4. ¿Querrás besarme?🦋

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Adonis se deslizó por la cama esperando encontrar a la mujer a la que el día anterior habia "amado" durante horas completas, y lo único con lo que se topó fue con un enorme vacío a su costado. Sin embargo, el aroma de la mujer, su perfume, y toda ella seguía impregnado en las almohadas y en las sábanas que cubrían parte de su desnudo. Lo cual, sólo trajo consigo temor al preguntarse cómo podría continuar él sin añorar todo lo que Rosie le estaba obsequiando con su cuerpo. Porque Adonis, mejor que nadie, era consciente de que estos encuentros tan mágicos sólo tenían lugar una vez en la vida, y él no se consideraba lo suficientemente afortunado como para que el destino le sonriera por segunda vez.

- ¡Rosie! - exclamó con el pecho encogido. No hubo contestación. -¡Rosie!

Silencio absoluto.

Adonis se vistió rápidamente con lo primero que encontró en el armario, y bajó las escaleras a toda prisa con la esperanza de encontrar a Rosie y a la labradora en el salón, pero tampoco había rastro de ambas. Por lo que, una vez calibró el peligro al que podían hacer frente al perderse en las altas llanuras de Wyoming, el ermitaño tomó la escopeta que colgaba de la pared y abandonó la cabaña decidido a seguir el rastro de huellas frescas que aún podían apreciarse en el lodo. Es más, una parte de él se obligó a alejar cualquier distracción que opacara su mente, y la centró en cualquier indicio que pudiera llevarlo de vuelta a los brazos de la mujer que había dormido acurrucada contra su cuerpo.

¡Joder!

El corazón se le subió a la boca con el simple pensamiento de imaginar a Rosie herida, o a la fiel labradora que lo mantenía atado a la tierra.

- ¡Rosie! - volvió a gritar. -¡Rosie! ¡Bessie!

- ¡Estamos aquí! - respondió la voz que reconoció como la de Rosie. Al instante, también oyó los ladridos de Bessie. -En el embarcadero.

El corazón de Adonis regresó a su posición inicial en cuanto vio a Rosie junto a su compañera disfrutando de los rayos de sol en esta fría mañana de invierno. Ambas ajenas a la preocupación que había llegado a encoger su estómago del susto, y que acortó sus años de vida drásticamente.

*¿En qué estaba pensando esta mujer?*

- ¿Dónde te habías metido? ¡Creí que podía haberte pasado algo! - exclamó molesto. -No puedes abandonar la cabaña sin avisarme. ¿Y si os atacaba un animal a ti o a Bessie? ¡Qué haría yo!

La expresión de sorpresa de Rosie ante su repentino arranque de preocupación no lo acobardó, e incluso la vieja Bessie se escondió entre las piernas de la mujer a causa del tono de voz usado por su dueño.

-Bessie quería dar un paseo. Y quise acompañarla, precisamente, para que no le ocurriera nada. -se justificó ella. - No te pongas así, estamos bien. ¿Lo ves?

-¡No! No te das cuenta de lo peligroso que es para ti. -le replicó. -Para las dos, mujer. Podría haberos pasado cualquier cosa, y yo sin saberlo.

-¡Adonis! -clamó ella tomando el rostro de él entre sus manos. -Estoy aquí y estoy bien. Tócame. - le pidió. - Me tienes frente a ti.

En ese momento, el marine supo por la manera en que se sintió a su tacto que, difícilmente, podría arrancarse a Rosie Parks de la piel. Y que los días que ambos pasaran juntos en la cabaña los atesoraría con el mayor recelo del mundo, porque su compañía resultaba semejante a un paraíso terrenal.

Adonis✨Where stories live. Discover now