31. "Tin-tin, el que no se encuentra pierde..."

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En el capítulo anterior:
{ —¡Voy a sacarte esas extensiones, perra! ¡¿No te vale estar con veinte chicos a la vez?! —gruñó mi mejor amiga, Amy.

Dolió.

No lo demostré.

Sólo que... digamos que me abalancé un poquito para arrancarle las extensiones que, verdaderamente, le estaban afectando en su pequeña cabecita de nuez.}

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Capítulo treinta y uno

"Tin-tin, el que no se encuentra pierde..."

Pero Byron me detuvo en ese segundo que fue primordial.

—Bebé, si no quieres que te suspendan el primer día de clases, yo diría que no intentes matar a una de las reinas de Berkeley... —me susurró.

Me solté con brusquedad.

—No me molestes, Byron —le espeté.

Levantó sus brazos rendido.

Y, en ese mismo instante, unos gritos y risas parecidos a "¡Mírenlos!", resonaron en la cafetería.

Todos los Alpha nos miramos sonriendo con malicia.

Pero cuando posamos nuestra mirada hacia el centro de la cafetería, nos encontramos con un gran círculo de personas, riéndose y señalando el mismo.

Nos dirigimos rápidamente, sin importar Amanda y sus clones, hacia el lugar.

Y cuando ya estábamos casi llegando, luego de unos empujones, codazos y quejas, nos quedamos dentro del gran círculo junto a unas de las últimas personas que queríamos ver.

Asher y su grupo.

¿Se imaginan qué le habíamos hecho?

Cubiertos de diamantina;

Con otro color de cabello;

Y con olor a caldo de pollo.

Comenzamos a reírnos frenéticamente, en sus rostros.

La diva de Asher estaba con su hermoso cabello rubio, ahora de un color rosa chillón, su cara estaba cubierta de diamantina violeta, con olor a caldo de pollo y todo su cuerpo repleto de diamantina rosa.

Y los demás Alphas de su grupo se encontraban igual... o peor.

—¡Asher, hoy vas a conquistar a una gallina! —le grité.

Berkeley rió, algunos exagerados se tiraron al suelo, otros reían levemente y los demás los acompañábamos con risas y gritos.

—Smith, te juro que te voy a matar... —murmuró Asher con una voz muy gruesa.

La mayoría paró de reír, incluyéndonos.

El grupo de Asher se miró sonriendo con maldad.

—Yo que ustedes... —el morocho de anteojos chocó los cinco con Asher y nos miró malévolo—, estaría corriendo.

No faltó ni un minuto que ya todos comenzamos a correr desesperadamente hacia diferentes lados.

Oh-oh, estamos en problemas.

[...]

Digamos que una maratón sin aviso, para mí, era la peor cosa que podía hacer, además de ejercicio y dieta.

Bueno, Asher no fue amable y como el estúpido corría rápido, terminó alcanzándome y acorralándome hacia el césped.

—¡Idiota, suéltame! —le ordené moviéndome como una lombriz.

¡Esto es guerra! © #2 [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora