cicatrices de oro.

24 1 0
                                    

Lo cierto es que claramente la vida con el pasar de los años, pueden demostrarte que rara vez las cosas suelen ser como creíamos u imaginamos que podrían llegar a serlo. Así como las veces en las que suelo darme cuenta que son pocas las veces en las que nos sentimos conformes. Causal-mente hoy aprendí lo importante de saber distinguir lo valioso, de lo útil. Y que, casi siempre, lo útil es mas caro que lo valioso.

Casi sin elección, la vida nos arrastra hacia las cicatrices venideras, para comprender el valor de lo valioso. "Los desafíos nos sacan de los féretros cotidianos o nos sepultan en ellos. La única diferencia no radica en los latidos si no en arriesgarte a pesar de la muerte venidera, ella que no incumbe una oportunidad de sacar de nuestras vidas lo que sobra y pesa para que no nos impida actuar y crecer como las personas que somos, y, que paradójicamente solo queremos vivir y ser felices."

Nunca nadie nos recuerda que el tiempo por el cual transcurrimos es un recurso no renovable y cada día finalizado finalmente es un día menos.

Quizá, la vida relativamente es lo que ella a veces quiere.

Pero, además ¿por donde se comienza cuando todos los ideales, las creencias, lo importante o lo que perseguimos por años asumiendo que era correcto termina por desmoronarse? Cuando de pronto no solo logramos darnos cuenta que todos los ideales que perseguimos son confusamente erróneos.

Las cosas que por tanto tiempo fueron significativas en su totalidad ya no valen la pena. Creo que uno nunca termina por acostumbrarse a las disrupciones que nos trajeron al hoy y en quienes nos convierten. Paradójicamente perdernos por completo muchas veces termina siendo lo que logra que nos encontremos. Y lo que estemos dispuestos a aprender de los procesos que nos rompen hasta el centro y logran trasformarnos, como la tan conocida técnica  -kintsugi-  y su metáfora sobre la resiliencia personal y es que, tan cierto como que la cerámica reinventa su identidad al exaltar, cubrir y realzar el valor de las partes rotas con oro, resulta el hecho de que, nosotros mismos, somos capaces de recomponernos ante la adversidad. La aceptación, comprensión y valor que la persona va encontrando en los surcos de sus cicatrices. Estas vasijas nos recuerdan que aunque la vida nos deteriore y nos rompa, siempre podemos crecer de nuevo, juntar los pedazos y repararnos terminando siendo más bellos no sólo por fuera sino también y sobre todo por dentro.

"El mundo nos rompe a todos. Y luego algunos se hacen más fuertes en las partes rotas.

-Ernest Hemingway"

Mientras me encuentro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora