¡Esto es guerra! © #2 [BORRADOR]

43. Un amigo para aprovechar y Monja Gloria.

En el capítulo anterior:
{<<¡Chau, friendzone!>>

Planté un último beso suave y delicado que fue correspondido, abrí la puerta de la habitación y salí de ella con cara de victoriosa.

Había provocado a Asher Mason...
De verdad que lo había hecho}

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Capítulo cuarenta y tres

Un amigo para aprovechar y Monja Gloria.

Cuando abrí la puerta de mi habitación, me apliqué el producto, me puse las vendas y me largué a llorar.

Sí, literal.

Había actuado como una completa zorra y fracasada, necesitada, desesperada, todo. Y luego le decía zorra a Aishling.

Me senté en mi cama, cambiada de ropa, tenía el buzo de Ashton, unas babuchas negras y el Señor Conejo habitaba en mis pies.

Pero, ¿por qué había actuado así?

Tan... desesperada, alterada... yo no era así.

Jamás había hecho algo de esa forma, nunca.

Por eso Chad me decía Monja Gloria, porque en definitiva no superaba lo desconocido.

Escuché tres golpes en la puerta, pero no le presté atención, esa persona la abrió y procedió a cerrarla cuando había entrado. Sentí como el colchón se hundía a mi lado y una mano se posaba en mi espalda.

—¿Qué pasó, Ash? ¿por qué lloras?

Levanté la vista, encontrándome con Mike.

—Soy una zorra —murmuré volviendo a poner mi cara en mis manos.

—¿Eh? ¡No! No lo eres, ¿por qué estás diciendo eso? —su tono era calmado y bajo.

—Provoqué a Asher —contesté.

—¿Qué? —pareció sorprendido.

—Que provoqué a Asher y por eso soy una zorra —volví a levantar mi mirada, quitándome las lágrimas.

Mike me miró con tristeza, tomó mis manos y negó.

—Ashley, no eres zorra por provocar a alguien... no tienes novio, Asher tampoco, hicieron lo que querían, eran libres de hacerlo...

Pestañeé un poco aturdida.

—¡No! No hicimos nada... me refiero a que casi llegamos a eso... y no sabes lo que me arrepiento.

—¿No te gusta Asher? —preguntó.

—No... ¡digo sí! ¡agh! —posé mi cara en las palmas de mi mano—, es complicado... pero me arrepiento de haber quedado tan estúpida frente a él, sin dignidad.

Suspiró profundamente quitándome las manos de la cara.

—Ash, ya te dije que no eres ni zorra, ni estúpida, ni perdiste tu dignidad, ni nada. Te entiendo, ¿si? Comprendo la situación, pero lo que hayan hecho no te convierte en una tonta etiqueta y quiero que salgas de tu cuarto con la cabeza en alto y olvides todo, que no te importe —me sonrió—, porque ninguno hizo nada malo.

Le sonreí moqueando y lo abracé agradecida.

—Gracias Mike...

—De nada, para eso están los amigos —nos separamos—. ¿Quieres comer, cambiarte, hacer lo que quieras? Porque dentro de un rato nos iremos a nuestras clases, salvo que quieras ir sola...

Me encogí de hombros.

—Si son capaces de esperarme, voy con ustedes.

Despeinó mi cabello.