9. Superación

162 23 5
                                    


El joven pelinegro se encontraba durmiendo hasta que una suave y femenil voz lo comenzó a llamar.

—Señor Smith, señor Smith, ¿está ahí? —preguntó una voz robótica— Un momento, usted no es el señor Smith.

Alexander despegó su rostro de la madera de la mesa, para luego ver que no había nada a su alrededor más que los archivos y la laptop que aún estaba encendida.

—¿Hay alguien ahí? —preguntó, pero no obtuvo respuesta.

Su mañana fue normal, sin contar lo que le había parecido escuchar al levantarse, tomó un café cargado y con bastante azúcar, vio el televisor y siguió bebiendo de su taza. Su día prometía ser común y ordinario.

—Papá, ¿viste mi... chaqueta? —preguntó a la nada, su mirada se perdió en el vacío, preguntándose cómo pudo olvidar ese detalle. La única respuesta que obtuvo fue un pitido que brotaba de la laptop, avisando que se quedaba sin batería.

Dejó que se apagara, mientras seguía pensando y pensando, tratando de olvidar el grave error que había cometido. Sin duda una estupidez por su parte.

...

Una semana después de lo sucedido, Alexander siguió su vida normalmente, consumió todo lo que había en su hogar, lo cual duró lo suficiente, pero ya se estaba escaseando.

—Tras la desaparición del justiciero Blue Night, la policía se volvió más efectiva y tras eso el crimen disminuyó. Arrestaron a otra pandilla de criminales que controlaba la zona sur de la ciudad lo cual hizo que la delincuencia bajara estrepitosamente. Sobre Blue Night no se sabe nada al respecto, pero desde que se inició el proyecto Vigilant por parte de la policía, todo fue mejorando desde la desaparición del héroe.

El proyecto Vigilant consistía en simplemente usar un nuevo método para encontrar pistas y demás, solo para llegar a grupos criminales y tratar con ellos.
A veces ver a la policía hacer su trabajo le daban ganas a Alexander de salir de nuevo, pero siempre caía en depresión, depresión constante. Un día de tantos, sus ganas volvieron, pero no del todo, sólo quería intentar y ver si podía hacer algo aún por la ciudad. Si aún quedaba fuerza de voluntad

Se calzó su destrozada chaqueta y guardó su pasamontañas en su bolsillo. Al salir recorrió las calles. Parecía que todo el mundo había cambiado, no más Escorpiones ni demonios, no más caos en su vida. Pero no era así, todo estaba por volver a retomar su camino.

Al llegar a un callejón, se puso su máscara, sentía que ya no era lo adecuado, pero siguió. Anduvo por los callejones, por sus estrechos caminos.

Escuchó un gemido de dolor débil, no tan lejos de donde estaba, decidió ir a ver lo que sucedía, por lo que se adentró aún más en los callejones.

—¡Maldito nerd! —Golpeó otra vez en el estómago de un pequeño chico afroamericano con lentes que soltó un gemido entre lágrimas.

—¡Destrózalo, Billy! —alentó un joven pelirrojo al chico que tenía la cabeza rapada— Parece que quiere llamar al cadáver de su mamá —se burló, pues ellos sabían que la madre del niño había muerto en el parto.

Eran tres bravucones, se veían de dieciséis años, mientras que al niño que golpeaban tenía apenas doce y lloraba entre gemidos y gritos de dolor. El que parecía el líder, Billy, lo golpeaba sin parar, el niño ya no aguantaría mucho.

—Toma —Un joven de cabellera rubia y despeinada le lanzó una navaja al líder, mientras se reía asquerosamente—¿Qué pasa?, negro, ¿no sabes qué hacer?

Siguió riéndose, mientras el pelirrojo lo siguió en las risas y burlándose del niño. Tras ellos, una silueta que vestía una chaqueta hecha trizas y con un pasamontañas sucio, caminaba lentamente hacia ellos.

—¡Largo! —exclamó Alex, todos se alarmaron, y Billy no pudo hacer el corte en la piel del niño por prestarle atención a la figura.

—¡Córtalo, Bill! —alentó el rubio, mientras se reía por lo bajo.

Billy salió disparado hacia Alex, pero éste lo frenó barriendo el piso, haciendo que el bravucón cayera de fauces. Se arrastró por el frío suelo hasta llegar con sus compañeros a los cuales les temblaban las rodillas.

—Si me llego a enterar de que siguen con sus actos criminales, los matare a los tres —Las ropas de Alexander lo hacían ver cómo un vagabundo loco, pero ellos sabían que no era eso—. ¡Largo!

Y asustados, los tres jóvenes salieron corriendo con algunos tropezones en el camino, hasta que se perdieron de vista. Alexander se acercó al niño y lo ayudó.

—¿Estás bien? —preguntó el héroe, mientras el niño seguía boquiabierto con lágrimas en el rostro.

—S-sí, no es nada —dijo el niño, con una voz débil y tartamuda. El héroe le secó las lágrimas y, levantándose el pasamontañas para que el niño viera la mitad de su rostro, le sonrió —. Re... regre-regresaste —formuló el niño, con cierto miedo en su voz.

Alexander lo pensó por un momento, no era su plan volver, pero lo que pasó lo hizo pensar en los inocentes, en los que pagaban los platos rotos. Y aún tenía cuentas pendientes y un juramento sin cumplir. Alexander tuvo que tomar una decisión.

—Regrese, y nunca debí irme —La cara del niño se iluminó con esperanza y Alexander le sonrió.

Acompañó al niño hasta su casa y lo dejo a salvo con sus padre y su madrastra . En la calle todos lo miraron, aunque era aquel héroe al que todos aclamaban, su chaqueta estaba sucia y destrozada por los tajos que ocasionó su padre en su pelea en el centro comercial, lo que le daba un aspecto decrépito.

Al llegar a casa trató de encender la laptop de su padre, pero recordó que la había dejado morir, así que la conecto y esperó. Quería seguir con sus investigaciones sobre Los Escorpiones y aquella secta que ahora parecían lo mismo. Algo grande se avecinaba, y él quería estar ahí para hacerle frente.
La computadora tuvo la carga mínima requerida para ser usada, y entonces la prendió. Una pantalla celeste apareció, y luego la letra V, con una fuente que lo hacía parecer hecha de metal, luego le siguió la letra I, secundada por la X. Las tres letras se pusieron una al lado de la otra, formando la palabra "Vix".

—Señor Smith —Una voz femenina salió de la portátil, causándole impresión y sobresalto a Alex—¿Cómo se atreve a dejar que me apagara? Un momento... Usted no es el señor Smith.

Blue Night: El inicio de un héroeWhere stories live. Discover now