XXXV

4.1K 390 54
                                    

Capítulo 35.

"Nada te prepara para la muerte. Algo tan inesperado y repentino, más una verdad absoluta y un temor irreconocible que no tiene escapatoria".

21 de Julio, 2019. Buenos Aires, Argentina.

Quien diría que los deseos y los miedos más profundos, están tan presenten en nuestro inconsciente. Mostrando una cara y golpeando a la suerte del "destino", lo que aún no estamos preparados para sobrellevar.

Nadie está preparado para perder; menos si se pierde lo que amas y deseas.

No hay una guía que te indique como apaciguar el dolor, ni cómo dejarlo en el pasado. La vida te lanza al vacío y espera a que descubras con experiencias y consejos, lo más hermoso que te puede dar. Nada es difícil, pero eso es lo hermoso de vivir. Vivir cada experiencia, lanzarte a los retos y vencer tus miedos. Aunque en ese proceso, uno salga lastimado.

A lo largo de mi vida, aprendí con errores; uno tras otro pero me hizo ser el hombre que soy. Incluso estoy orgulloso de quien veo hoy en el espejo.

Siempre pensé que jugar en el Real Madrid era mi pasión, era el motor que aceleraba cada molécula de mi cuerpo. Pero estaba totalmente equivocado. No era jugar, no era estar en uno de los equipos más conocidos alrededor del mundo y tener fama y fortuna. No, era más de eso. No sólo era el hecho de estar en una cancha y enfrentarme a un equipo; rodeado de una multitud, expectantes de cada movimiento que en conjunto, con mi equipo, realizamos.

Pues yo empecé jugando en el Caminito de la Boca, con el mural pintoresco, con sus calles llenas de colores, las guitarras y sus melodías; el tango resonando afuera de cada bar. Pasando la pelota de mi padre a la pared, raspando mis rodillas en el cemento y cayendo en cada intento de mejora. Pero no me rendí y perseveré.

No dejaré de agradecer la oportunidad internacional que me dieron.

Pero no era mi sueño, no era mi propósito.

Tuve que caer una y otra vez. Tuve que perder todo en el camino para encontrarme conmigo mismo. Y encontrar para lo que realmente vine a este mundo.

Vine a enseñar con pasión, vine a mostrar sonrisas y alegrar los días.

Vine hasta mis calles, mi tierra natal; para encontrar el lugar perfecto para hacer lo que más me gusta. Hacer fútbol, transmitir el fútbol, inspirar a dar lo mejor de ti, a poner tu pasión y última energía en los últimos minutos. Una influencia, pero no para que todos vieran que estoy haciendo una obra de caridad, no, para mostrarme que este es mi lugar.

Pero no todo será perfecto. Pues convivir y compartir te hace amar y arraigarte a las cosas más pequeñas, como los recuerdos o las amistades. Y ahí es cuando entra la muerte, interrumpiendo la vida y dejándote solamente con todo aquello que cultivaste.

Mauricio murió, murió porque su cuerpo no daba, murió pensando que haría más en este mundo. Murió porque el tumor se expandía cada día más y no había nada que se podía hacer.

Mauricio desde que tenía tres años fue diagnosticado con un tumor en la cabeza y por mucho tiempo luchó sin rendirse, hasta que la misma enfermedad lo consumió. Me recuerdo cuando jugaba, tenía una pequeña ilusión; incluso me dijo que un día quería ser como yo. Y yo no podía pensar que ese niño representaba lo que era la esperanza. Porque cada día se levantaba de la cama con una sonrisa, pidiendo un milagro y dando su mejor versión.

Pero si aprendí algo, es que todo tiene un propósito; y aun cuando pareciera injusto, toda persona tiene su pequeño infinito de tiempo que nadie tiene predicción de medir, pero mientras viva, vivirá con un propósito. Y si hay una verdad segura, es que la muerte te asecha en cada movimiento.

Hermosa Pertinencia (Beautiful Last Chance)Where stories live. Discover now