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Al amanecer Esteban, Mina y Vergil se encontraban metidos en un avión rumbo a Israel. Era de suma urgencia encontrar a la mujercita de James, si no el padre de los tinieblas los mataría a todos.

La pelicastaña de ojos grises se sentó en el medio de los dos demonios para intentar controlar su miedo a los aviones. Tomando una gran bocanada de aire para luego ir soltándola poco a poco, la chica agarró las manos de ambos cuando la enorme ave metálica encendió sus motores y comenzó a acelerar sobre la pista. Su marido colocó su mano libre sobre la de ella y se dedicó a trazar círculos sobre su piel en un esfuerzo para calmarla. Esteban, en cambio, la miró por el rabillo del ojo y esbozó una pequeña sonrisa.

—Tranquila—Se inclinó el pelinegro para susurrarle en el oído—. Este trasto humano no se atreverá a sufrir desperfectos mientras dos personalidades infernales tan apuestas e importantes estén a bordo.

Mina rió por lo bajo y, aunque no los soltó, al menos suavizó su agarre.

Gracias por hacerla reír, James, le agradeció el príncipe telepáticamente.

Lo más encantador del asunto era ver a esos dos, quienes volvieron con un lazo de amistad incondicional e inquebrantable. Eso lo percibió la Chispa de Dios, que esperaba ser de gran ayuda no solo para encontrar a la reina de los Cielos sino para continuar cultivando los lazos de hermandad entre ambos demonios.

Ya cuando el avión tomó la altitud máxima y no parecía que se encontrarían con turbulencia, la infinita curiosidad de Mina comenzó a burbujear en su interior. Muriéndose por preguntarle cosas de Sophia a Esteban, sus labios se entreabrieron, pero Vergil le apretó la mano y negó con la cabeza. Su paloma se aproximaba a la imprudencia con semejantes acciones.

—¿Cómo es ella? —preguntó Mina justo después de ver cómo su marido le clavaba los ojos. A su lado, Esteban mostró los dientes en una sonrisa genuina—. ¿Ella también puede purificar demonios?

Quemar demonios. Dijo el demonio del trueno mirando al ojiverde.

—Si, ella puede "purificar" demonios —sonrió moviendo su cabello, después tocando un par de cicatrices hechas cuando ella descubrió la verdad tras conquistarla—. Mató al idiota de Lucifer, cuando se enteró de las cosas que tenía planeadas —Vergil ponía mucha atención, de pronto le ayudaría bastante a entender la conexión tan extraña que se estaba formando con James—. No soy hijo legítimo de Lucifer. ¿Sabes?

El silencio llegó, sorprendiendo al trío sentados en el Jet privado de la familia Larsa. Sobre todo a la humana y su demoníaco consorte.

Mmm, tenemos más en común de lo que pensaba, dijo Vergil en su mente. Sin embargo, eso no significaba que le fuera a revelar su verdad al pelinegro. ¡Al fin había alguien que no sabía que él era un bastardo de Lilith!

A su lado, Mina le regaló una sonrisa a Esteban.

—Vergil tampoco es hijo de Lucifer, su padre es Hades —susurró la chica, tapándose un lado de su boca como si le hubiera revelado su verdad o una conspiración internacional.

Como respuesta, Esteban abrió los ojos ante tal noticia; mirando las irises de su hermano mayor.

Mientras esto acontecía en las nubes, abajo, en Tierra Santa, el presentimiento de que su demonio favorito llegaría en cualquier momento, crecía en el alma de Sophia.


Era una tarde muy agradable en una gran casona con puertas abiertas y techos altos, situada cerca del monte de los Olivos, donde según la creencia cristiana, Miguel había hablado con Elías y Moisés. La reina y señora de la tierra veía como su amado alado distraía la mente en cosas banales, como tocar el piano o practicar con su espada.

Cadenas Eternas (18+)Where stories live. Discover now