~°II-B°~

14K 985 185
                                    

Casi un mes había pasado desde que Cinco se había marchado.
Desde entonces he estado perfeccionando mis poderes, intentando tener el mayor control posible sobre ellos. Aquel día había viajado en el tiempo con la suerte de haber vuelto, pero comprender cómo y porqué pude volver y Cinco no, me estaba matando. Ya no podía perder más tiempo.

—Ya estoy lista.—me paré frente a Hargreeves con expresión seria.

—¿sabes cómo ir y volver a salvo?—

—... creo que sí.—

—Ese "creo que" me indica que no estás lista.—fruncí el ceño.

—Cada día que tú estás aquí, mirando tu estúpido periódico, él está quién sabe dónde completamente solo. Ya puedo transportarme a cualquier lugar y viajar unos días en el tiempo, estoy lista. Y si no lo estoy... lo voy a intentar al menos.—

Sin esperar su respuesta, salí de la casa, comenzando a correr por la acera. Mentalicé a Cinco, abrí un portal y esperé lo mejor.

No pienso volver a casa sin Cinco...

•○•

Pasé por múltiples épocas, ninguna tan alejada del presente. No lograba percibir a Cinco por ningún lado.

—Debo... ir más lejos...—

Comenzaba a sentir el peso de forzar tanto mis poderes, mi pecho ardía como el diablo y mi respiración era demasiado irregular. Pero no iba a detenerme, no ahora.
Puse mi máximo esfuerzo, abriendo un portal más.
Esta vez no me topé con un cálido verano o un atractivo otoño. No... todo estaba destruído.
Caminaba horrorizada por la avenida principal de la ciudad, mirando con detenimiento las ruinas de la que solía ser mi librería favorita.
Estaba por seguir de largo cuando lo vi.

—¿Cinco?—

El chico se encontraba leyendo un libro, pero al escuchar mi voz levantó la mirada de inmediato.

—____...—

Se puso de pie y se acercó a abrazarme.

—Perdón por tardarme tanto.—rodeé su cuello entre mis brazos.

—Lo siento, ____...—me separé un poco—. No debí ocultarte la verdad. Yo... de verdad lo siento.—negué.

—Fue mi culpa que tú te hayas quedado aquí, si no me hubiese ido...—

—No fue tu culpa.—sonreí.

—¿qué te parece si acordamos que ambos tuvimos la culpa?—

—Me parece bien.—me devolvió la sonrisa.

—¿sabes qué ocurrió aquí?—miré a mi alrededor.

—El fin del mundo, eso pasó.—

Cinco me contó todo lo que había podido averiguar y no era nada bueno.

—Debemos volver a casa, advertirles a los demás.—Cinco me miró—. ¿Sabes cómo volver?—

—En realidad... no.—sonreí nerviosa—. Solo estaba enojada con papá y... me escapé.—el chico me miró molesto.

—¿otra vez volviste a hacer las cosas sin pensar en las consecuencias?—

—¿qué esperabas que hiciera? ¿que me sentara a ver cómo nadie hacía nada para traerte de vuelta?—negué—. No me iba a quedar de brazos cruzados.—

—Pudiste haberte perdido.—

—Pero no lo hice, te encontré ¿o no?—tomé sus manos—. Y creo que puedo devolvernos a casa.—

—¿"crees"? Eso no me convence mucho.—suspiré.

—Suenas como a papá.—

—Diablos...—

—Tranquilo, volveremos a casa ahora.—

Estaba por abrir un portal, pero Cinco me detuvo.

—Debo... despedirme de alguien primero.—

—¿qué? ¿de quién?—

El chico se acercó a un maniquí y le dijo algunas cosas que no llegué a escuchar.

—Ok... haré de cuenta que no te vi hablando con un... busto.—

—Es Dolores, una... amiga.—

—...—

—...—

—Siento celos de un maldito maniquí... ¿ya nos vamos?—

Tomé la mano del chico y abrí un portal.

•○•

Aparecimos en la sala de nuestra casa, un silencio casi sepulcral reinaba en el lugar.

—¿Joven Cinco? ¿____?—un Pogo algo mayor apareció en la sala.

—¿qué te paso, amigo?—me acerqué a él—. Te ves fatal.—

—Pues han pasado muchos años desde que ustedes se fueron.—miré confundida a Cinco, quien parecía estar tan perdido como yo.

—¿qué?—

•○•

Después de que Pogo nos contara todo lo que había sucedido en esos años, Cinco y yo decidimos darnos un baño y descansar un poco.

—No puedo creer que haya pasado tanto tiempo...—Cinco apareció en mi cuarto ya aseado y con una taza de café en sus manos.

—Es raro, sí... pero no tanto como el hecho de que tuvieras un maniquí... y que además le hayas puesto nombre.—me tumbé en mi cama.

—Solo era una amiga, ya te lo dije.—

—¡no puede ser tu amiga, es de plástico!—

—¡tú le gritas a la tele que es de plástico!—

—¡sí, pero a gente que juega en línea conmigo!—

El chico me miró durante unos segundos antes de sonreír y tumbarse a mi lado.

—Extrañaba discutir contigo.—lo abracé y dejé un largo beso en la comisura de sus labios.

—Yo también... pero quiero que me digas de dónde sacaste esa cosa, quiero ir a buscarla y prenderla fuego.—

—No voy a dejar que mates a Dolores.—

—... ella no... agh, como sea.—me aferré a su brazo, acostando la cabeza sobre su hombro—. Voy a vigilarte de cerca, no vaya a ser cosa que intentes ir a buscarla.—

—No lo haré, ya tengo buena compañía.—besó mi frente antes de abrazarme por la cintura—. Y por cierto... aún te debo un mando nuevo.—sonreí.

~° One Shots The Umbrella AcademyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora