Oppa ; jjk [+18]

•37• Muslos débiles

Jungkook

-Jungkookie, no te duermas -su calmante voz me da escalofríos y sus manos se mueven como expertas durante diez minutos, relajando mis hombros de una forma muy agradable.

-Si tu preocupación era que me relajase, no te martirices porque creo que se me han dormido hasta las neuronas -giro mi cuerpo con cuidado de que mi desnudez no sea visible, aunque con la espesa capa de burbujas y espuma se disimula mi erección-. Despiértame.

Me apoyo en el borde de la bañera, y los ojos de Yuri se entretienen por mis manos más de lo que le hubiera gustado.

-¿Que te despierte? -se tapa la risita, y no puedo evitar morderme el labio al ver lo bien que está con mi albornoz-. ¿Un beso va bien?

-Un beso tuyo me basta y me sobra -me quedo quieto, disfrutando al máximo cuando coge mis mejillas y me besa con iniciativa. Siento palpitación en la polla cuando me muerde el labio, pero me intento calmar mediante respiraciones profundas-. Vale vale, creo que es suficiente.

Yuri se aparta y se pone de pie, haciendo que tenga que elevar la cabeza en una posición incómoda para poder mirarla.

-Dame tus manos -pide con una pequeña sonrisa de por medio, y guardo silencio cuando las lleva al nudo del albornoz.

¿Quiere que deshaga el nudo?

-¿Yuri? -le miro pidiendo explicaciones, pero ella solo se peina su corta coleta como respuesta.

-Quítame el albornoz, Kook.

Trago duro ante su propuesta, pero mis dedos trabajan más rápido que mi cerebro y en un abrir y cerrar de ojos la prenda queda en el suelo. Está desnuda en frente de mis propios ojos, y me quedo en blanco.

-¿Me puedo bañar contigo? -continúa, inclinando la cabeza ligeramente hacia el lado. Me resulta casi imposible no desviar la mirada por sus curvas sinuosas, pero asiento como un estúpido.

-C-claro, toda tuya -le miro descaradamente cuando me da la espalda, y pincho uno de sus glúteos con el dedo demasiado tentado. Le sonrío nervioso cuando me mira con una ceja alzada, y no sé por qué coño me estoy comportando como el virgen tímido.

Los papeles no pueden cambiar

Me hundo más en el agua cuando se sienta, sus pequeños pechos descubiertos provocándome un flujo de sangre en dirección sur. No quiero que Yuri vea que estoy excitado en un momento así de íntimo.

-¿Te quedarás a dormir? -pregunto suavemente, calculando la distancia que hay entre las dos esquinas opuestas donde estamos. Asiente sonriente, manteniendo el contacto visual de una forma que me quema-. ¿Y no te vas a acercar a tu novio? Yo también necesito mimitos...

-Como tú digas -gatea hasta mí y se sienta a horcajadas, y suspiro cuando su vientre roza mi miembro. Esconde su cara en mi hombro y me acaricia la nuca con sus dedos, unas caricias que me ponen la piel de gallina.