Soy.

82 5 0
                                    

Todo había tomado un color distinto. Después de tanto, algo en mi había cambiado y me sentí algo excluida, es que, a veces, cuando no pertenecemos a nada; todo puede costar un poco más, malas decisiones, malas compañías, todo lo que hace dirigirme a quien no soy con tal de pertenecer a algún lugar. Al menos eso perduró por mucho tiempo. Hasta que un día simplemente dejé de encontrarme, me visualicé y sentí tan perdida, que creí que no iba a poder conmigo misma. La persona que vi frente al espejo no era yo, se había marchado hace tanto tiempo. Ella estaba perdida, confundida, sin esperanza alguna. En cambio, mi otra parte estaba esperanzada y era la parte que no le temía a la soledad con tal de ser verdaderamente quien era. Sin miedo al rechazo, sin miedo al prejuicio, sin miedo a las burlas sin fin. ¿Quién era yo? ¿Hacía donde quería llegar? Y el gran problema es que, ya, con total sinceridad, no quería fingir absolutamente nada más. El agua caía sobre mi espalda, y ese nudo en la garganta le dio paso a todas esas lágrimas que habían estado alojadas ahí, por mucho tiempo, por años.

Es que... ¿Cómo podía ser que me sintiera tan sola entre tanta gente? Como en su mayoría, alrededor podía ser todo tan aparentemente engañoso. Los vi a todos, con sus máscaras, siendo infelices, también tenían el mismo miedo y sentían lo mismo que por tanto tiempo sentí, los veía sonreír, aunque si, sabía a la perfección, que todo eso no era más que superficialidad para no ser todos devorados de la misma manera, no queremos ser más lastimados.

A veces es hora de irnos, aunque cueste. Elegí sanarme de todo mi entorno superficial para darle paso a quién soy y a quien quiero ser.

Pregunté tantas veces a tantas personas cómo estaban, tantas, queriendo poder lograr que sonrían, aunque, yo sabía que, por adentro, y por mucho tiempo estaba peor que ellos, solo que fingir una sonrisa siempre había sido mi más dolorosa cualidad. Tenía miedo de que me juzgaran por mi vida, o por sentir dolor. Y aunque hoy las cosas son diferentes, entendí, que es muy peligrosa la soledad, mientras te tengas a vos mismo como enemigo, siempre al principio te hace creer que va a ganarte, que no vas a poder con vos misma, ni con todo lo que te provoca temor afrontar. Y ahí entendí que era preferible batallar con todo lo que me causaba dolor sola. hasta que, por fin, un día, me empezó a agradar, hasta que me vi sobre el espejó nuevamente y me sonreí como jamás en mi vida creí que podría hacerlo. Me elegí entre toda la falacia que me había llevado tanto tiempo crear que nunca iba a serme suficiente; una persona que jamás habitó en mí, que no era yo; se fue, la dejé ir, la abracé, le dije que no me servía más, la amaba, que era hora de nuestra reconciliación, que ya era hora ser quien soy; que no tengo más miedo, que nadie nunca va a poder provocarnos más daños sin antes habernos dado una excelente lección, porque ahí es cuando trascendemos con entendimiento, y sobre todo con perdón con el resto, al igual que para conmigo.

Mientras me encuentro.Where stories live. Discover now