~°I-A°~

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Dedicado a Lalocafanatica

☂️

Las mañanas frescas de otoño eran las favoritas de Vanya.
Le gustaba sentarse junto a la ventana a tomar un café y observar el cielo gris, sin mencionar la lluvia, eso le daba un toque especial. Pero a pesar de que disfrutaba ese momento, en algunas oportunidades el tono sombrío le recordaba su infancia... y eso no lo disfrutaba para nada.

Todos mis recuerdos son bastante malos...

Pensó la castaña mientras bebía un sorbo de café

Todos menos los de ella.

•○•

La pequeña Vanya miraba con cierta tristeza como todos sus hermanos recibían sus tatuajes, una pequeña pero importante marca que demostraba a dónde pertenecían.

Yo no pertenezco aquí.

Pensaba al borde de las lágrimas mientras rebuscaba en sus cajones un marcador.

¿A dónde pertenezco entonces?

Al volver nuevamente a la sala, se encontró con que ya todos tenían sus tatuajes. Ella también se hizo el suyo.

¿qué es eso?—Diego se acercó junto a Ben, mirando con curiosidad el dibujo en su muñeca.

Esta horrible.—Ben miró divertido a su hermano, quien rió por lo bajo.

¡déjenla en paz, idiotas!

Una ____ sumamente enojada se acercó a ellos.

Aquí viene la defensora de ordinarios...—la chica levantó su mano y casi de inmediato Diego salió disparado hacia atrás.

Largo de aquí, si no quieren que la defensora de ordinarios los haga volar por la ventana.—ambos chicos se fueron de inmediato.

Se enojarán contigo ahora...—Vanya bajó la mirada al dibujo en su mano, el cual comenzaba a borrarse.

No me importa.—se acercó a su hermana—. ¿Estás bien?—observó el dibujo en su muñeca, sonriendo tiernamente.

Sé que está horrible.

Esta hermoso, Vanya.—____ tomó la mano de la chica—. Pero déjame ayudarte a... mejorarlo.

Ambas chicas subieron al cuarto de Vanya.

No debes tocarlo hasta que esté seco.—____ limpió con un pequeño algodón el dibujo para luego dibujarle otro—. Ahora sí, está listo.

Vanya miró el pequeño paraguas para luego sonreírle con timidez a la chica.

Gracias... por todo.

Siempre estaré para ti, enana.

Ambas pequeñas se abrazaron con fuerzas, transmitiéndose esos sentimientos que no podían decir con palabras.

•○•

Siempre...

Vanya le dio un sorbo a su café.

Ese "siempre" se terminó cuando ella desapareció sin dejar rastro.
Nadie sabía dónde estaba y, tal y como pasó con Cinco, no tenían interés en preocuparse por ella.
Vanya la esperó durante años, se negaba a pensar que la había dejado y mucho menos que había muerto.
Pero ella nunca regresó y eso afectó a Vanya enormemente. Antes se sentía triste, después de la desaparición de ____ se sintió triste y sola.
Supo vivir con ello, no fue fácil y definitivamente nunca olvidó a ____, pero la esperanza de que estaba con vida y que no la había abandonado la mantenía cuerda.

Vanya intentó darle un sorbo a su café, pero su taza estaba vacía. Se levantó y caminó a la cocina con la idea de preparar más, pero no tenía ni un solo grano de café. Negada a quedarse sin su taza extra de cafeína, tomó su abrigo y salió a la calle.

•○•

Esa mañana, a diferencia de las demás, no fue a la cafetería de Donnie. Sus recientes recuerdos de ____ la inundaron de una gran nostalgia, así que decidió ir a la cafetería favorita de ambas, ese refugio al que iban cuando los demás estaban en una misión.

—Pop's...—Vanya sonrió al ver el gran cartel luminoso junto al negocio—. No ha cambiado nada...—sin perder más tiempo, entro a la cafetería.

Una enorme ola de recuerdos la invadió al sentir el dulce aroma a donas y café, acompañados de un toque de caramelo.
La chica caminó a la barra aún con una sonrisa en el rostro, siendo atendida de inmediato por el dueño del lugar.

—¿qué desea, señorita?—

—Un café y unas donas, por favor.—el hombre asintió.

—Le llevaré el pedido a la mesa ¿cuál es su nombre?—

—Vanya.—el hombre la miró con sorpresa.

—¿Vanya Hargreeves? ¿la pequeña violinista?—la chica asintió sonriente—. ¡qué sorpresa! Han pasado siglos desde la última vez que te vi por aquí ¿cómo has estado?—

—Bien ¿y usted?—

—Excelente.—le dedicó una sonrisa—. Bueno, fue un placer volver a verte. Ve a tu mesa y enseguida te enviaré tu pedido ¿si?—

Vanya se dirigió a la mesa del rincón, lugar que siempre elegían ella y su hermana. Sonrió al ver que sus iniciales aún estabas marcadas en la esquina de la mesa. Se sentó contra la ventana y tomó su celular, revisando sus tareas de esa tarde. Casi sin pensarlo, miró el estacionamiento de la cafetería y la vio.
Una chica de lacio cabello oscuro bajó de un auto y entró al lugar, saludando con emoción al encargado.

—¡pequeña traviesa!—la llamó el hombre de avanzada edad antes de tomar sus manos con cariño, lo demás Vanya no pudo terminar de escucharlo.

Pequeña traviesa y pequeña violinista... así nos llamaba Pop a mi y a...

Vanya cerró levemente sus ojos, apartando aquel pensamiento.

Debe ser solo una coincidencia, no puede ser ella... ¿o sí?

La chica miró una vez más a la barra, notando que el hombre y la extraña charlaban cuando, en cierto punto, Pop señaló en dirección a Vanya.
El corazón de Siete se agitó de inmediato, esto era irreal.
Tal vez solo la señaló para mostrarle que ella era la nueva violinista de la escuela, o quizá la chica buscaba una maestra de violín, hasta podría ser que solo señalaba una mesa junto a la suya y ella solo estaba paranoica.
Pero cuando la chica tomó una bandeja con dos tazas, rosquillas y una rebanada de pastel y caminó hasta su mesa, dejó ver con claridad su hermoso rostro adornado con pequeñas pecas y una radiante sonrisa. Vanya supo que era ella.

—Perdón por llegar tarde, pero vamos, solo fueron... dos décadas.—la chica se sentó frente a Siete—. Te extrañé mucho, enana.—

—

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~° One Shots The Umbrella AcademyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora