13. Renacimiento

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Luego de los eventos sucedidos, Alexander recibió una llamada de su teléfono que lo sacó de sus divagaciones instantáneamente.

Vix pasó la llamada a du comunicador que se alojaba en una de sus orejas.

—¿Si? —dijo Alex, esperando escuchar la voz del otro lado.

—Veo que te encargaste de los poseidos, pero sólo porque estaba tu amigo cerca —La voz era inconfundible, esa voz demoniaca y sobrenatural. Era White Demon.

—Escuchame, sabandija... —Fue directo a una amenaza, pero el demonio lo cortó en seco.

—Escuchame tú. Ven a tu presiada escuela si es que quieres vengar a tu padre como tanto anhelas. O si no, tu amigo Wallace pagará con su vida tu ausencia. Ven antes de la media noche.

Cortó la llamada. Luego de soltar una maldición se apresuró a llegar a su antigua escuela.

Su amigo Wallace, en realidad él nunca considero a alguien su amigo, pero Wally se acercaba bastante a eso. Ni siquiera llegó a procesar lo sucedido esa noche, pero ya tenía otro problema entre manos  primero Shockwave, luego un cazador enviado por una agencia que desconocía, después una orda de muertos vivientes, recuerdos reprimidos y ahora una amenaza directa de su archienemigo.

No se tardó más de media hora en llegar. Su escuela de noche se le antojaba tenebrosa, y más al saber que allí dentro se encontraba White Demon junto a Wallace, quizá torturado o ya asesinado. Eliminó esas ideas, prefería pensar que Wallace estaba sano y salvo.

Se adentró al recinto, listo para lo peor.

Observó los pasillos, tal y como los recordaba, sólo que con menos gente. Ninguna persona.

Se llevó una mano al oído.

—Vix, rastros de calor —ordenó.

La inteligencia sólo tardó unos segundos en asegurarle que había tres, y una muy pequeña. El ratón de Wallace, CMDK. El trío estaba en el laboratorio. Justo donde debía dirigirse.

Recorrió los pasillos, recordando momentos, como el día en el que peleó con Luke. Aunque siempre peleaba o discutía con ese imbécil. También recordó recorrer esos lugares con Wallace, su “amigo”. Debía salvarlo, se lo debía. La última vez que vio a Wally él estaba un poco psicótico, y fue justo ahí, en el laboratorio del colegio de la ciudad de Crystal.

Subió las escaleras y se dirigió al laboratorio hasta que estuvo enfrente de las puertas. Entró

Dentro estaba Wallace con su ratón en brazos, temblaba y apretaba a su mascota contra su pecho. Y detrás de ellos, estaba White Demon en todo su esplendor.

Era él, nadie podría equivocarse. Su piel blanca con venas negras. No tenía ningún rasgo más que dos rendijas por donde respiraba y sus ojos rojos. Era un personaje digno de ser sacado de pesadillas. Sus pesadillas.

Recordó a su padre tendido en el suelo, la pelea la cual perdió sin oportunidad de ganar. Su rabia, sin duda se comparaba como la que sentía al volverlo ver.

—Si viniste —soltó el demonio, que si hubiera tenido boca, Alexander estaba seguro que hubiera sonreído.

—Sólo para cortarte parte por parte —amenazó—. Dejalo ir y arreglemos esto tú y yo. A solas. Él es sólo un inocente.

Esa última palabra hizo que White Demon soltara una carcajada que causo que Wallace temblara.

—¿Qué te causa risa, maldito engendro? —bociferó colerico.

—Él es todo menos un inocente —confesó, lo que hizo que el menudo chico vuelva a temblar—. Ayer mismo lo encontré queriendo infectar a todos en esta escuela con un arma química que él mismo creó en este mismo lugar. No te sorprendas. El pequeño Wallace nunca lo pasó bien en éste lugar. Mucho bullying y desprecio. Cero aceptación por su homosexualidad ¿Quién lo aceptaría? Es antinatural. Ningún amigo, ni siquiera tú, la única persona que estuvo cerca de él, pero tú no lo consideras más que un conocido, ¿verdad, Smith?

Blue Night: El inicio de un héroeOù les histoires vivent. Découvrez maintenant