La reacción de Luther al enterarse que la masacre en la cafetería fue obra de Cinco dio como resultado uno de los discursos más largos y aburridos que tuvimos en los últimos 15 años.
—Cálmate un poco, es solo un niño.—solté preparando un sándwich de malvaviscos.
—Gracias... Pero no soy un niño.—le tendí el sándwich a Cinco.
—¡Cinco es un asesino!—Luther señaló al pequeño—. Él mismo nos lo dijo.—
—Sí, bueno... Tal vez sea cierto. Pero no tienes en cuenta algo muy importante.—me excusé de inmediato.
—¿y qué es eso tan importante?—
—Que lo amamos demasiado.—pellizqué las mejillas de Cinco, quien me apartó como si fuese un mosquito—. Así de amargado y todo...—
Luther bufó frustrado antes de salir de la cocina más que molesto.
—Veo que sigue siendo tan simpático como siempre...—Cinco le dio una mordida al sándwich.
°•°
No me costó demasiado encontrar al hombre, quien estaba sentado en el marco de la ventana del ático. Al acercarme, noté que observaba la luna.
—¿extrañando el hogar?—llamé su atención.
—Ahi no lidiaba con tantos problemas así que...—
Me senté a su lado, lo cual me costó bastante teniendo en cuenta que ocupaba casi toda la ventana.
—¿cómo es ahí arriba?-ñ—
—Blanco, muy blanco.—reí ante aquello—. Y solitario...—
—Me hubiese gustado ir contigo.—Luther me miró—. Aquí abajo realmente no había nada para mi, de saber con tiempo que papá te enviaría a la luna... Me hubiese ido contigo sin dudarlo.—
Luther volvió la mirada a la luna.
—Tenerte conmigo habría hecho las cosas mucho más agradables.—
Suspiré profundamente antes de recostar la cabeza en el brazo de Luther, tomando su mano.
—Hubiese sido genial ¿no? En la luna no tendrías que preocuparte por si papá nos escuchaba en la noche.—lo miré divertida, notando como se ponía nervioso de inmediato.
—N-no sé de qué hablas.—
Besé su mejilla antes de volver al interior de la casa.
—Claro que lo sabes. Bueno, iré a ver quién se quedará a dormir aquí. Debemos ver qué cenaremos.—
Estaba por salir, cuando Luther habló.
—Lo nuestro... ¿realmente significó algo para ti?—me miró apenado.
—¿pero qué dices? Por supuesto que sí.—me crucé de brazos—.Fuiste tú el que se encerró en la academia y nunca más volvió a hablarme.—
Luther bajó la mirada.
—No quería que me veas... Que veas en lo que me había convertido.—suspiré.
—Pogo me contó lo que tuvieron que hacer para salvarte y obviamente no pasó desapercibido para mi que eres tres veces más grande que antes... Pero ¿y qué con eso? Sigues siendo Lu, el chico que amaba comer dulces a escondidas conmigo después de las misiones y que pedía permiso para desabrochar mi sostén.—sonrió—. Así que sí, tú fuiste y eres muy importante para mi.—
—Y tú también eres importante para mi.—le sonreí—. Por cierto... no pude evitar sentir que estabas demasiado feliz al ver a Cinco.—
—... ¿estás celoso de un hombre de 60 años en el cuerpo de un niño?—reí con ganas antes de acercarme a Luther y colgarme de su cuello—. Yo solo te quiero a ti, Space Boy.—besé la comisura de sus labios.
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