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"Sal y despeja tu mente, ya no tienes que salvar al mundo"

Aquello de cierta forma asustó a Cinco, no porque le desagradara la idea de dar un paseo, sino más bien porque no podía aceptar la idea de que el mundo estaba en paz, o bueno... que ya no iba a ser destruído por un meteorito lunar.

—¿a dónde voy?—

—A donde quieras.—respondió Diego sin despegar la mirada de su periódico.

—¿qué hago?—

—Lo que quieras.—el pequeño frunció el ceño.

—No eres de mucha ayuda.—

—No pretendo serlo.—

Cinco suspiró frustrado antes de salir de la casa.

•○•

¿Qué se supone que haría?

Aquella era la pregunta del millón.
Ya nisiquiera tenía a Dolores como para hablar con alguien y sus hermanos no eran una opción muy divertida.
Mientras seguía arrepintiéndose internamente de haber devuelto al maniquí, llegó a un pequeño parque. Niños pequeños jugaban entre ellos, riendo con ganas.

Si no fuera por mis hermanos y yo, estos chicos no estarían aquí...

—¿estás bien?—Cinco parpadeó repetidas veces mientras levantaba la mirada.

Una chica de su "edad" lo miraba preocupada.

—¿por qué la pregunta?—

—Es que te veías algo... ido.—rió—. Mi hermanita dice que pareces ebrio.—

Cinco sonrió al ver como un grupo de pequeños lo miraban con curiosidad.

—No estoy ebrio, solo melancólico... supongo.—

La chica se sentó junto a Cinco, quien se puso algo nervioso por la cercanía.

—¿te molesta si te hago compañía?—

—Pues ya te sentaste.—

Una dulce risita escapó de los labios de la chica, haciendo que Cinco sonriera.

—Soy ____.—la joven le tendió la mano.

—Yo soy... Cinco.—

____ miró confundida al chico, pero no dijo nada, después de todo, los nombres de hoy en día eran de lo más raros.

—Entonces, Cinco... ¿qué te trae a este parque para niños? ¿ayuda con tu melancolía?—

—La verdad sólo comencé a caminar y terminé aquí, no sé ni dónde estoy.—

—¿tus padres saben que estás aquí?—

Mis padres... uno esta muerto y la otra nunca estuvo viva en realidad.

—Ellos ya no están, vivo con mis hermanos.—

—Ya veo... lo siento mucho.—el chico negó.

—Esta bien, ya ha pasado mucho tiempo.—

—Es difícil ¿no? Perder a alguien que amas.—Cinco la miró con curiosidad—. Nosotras perdimos a nuestra madre, mi padre trabaja todo el día. Así que traigo a mi hermana aquí a que se distraiga un poco.—

—¿ayuda con la melancolía?—____ sonrió mientras secaba con disimulo una pequeña lágrima que comenzaba a correr por su mejilla.

—Bastante, sí.—

El reloj que la chica traía en la muñeca comenzó a emitir una alarma.

—Bueno, es hora de irnos. Papá llegará a casa pronto y a mi hermanita le gusta recibirlo con la merienda.—____ se puso de pie y llamó a su hermana—. Fue un placer conocerte, Cinco.—

—El placer fue mío.—

Se dedicaron una sonrisa mutua antes de que la joven comenzara a alejarse.

—¡oye, Cinco!—el chico atendió de inmediato al llamado de ____—. ¿volverás en algún momento al "parque melancólico"? Sería agradable volver a hablar contigo.—

Cinco sonrió ante aquello.

—Por supuesto.—

—Entonces nos vemos mañana.—

____ saludó con la mano al chico antes de continuar alejándose.
Cinco saludó distraído a la chica incluso cuando ella ya le estaba dando la espalda.
El castaño se sentía bien, había salvado el mundo donde una agradable chica vivía. Tal vez, y solo tal vez, ya no planeaba ir por Dolores en la noche. Ya tenía alguien con quien hablar, alguien que, a pesar de que apenas conocía, sentía que podía ser su nueva persona favorita.

 Ya tenía alguien con quien hablar, alguien que, a pesar de que apenas conocía, sentía que podía ser su nueva persona favorita

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~° One Shots The Umbrella AcademyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora