15. Amanecer

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El joven oficial Turner luego de levantarse del golpe recibido fue directo a los baños donde avisó a Alexander de salir del lugar antes que la policía llegará pero no pudo evitar sentir conmoción por la escena sangrienta y desgarradora que ocurría en el lugar. Y Alex tampoco podía responder del todo, sino hubiera dicho: "Tú eres la policía, imbécil'. Pero no era el momento ni el lugar.

Dejando el cuerpo tendido en el suelo se levantó y miró Dylan mientras se acercaba a él y pasaba por su lado. Pero antes de irse el oficial lo tomó del brazo y lo vio de reojo.

—Ve a mi casa. Ahí nos vemos —Sin más que decir, lo soltó y éste se fue caminando por las vías del subterráneo mientras escuchaba pasos bajando las escaleras y voces preguntando.

Las oscuras vías apenas eran iluminadas mediante pequeños focos de poca iluminación pero le sirvieron lo suficiente para que encontrara una puerta de servicio y saliera del subterráneo.

Luces cálidas llenaban el pasillo que llevaba a una escalera en caracol para subir a la superficie y salir. Alexander recorrió todo eso en cuestión de minutos y al llegar al final se encontró con una puerta metálica la cual al abrirla rechinó.

Al salir se encontró con que la puerta daba directo a una zona del subterráneo exclusiva para empleados. Escuchaba murmullos de la policía los cuales estaban en otro sector del lugar.

Alexander decidió salir de allí por otra parte. Por alguna de las tantas entradas.

Cada paso que daba retumbaba, pues el eco reinaba en aquel lugar

Pero al pasar de los minutos, Alex fue acogido por la oscuridad de la noche la cual le sirvió para transportarse sin ser visto.

Al llegar al barrio donde antes vivía recordó a su padre y más cuando tuvo que pasar por la casa a la que llamaba hogar. Lo volvió a ver, tirado sobre el suelo, moribundo. Sus emociones se alteraron, el odio regreso, acompañado de impotencia y rabia.

Sacudió la cabeza y se apresuro para entrar a la casa conjunta donde vivía Dylan Turner.
La casa estaba igual a como la habían dejado al salir.

Se acostó sobre el suelo mientras esperaba al joven oficial. La sangre manchaba su traje, la cuchilla del brazalete estaba teñida de sangre la cual ya secaba y se unía a la de su padre y por debajo a otra la cual era oscura como la noche. La del demonio blanco.

Sus párpados pesaron y poco a poco se fueron cerrando hundiéndolo en un mundo de pesadillas.

Un pie golpeó leve un costado suyo. Era Dylan tratando de despertarlo. Alex se despertó subitamente y se levantó poniéndose en pose de pelea, pero el equilibrio le fallo, haciéndolo caer de espaldas al sillón.

El joven oficial de policía lo vio y negó con la cabeza.

—Estás fatal —Se alejó un par de pasos y lo vio atentamente—. Sin duda estás hecho un desastre —Miró el suelo y vio la alfombra del piso teñida de sangre, luego lo vio a él quien estaba en su sillón, pero por suerte la sangre ya había secado—. Un desastre que manchó mi alfombra... no importa, luego la lavo.

Alexander no respondió, seguía adolorido y se sentía fuera de la realidad. Miró el suelo y la sangre en el. Su mirada estaba perdida en la nada.

—¿Estás bien? O sea, estás del asco, pero aparte de eso —Dylan trató de animarlo, pero Alex no reaccionó.

—No he parado de tener pesadillas —formuló con una voz ronca—. Las pesadillas no han parado desde que él llegó.

—¿Qué pesadillas? ¿Quién? —preguntó incrédulo.

—Siempre son las mismas: doctores experimentando con chicos, Crystal devastada, y una gran sombra que siembra el caos. O aveces veo a mi padre...

Dylan no supo que responder, sabia que era un tema delicado y desvió la conversación. Hizo que se fuera a dar una ducha mientras él lavaba el traje y la alfombra tal y como una película de Ryan Reynolds le enseñó.

Al salir de la ducha, Alex se sentía más relajado y calmado, pero sus pensamientos negativos seguían en su mente. Tomó una toalla la cual se envolvió en la cintura y se miró al espej, pudo notar que con el pasar del tiempo su cuerpo se tonifico y ya no se veía tan delgaducho. Sus moretones y heridas iban desapareciendo y sanando.

Se vistió con ropa que Dylan le había prestado la cual le quedaba ligeramente holgada. Su vestimenta contaba con una camisa de su banda favorita y unos pantalones deportivos junto a unas pantuflas para estar más cómodo.

Tomó su comunicador y escuchó como la voz femenina de su inteligencia artificial le susurraba en el oído.

—Señor, ¿se encuentra bien? Me he preocupado —le dijo Vix.

—Sí. Sí, todo bien —Suspiró—. Una mala noche, nada más.

Salió del baño y bajó las escaleras a la planta baja, luego se acercó a la ventana y pudo ver como el cielo se teñia de un naranja intenso. El amanecer se acercaba luego de una dura noche.

—Necesito que me cuentes todo lo que está pasando —Dylan apareció por la entrada de la cocina—. En serio.

—Ni siquiera yo sé que está pasando —Se volteó a verlo y Dylan vio un rostro cansado—. Sólo necesito que me creas.

—Después de lo de anoche, creo en absolutamente todo —confesó el joven oficial.

Alex le contó cada detalle que conocía. El culto, los demonios, las muertes, lo que se acercaba y demás. Dylan prestó atención lo más que pudo, parecía raro que en serio se lo creyera cuando muchos lo tratarían de loco. Pero él no, él estaba fascinado e intrigado.

—¿Entonces, este Clavis Ostium, es el líder, quien busca sus tropas las cuales están enterradas bajo tierra? —Alex asintió y Dylan pensó—. Tengo una idea, pero no podremos solos.

—¿Solos? No hay un "solos", esto lo tengo que hacer sólo yo. No puedo permitir que... —Subitamente Alex fue interrumpido por el oficial.

—Amigo, con lo que me contaste no podrás tú solo, quieras o no —le contestó sin titubear—. Y quizá pueda ayudar, la información en la jefatura podría ser de ayuda, buscaré sobre ruidos molestos, maquinaria pesada y demás.

—¿Por qué buscarías eso? —preguntó incrédulo.

—Porque si está bajo tierra lo que buscan deberían haber usado maquinas para excavar. Y eso generaría ruidos.

—Entonces únicamente tú y yo —dijo el joven héroe.

—Necesitaremos refuerzos si quieres llegar a él. Sin duda tiene un ejercito de Poseídos y tendremos que matarlos para liberarlos —sentenció Dylan.

—¿Tienes a alguien en mente? —Alex volteó a ver el amanecer nuevamente. El cielo ya estaba tomando un color celeste y lo anaranjado se iba.

—Sí. A unos cuantos.

Por fin he vuelto a publicar. Lamento la demora y la espera que ocasione. Pero la historia ya se acerca a su final y el próximo capítulo llegará más rápido que éste.
Saludos y gracias por leer y llegar hasta aquí.

Blue Night: El inicio de un héroeWhere stories live. Discover now