8. Pérdida

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—Alexander, Alexander, despierta —ordenó su padre.

—Unos minutos más... —pronunció, pero Joel no estaba a gusto con su respuesta.

—Ya habrá tiempo para descansar, pero ahora tienes vidas que salvar.

Alexander se levantó de golpe, abrió los ojos esperanzado de que todo lo sucedido antes hubiera sido una cruel pesadilla, pero no fue así. Seguía en aquella fábrica destrozada, mojado de pies a cabeza y al lado del cadáver de su padre.

Era de noche, la luna y la oscuridad reinaban a esas horas. Se arrastró hasta la orilla y pudo ver su rostro reflejado en el agua, estaba sucio y maltratado. Volvió la mirada a su padre y vio su cuerpo que descansaba en paz, en él pudo ver una gran herida empapada de sangre en la parte del abdomen. Sus ojos se cristalizaron, pero rápidamente se los frotó y miró el miembro mutilado de su padre. Se acercó a éste y con delicadeza le quitó el brazalete. Como lo sospechó, la hoja de la cuchilla tenía dos tipos de sangre: una roja y otra oscura. Dedujo que la causante de la herida había sido su propia navaja, en su mente se imaginaba cómo los eventos pudieron pasar: como White Demon arrancaba el brazo de su padre y se lo clavaba directo en el abdomen. Sacudió la cabeza y guardó la cuchilla a su lugar.

—Juro... —comenzó Alexander, quien veía el cuerpo de su padre y apretaba fuertemente el brazalete— Juro que lo mataré a como dé lugar —sentenció, para luego ser distraído por el ruido de las sirenas de las patrullas de la policía que se acercaba.

Miró alrededor, pero no encontró otra salida, escuchó voces que le indicaban que su tiempo se le estaba agotando. Corrió como pudo hacia otros cuartos de la fábrica, pero la mayoría tenían las entradas obstaculizadas con escombros de todos los tamaños. Logró entrar a una justo a tiempo cuando un haz de luz procedente de una linterna de los oficiales se asomaba.

Se adentró a la oscuridad de la habitación palmeando las húmedas paredes para no chocarse contra nada. Logró ver la luz de las patrullas por una ventana que tenía los vidrios rotos, se asomó y procuró que tuviera el camino libre.

Salió por la ventana y cuando se disponía a caminar con sigilo, un fragmento de vidrio cayó al suelo, reventándose en mil pedazos al contactar tierra. Rápidamente algunos rayos de luz amenazaron con iluminarlo, pero él ya no estaba ahí. Alexander se había escabullido por las sombras de la noche.

Llegó a su casa, pero ya no la sentía su hogar, no sin su padre. Se adentró y cerró delicadamente. Prendió las luces y se quitó la chaqueta para tirarla al suelo, y tan pronto la tiró, su camisa, sus zapatillas y el brazalete cayeron junto a ella.

Se dirigió al baño donde se duchó aún pensando en todo lo sucedido. Al salir vistió ropa cómoda y holgada. Fue hasta la sala donde prendió el televisor y puso una película, se recostó en el sillón, pero no tenía ni un poco de sueño, pues se había levantado hace una hora en las ruinas de la fábrica luego de la pálida que White Demon le había otorgado. Pensó por un momento mientras ignoraba la película. Trató de asimilar lo sucedido, pero no podría superar la muerte de su padre hasta ver al bastardo que lo asesinó muerto.

—¡Maldición! —Explotó en ira. Agarró el control del televisor y lo tiró con todas sus fuerzas hacia la pared. Se levantó para volverlo a tomar, pero se había destrozado al impactar contra el muro. En eso, las palabras de su padre brotaron de su memoria—. La laptop.

Caminó hacia la cocina y al llegar hasta la mesa encontró la laptop de su padre junto a unos archivos. Se preguntó por un momento cómo no lo había visto en la mañana cuando se hizo una taza de café.

Tomó una silla para sentarse y así lo hizo. Abrió la portátil y, mientras esperaba el encendido, comenzó a revisar los archivos. En ellos había cosas que no le interesaban en lo más mínimo, pero encontró uno que tenía como título "Clasificado: la secta de Darksoul".

"Hace más de diez años, se comenzó a tener informes de desapariciones y muertes en diversas zonas del país, todos los informes apuntan hacia una persona que se ha visto en todas las ocasiones..."

Tras esto, unas fotos de una silueta oscura y apenas visible se encontraban pegadas, las fotos tenían anotadas las fechas y lugar donde se tomaron.

