XXXVIII

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Capítulo 38.

"Déjalo pasar, déjate llevar; y tal vez y sólo tal vez, te lleves una sorpresa necesaria, inimaginable y permanente en tu vida".

L E S S

Victoria estaba aquí, con una mirada dulce y un ruego oculto tras sus ojos oscuros, que con un simple vistazo te desnuda su alma. Ella siempre fue pura e inocente; tímida y retraída. La conocí de muy pequeña, muy vulnerable por las situaciones.

Siempre admiré la forma en la cual Devon siempre la protegía, en cómo ponía el bienestar de su hermana sobre la de él. Y a simple vista se miraba el amor que Tori siempre le tuvo a su hermano mayor.

Siempre lo defendía y a la vez, le dolía cuando alguien hablaba mal de él. Porque Toria es de las pocas personas que tiene el privilegio de conocer a Devon en sus mejores etapas. Y sé porque está aquí. Viene a abogar por su hermano.

—Tori. ¿Todo está bien? —me hice de un lado para dejarle pasar—. ¿Quieres algo de tomar?

Ella negó, viéndome fijamente y disculpándose con un ademán y su dulce mirada.

—Yo... sé que mi hermano se equivocó y...

—¡Para allí! —le detuve, levantando mi mano y frotando mis cienes.

Devon... su nombre se repetía, continuaba y atormentaba.

—No... no, digo. ¡Sí! Él te ama Alessandra, como no tienes idea. Has sido su cura... has sido la renovación de su vida. ¿No lo has notado aún? —elle negó varias veces y apretó levemente mi hombro—. Él no se fue sin despedirse, él no se fue, dejándolas vulnerables.

—¿Qué dices? Él se fue Victoria. Está en Madrid, volvió para jugar y acostarse con esas piernas largas —bufé, estaba celosa y molesta. Había elevado mi voz más de lo normal.

—Estás tan enojada y encerrada en tu dolor, que quieres verlo como el malo para suprimir el vacío que sientes en este instante. Lo conoces pero crees la mierdas que la prensa dice de él. ¿Sí sabes que todas esas noticias son una falsedad? Devon en el periódico es cinco por ciento realidad y noventa y cinco por ciento de mentiras y sombras a su alrededor. Te ama y estoy cien por ciento segura que está encerrado en su habitación, extrañándote y de una manera, que no puedo decir, protegiéndote. Y no sólo a ti, a su hija también.

—Ella es mi hija —sentencié.

—No vengo a discutir contigo —algo que me sorprendía de Toria, es que por más que yo elevara la voz, ella mantenía la calma—. Vengo a dejarte esto. Tú misma sacarás tus propias conclusiones —de su pequeño bolso, sacó una carpeta verde. Que en este mismo momento lo miraba como una luz de esperanza, pero a su vez, como la gota que me derrumbará.

»No lo odies. Devon actúa de esta manera porque es su manera de sobrevivir, pero a su vez, su forma de proteger. Muchos lo acusan que me abandonó, pero él nunca lo hizo. ¿Sabes? Podía estar en Madrid, pero siempre cuidó que yo nunca me sintiera sola.

Analicé sus palabras y por un momento me sentí mal. Pero a la vez, no podía darle la razón.

Yo me sentía despechada.

Seguía viendo el sobre, con duda, sin ánimo de tomarlo. Y ella no insistió, sólo lo dejó en la mesita del lado izquierdo.

—Extrañar es tan fácil, olvidar tan difícil. Más cuando es un amor que sigue latiendo como desde el primer día.

Hermosa Pertinencia (Beautiful Last Chance)Where stories live. Discover now