Segunda Parte: VI

8.7K 604 36
                                    

Capítulo 6.

Puerto Madero, Argentina. 1 de enero de 2015.

—Sabía que estarías aquí—giré mi mirada, y ahí estaba ella. Con un vestido blanco, con su cabello cayendo por sus hombros, con una pequeña sonrisa y mostrando su hoyuelo derecho.

—Ven —palmeo a mi lado para que se sienta a mi lado. Sonreí sin poder evitarlo, la había extrañado más que nada en este mundo. Y con estos días de "incognito" aproveché para venir a ver a mi familia. Lo necesitaba. Argentina era parte de mi sangre, mi hogar, y el lugar donde no era señalado. Era tiempo de volver a casa, con los que más amo. Eran las raíces que me permitían volar.

La casa de mi madre constaba con una terraza, que cuando era joven solía escaparme de mi realidad, viendo la luna y olvidando todo. Se podría decir que al venir aquí, compartía tiempo conmigo mismo, respiraba profundo y lloraba en silencio. Solo cuando era necesario. Pero aquí aprendí a ser fuerte, a descubrir secretos, era mi lugar, donde solo mi hermana era invitada.

Es increíble ver cómo pasa el tiempo y saber que el muchacho cabeza de brócoli, que subió por primera vez a esta terraza, ha cambiado; y no solo físicamente, si no emocionalmente.

— ¿Quién roba esos pensamientos? —sonreí por inercia cuando su cabeza se posó en mi pecho, abrazándome y dándome un poco de su calor.

—Nada —susurré y la envolví con mis brazos.

—Te conozco mejor que nadie Dev, este no eres tú. Extraño a mi hermano, extraño verte feliz y ser como realmente eres.

—Sigo siendo yo, pero con varias cicatrices y lecciones aprendidas —giré para ver a mi hermana que negaba varias veces su rostro y trataba de limpiar sus lágrimas. Quise acercarme a ella pero se alejó poco a poco.

No me gustaba verla llorar, siempre evitaba hacerlo. Y si yo lo provocaba, solo hacía que mi corazón se acelerara de la impotencia que estaba lastimando a quien más amaba en este mundo.

—No Dev, por favor. Vi a mi padre autodestruirse, no quiero que eso te suceda. No, Devon. Tú no me puedes abandonar —yo traté de abrazarla, pero mi hermana me pegaba continuamente en el pecho. Soltando toda su frustración y miedos. Vi el temor que reflejaban sus dos preciosos ojos. Ella ha cargado con ese peso, pues fue la que descubrió la infidelidad de mi madre y el cuerpo inerte de mi padre. Ella tuvo que ir a terapias para articular de nuevo una palabra, y fueron varias noches de insomnio para que ella lograra descansar en paz y sin pesadillas. Victoria ha visto marcharse a cada persona que ingresa a su vida, y teme perderme, me lo recuerda cada día; pues ambos somos las únicas constantes en nuestras vidas. Yo sé, cada mañana al despertar, que Victoria siempre estará ahí, como ella sabe que yo movería el curso de la tierra para ir con ella.

Mi hermana es el ser más santo y precioso, dulce e inocente. Y odiaba verla sufrir. No puedo permitir que mis acciones la lastimen, no puedo. Siempre he querido ser mejor para ella, porque me ve como su modelo, su héroe. No puedo dejar que ella cambie ese concepto de mí, por más jodido que esté.

Pero soy humano y estoy lejos de ser perfecto. No soy bueno ni malo, soy un matiz, como todos lo somos. A veces solemos identificar todo como blanco y negro, cuando nadie lo es, somos grises.

—No lo haré... no lo haré. Te lo prometo —susurro y cojo sus manos. Sus mejillas estaban repletas de lágrimas y dolía, dolía verla de ese modo.

—Quiero a Devon.

—Aquí estoy —besó su sien y la siento en mis piernas como si la estuviera protegiendo del mundo cruel, yo no quería que ella se contamine.

Hermosa Pertinencia (Beautiful Last Chance)Where stories live. Discover now