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-Rosie, ¿estás segura de este viaje?
Rosie fingió no haber oído nada que pudiera poner fin a sus planes de abandonar este país, y volvió a vaciar las pertenencias del interior de su bolso sobre la mesa para comprobar que su pasaporte estuviera en su respectivo estuche al igual que el billete de avión con destino a París. Al menos, ya no sentía esta absurda necesidad de revisar constantemente su teléfono para asegurarse de que no había alguna llamada o mensaje que le hiciera saber que Adonis Hartman se había arrepentido de haberla dejado ir y que estaba decidido a venir en su busca, pero, una vez más, la mujer comprendió que por más intenso que fuera su deseo no significaba que éste fuera a hacerse realidad.
-Rosie.
-Dame una tregua, Josh.
Joshua se encontraba en el recibidor junto a un par de maletas suyas mirándola con esos profundos ojos oscuros en su intento de echar abajo su decisión de poner un océano de por medio que le permitiera arrancarse a Adonis Hartman del pecho, y si había elegido a su amigo como acompañante era porque él estaba sufriendo la misma maldición que ella, amando y no siendo correspondido.
-No hay treguas en una decisión que puede cambiar tu vida entera, amor. -Joshua acortó el espacio que los separaba para afianzar sus hombros. -¿De verdad crees que viajar a París te hará olvidarlo?
-Sí, estoy segura. -respondió ella evitando hacer contacto visual con él. -Mejor vámonos. No quiero que Imaan llegue e intente convencerme de darle una oportunidad a Seattle.
-Rosie... - la frenó antes de que ella pudiera llegar a la puerta. - Tu dolor está muy reciente, amor. Y, por eso, debo preguntarte si eres consciente de que no sólo estás dejando tu corazón roto atrás, sino también tu trabajo y a tu familia.
-Eres demasiado encantador para ser real. - confesó Rosie en voz alta.
Ojalá se hubiera enamorado de Joshua Davis, alguien quien considera el amor su primer y único plato del día.
-Pero no me sirve para que me quieran. -replicó él reflejando tristeza en su voz. - Esa es mi realidad, Rosie. Pero no tiene por qué ser la tuya, no después de lo que me has dicho.
-Ha pasado más de una semana desde que dejé Wyoming. Y si de algo estoy segura es que ese hombre no va a venir a buscarme. -admitió. Aunque seguía llevando la imagen de ese ermitaño incrustada en el pecho.-Esa es toda la realidad que debo asumir.
Esta vez, su amigo optó por no replicar para dirigirse con sus maletas hacia el ascensor y así reunirse con el taxista en la entrada del edificio que no dejaba de hacer sonar el claxon a modo de aviso. Por lo que, a Rosie no le quedó más remedio que despedirse del apartamento, cerrar la puerta y tomar el otro ascensor hasta el vestíbulo para seguir adelante con su decisión. Su amigo sabía mejor que nadie que ella no iba a dar su brazo a torcer, y que podía esperar sentado si lo que pretendía era hacerla cambiar de opinión, pero, en el fondo, la mujer apreciaba su preocupación.
-¿Preparada?
-¿Es que no quieres que te acompañe? -le preguntó una vez se reunió con Joshua.
-Sería un placer viajar a París contigo, amor - respondió él llevándose sus nudillos a los labios. -Pero me parece que tú corres con mejor suerte que yo.
En principio, Rosie no entendió a qué se refería ni tampoco de dónde procedía ese repentino brillo en la mirada de su amigo, pero el estremecimiento que sufrió la piel de su espalda la llevó a darse la vuelta para encontrar a Adonis Hartman frente a ella.
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Adonis✨
RomanceRosie Parks era una mujer felizmente prometida al hombre con el que había compartido su vida los últimos cinco años. Al menos, hasta que un mes antes de su boda, encontró a su atractivo novio saboreando la saliva de su querida hermana menor, haciend...