85. Capítulo final: parte dos.

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Los Delta y las chicas lo miraron esperando su respuesta con suma atención.

— ¡Maldita sea! —exclamó Ryan abrochándose el cinturón de seguridad—. Está bien, hablemos en Delta.

Miley suspiró e ingresó al auto copiando la acción de su novio, instantáneamente.

—Nos vemos allí. —Jayden sostuvo a Megan con su brazo. Ashton se nos unió sin decir nada, se quitó el saco apoyándolo sobre mis hombros y tomó mi mano guiándonos a ambos hacia el BMW. Todos dieron un asentimiento de cabeza sin chistar y cada uno se dirigió a sus respectivos vehículos.

Me subí del lado de copiloto abrazando mis brazos. Temblaba más por los nervios que por el mismo frío inexistente. ¿Qué sería de nosotros luego del plan? ¿Acaso éramos conscientes de lo que podría llegar a pasarnos si íbamos a Palo Alto en busca de más pelea?

— ¿Cómo te sientes? —indagó con preocupación, arrancando el auto.

—Una parte de mí está asustada y confundida y la otra está eufórica y llena de ira. Quiero darle más que una golpiza pero tengo miedo de que suceda algo peor.

—Digan lo que digan quiero que te quedes en la casa —pidió en voz baja, me miró de reojo por un segundo verificando que había captado su orden.

— ¿Por qué? ¿tú también te quedarás?

—No.

Fruncí el ceño. —Todas tus peleas serán las mías mientras esté a tu lado. No me pidas que me aleje cuando quiero estar contigo más que nunca. En las buenas y en las malas, siempre juntos.

Apoyé la palma de mi mano sobre el dorso de la suya e intenté brindarle calor, por más que su cuerpo emanase el propio. Su expresión cambió a una de pena y entendí que no le gustó la idea de estar a su lado, al menos, en las malas; pero suspiró y supe que me iba a dejar cuidarlo de la misma forma que él hacía conmigo.

—Está bien, Ash.

Sonreí levemente mirando su perfil. A pesar de tener la ceja y el labio cortado y los nudillos con sangre y destrozados, seguía siendo muy apuesto y no perdía el encanto por el cual había caído. Frunció el ceño, sin despegar los ojos del camino.

— ¿Qué mierda...?

Mi vista había dejado de admirar su rostro para poder enfocarse en donde la suya descansaba: la entrada de nuestra residencia, pero no había sido el lugar lo que nos sorprendió. Todos habíamos previsto que los Sigma iban a atacar la casa y no fallamos: la residencia estaba cubierta de papel higiénico y algún que otro extraño objeto lleno de sangre.

Mi novio frenó el automóvil detrás del de Jayden y bajamos con rapidez. Las personas recostadas en la entrada y el césped se levantaron enseguida para saludarnos. Uno de ellos no dudó ni un segundo en acercarse y rodearme con sus brazos en un cálido abrazo, disfruté el poco tiempo unido a él.

—Te extrañé tanto, Hannah banana.

—Y yo a ti.

— ¡Ya era hora! —exclamó la castaña, alzando los brazos—. Llevamos media hora esperándolos.

— ¡Vaya, qué hermosa estás! —gritó uno de cabellera rubia, alzando los pulgares.

— ¿Qué mierda hacen aquí? —indagué confundida, me separé del chico y abrí los ojos de par en par apreciando a las personas frente a mí.

Cada uno traía consigo una mochila bien equipada y ropa cómoda. Sus rostros demostraban ira e inconformidad, como si estuviesen a punto de romper algo, y no estábamos hablando de gente dispuesta a destruir nuestro hogar.

¡Esto es guerra! © #2 [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora