en un autoritarismo. Y cuando le preguntó dónde aprendió esa palabra, dijo que en History Chanel cuando vio un documental sobre Rusia. Y que el líder, era como su mamá pero en linda, porque en la casa no había democracia, todo era bajo las ordenes de madam. Y tenía toda la razón. Mi futura esposa, si dice algo, se hace.

—Está bien mami — a regañadientes, se fue hacia la cocina. Yo me acerqué a mi novia, mientras mi madre nos  mirada fijamente.

—Veo que aprovecharon su mañana. Muy productiva, ¿no? — yo me hice el desentendido, como si no hubiese comprendido sus palabras. Pero quien nos delató, fue Less, quien se sonrojó.

—Qué dices Cristina... con esta barriga — dijo señalándose, estaba nerviosa y se tocaba el pelo. Porque claro, como no va a estar sonrojada si su suegra le manda indirectas sobre lo que hace con su hijo. Pero antes que terminara, Shami interrupió.

—Mami. ¿Qué hace  ropa tirada en la cocina? — gritó Shami, corriendo hacia nosotros con el sobre blanco entre las manos, y abierto.

—Touché — susurró mi madre, apretando los labios para no reír.

—Shami, dale a mamá ese sobre — dijo Less con dulzura, Shami se cruzó de brazos. Ocultaba una sonrisa traviesa.

Ella, ya lo sabía.

Y yo tenía que seguir esperando porque debía esperar a la ecografía.

Buenos Aires, Argentina. 5 de enero, 2020.

Al principio, mi corazón latía de prisa.

Después, Shami agitaba la silla donde estaba sentada su madre, emocionada por conocer a su hermano/a.

Hermosa Pertinencia (Beautiful Last Chance)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora