Prólogo a una vida

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La maquinaria había retirado todos los escombros del solar, tan solo los restos hechos leña de un olivo daban indicio de que el cortijo de los Remite había estado allí. El tocón aún se agarraba a la tierra removida, pero su abrazo ya era débil y el polvo le dejaba ir. Fue entre sus dedos nudosos donde encontré el cuaderno.

La humedad había deshecho sus solapas y la tierra había coloreado sus páginas, pero no hubo caricia del tiempo que frenase el deseo de descifrar lo que aquellos trazos a lápiz querían contarme. No fue tarea fácil, y cada página era reescrita con cada forma que sugería ser una nueva palabra; pero finalmente aquel cuaderno habló, o más bien recitó, pues sus páginas eran verso y sus líneas hacían rimar su historia con la mía. Y esto fue lo que me contó:

Sofía la JovenWhere stories live. Discover now