XXII

7.5K 602 95
                                    


Capítulo 22

Buenos Aires, Argentina. 10 de marzo de 2019.

La puerta sonaba insistentemente y yo me paré un poco. Estaba recién salido de la ducha y poniéndome la camisa cuando fui a abrir, no pude evitar perder el equilibrio por un fugaz terremoto que se aferró a mi pierna. De repente noté como Alessandra no apartaba la mirada de mí.

—Súper Man, te traemos comida—yo me agaché lo más que pude para quedar a su altura y besé su mejilla, ella se sonrojó y corrió hacia mi sofá. Incluso escuché una de mis costillas crujir.

Ese sofá cómodo que es indispensable para cualquier hogar. A diferencia del que tengo en mi casa en Madrid, esos negros de cuero súper incómodos pero hacen juego con el ambiente de una casa de soltero codiciado que odia los compromisos. O ese es el estereotipo con el que me molestan algunos chicos del equipo.

Esta casa, en un barrio viejo, pintoresco y hogareño. Todo era color vivo, incluso las ventanas, uno verde. Amaba quedarme aquí, me transmitía paz, seguridad.

—Estaba muy emocionada cuando le dije que vendríamos —yo le sonreí y la dejé pasar. Ella me preguntó por la cocina y le señalé donde quedaba, donde dejó una pequeña charola que tenía en mano.

—¿Quieres que te ponga una película? —Noah asintió y yo le puse una de mis favoritas, claro, las que siempre veo con mis ahijadas para que luego sea una víctima de maquillaje: La dama y el vagabundo. Incluso un día, Melody me hizo hacer un show de talentos, disfrazado de un perro y me obligó a comer espagueti.

Mientras Noah estaba entretenida con la película, fui a donde estaba Alessandra y me coloqué en la butaca donde me dejaba una perfecta vista de su rostro concentrado en preparar la comida.

—Gracias por venir —ella levantó la mirada y me dedicó esa dulce mirada, como cuando éramos niños.

No pude evitar recordar la primera vez que la vi después de las vacaciones de quinto grado. Ella llevaba un vestido blanco y cuando le dije hermosa, me dedicó una sonrisa similar. Puede que Alessandra haya bajado de peso y no sea la misma chica llenita del salón, pero seguía teniendo la misma sonrisa y ojos cautivadores. Era preciosa y lo sigue siendo. Tiene las mismas cualidades que traían loco al cabeza de brócoli.

—Gracias por recibirme Súper Man —me guiñó un ojo y siguió con su labor. Me acerqué un poco a ella para ayudarle a poner la mesa.

—¿No vendrá tu marido? —Tal vez debí decirlo con más tacto, pero esa pregunta me ha carcomido los últimos días. Simplemente no podía ignorar el hecho de que Alessandra llevaba una sortija en su dedo y era completamente hermosa para cualquier ojo humano. En respuesta, ella soltó de repente lo que estaba haciendo y se perdió por una fracción de segundo para recomponer su postura.

—Él no está —susurró y yo zanjé el tema, no era de mi conveniencia y no era el más apto para un consuelo o apoyo moral. No podía indagar más si incluso a ella no la quería dejar entrar completamente a mi vida. Yo cambié de tema rápidamente y terminé de preparar la mesa.

—Devon... ¿Quiénes son ellas? —me paré de donde estaba para acercarme a una curiosa Noah que miraba la foto que tenía con Melody, yo vestido de príncipe azul.

Recuerdo ese día, era su cumpleaños número tres y Daniel estaba lesionado y no quería quitarle las ilusiones a mi sobrina, entonces me disfracé de príncipe encantador, claramente funcionó con mi ahijada porque no me quitó el ojo todo el día. Era una pequeña dulzura.

—Ella es Melody —sonreí con nostalgia.

Sería hipócrita decir que no extraño a mi familia, tanto la que tengo en Argentina como la que está en Madrid, pero necesito volver cuando esté completamente sano.

Hermosa Pertinencia (Beautiful Last Chance)Where stories live. Discover now