"Aunque las imágenes no muestren evidencia necesaria del culpable, en el año 2015 se llegó a grabar y tener más evidencia que hay cosas fuera de lo normal"

Entre las hojas había un pequeño estuche con un disco dentro, Alexander lo introdujo a la laptop y lo reprodujo.

Todo estaba oscuro, y luego el sujeto que tenía la cámara comenzó a acercarse hacia una cálida luz naranja mientras caminaba en lo que parecía un pasillo de una edificación abandonada, ya que tenía grietas por todos lados. Al caminar con sigilo y procurando no hacer ruido, la persona salió del pasillo y se acercó a una baranda metálica. Al asomar la cámara se pudo ver a un grupo de diez personas, con túnicas oscuras y unas capuchas puestas, que formaban un círculo que en su interior había otro formado por velas. De entre las tinieblas, otro ser con una túnica similar puesta, se fue acercando y el grupo comenzó a pronunciar palabras incomprensibles para el oído humano. Cuando el encapuchado se acercó, el grupo le dio paso para que pudiera entrar y se quedara justo en el medio. Se sacó la capucha y se pudo ver una barba desordenada al igual que el cabello castaño y unos ojos marrones claro. El resto siguió murmurando por lo bajo.

En un cerrar y abrir de ojos, las velas pasaron de tener llamas rojizas, a ser violetas y oscuras. Una imponente, gruesa, y profunda voz se hizo presente.

—Mortal —comenzó a decir la voz que al parecer emanaba de las velas, pues éstas bajaban y subían su intensidad con cada cosa que decía—, hasta que te vuelves a comunicar.

—Mi señor —pronunció, se hincó y bajo la cabeza—, la encontramos, pero necesitamos tiempo.

—Te estás tardando demasiado —replicó, causando que White Demon temblara por miedo de lo que Él podría hacerle—, el día se aproxima, debes liberar a mis legiones, o te haré sufrir el resto de tu miserable vida —amenazó la voz.

—Mi señor, los obreros hacen lo que pueden —argumentó, temiendo en cómo reaccionaría aquel ser.

—Te he ofrecido poder, ¡pero al parecer sigues siendo igual de inútil! —las llamas crecieron y aumentaron su intensidad — Pero, pensándolo —dijo de manera calmada—, me has cumplido bien hasta ahora. Así que considérate afortunado.

—¿A qué se refiere mi señor? —Incrédulo, y sin darse cuenta, las llamas de las velas comenzaron a consumirlo, mientras él soltaba gritos de agonía y dolor.

—Te liberaré de lo único que te hace débil: tu humanidad.

Las llamas chamuscaron la túnica, dejándole con graves quemaduras y pedazos de aquel material del que estaba compuesto la túnica adherida a su piel. Se quitó la túnica antes de que el fuego lo quemara. Su piel se tornaba blanca y las quemaduras comenzaban a sanar con rapidez. Abrió los ojos de golpe, aquellos ojos que antes eran marrones, ahora pasaron a hacer de un rojo carmesí. Sus labios se pegaron y sus venas negras remplazaron a las anteriores siendo más notables sobre su piel blanquecina. Su vellos quedaron incinerados dejándolo lampiño. Todo rasgo humano se esfumó de aquel nuevo ser.

Se levantó y las llamas se apagaron, dejando ver a un ser grotesco totalmente blanco. Las personas que formaban el círculo se arrodillaron frente a él.

—¡Por la gloria de Darksoul! —exclamó animosamente, levantando su puño derecho y los encapuchados hicieron lo propio, repitiendo al unísono lo mismo que White Demon.

El camarógrafo que, hasta ese entonces, se encontraba anonadado por lo sucedido frente a sus ojos. Decidió que era momento de irse, pero al retroceder con lentitud chocó contra una pared, dejando caer la cámara estrepitosamente, causando que sonara el impacto en todo el lugar. Los presentes levantaron la vista para verlo.

—¡Maldición! —tomó la cámara nuevamente y salió corriendo del lugar, mientras de fondo se escuchaban apresurados pasos.

La grabación terminó, Alexander miraba la pantalla boquiabierto. Pero no tardó en reincorporarse. Ordenó los papeles y se limitó dejar las cosas a un lado para luego caer de fauces en la mesa y quedarse dormido nuevamente.

Blue Night: El inicio de un héroeWhere stories live. Discover now