Capítulo 21. ~ Ashley.

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—Verte así me mata. Ni siquiera sé qué hacer ahora que estás así. No se supone que debes estar así. Deberías estar feliz, disfrutando de tu último año en la universidad. No así...

Pero él no sabía que sí debía estar así.

Él continuó hablando, diciéndome cosas tan depresivas sobre cómo estában todos los demás que me dieron ganas de simplemente morir ahí de una vez. Poco a poco fui bloqueando mi sentido de la audición hasta que ya no escuché ninguna palabra que dijo.

Supongo que me quedé dormida, también, porque cuando abrí los ojos ya se había ido, y en su lugar pude ver a Aubree, Roxanne y a Jay. Se me hinchó tanto el corazón de felicidad que casi comienzo a llorar, pero los sentimientos son para los débiles.

—Heeey. —dijo Roxanne al borde de llorar, pero ella nunca llora, así que sabía que no iba a causar una escena melodramática en la mitad de la UCI.

—Nos has dado un gran susto, no lo vuelvas a hacer. La próxima vez dejaremos que te coman los animales en el medio del bosque. —comentó Aubree, y entonces Jay y Roxanne la miraron mal, como para decirle “su mente no es estable, no deberías decir eso” pero aún así me dieron ganas de reirme. Y créanme, hice todo lo posible por no hacerlo, pero fue muy difícil, por lo que se me escapó una pequeña sonrisa.

Mis amigos. Eso era todo lo que necesitaba.

—Aw, Ashley. —dijo Roxanne, tomando mi mano.

—Bueno, si lo que necesitas para recuperarte es sólo un poco de sarcasmo y sentido del humor oscuro, entonces déjame decirte que te ves horrible. —dijo Jay y sonrió un poco. Le sonreí de vuelta.

Aún no me sentía con las fuerzas suficientes para hablarles, aunque maldición, sólo les quería decir lo mucho que los amaba y lo que significaban para mí.

Pasaron un rato conmigo, contándome todo lo que habían hecho en estas última semanas. Aubree y Roxanne me dijeron qué hicieron en mi cumpleaños—el cual se me había olvidado por completo que había pasado—, Jay me contó cómo la pasaron en el pequeño tour que hicieron por América del Sur, diciendo que me habían extrañado porque Nano era mucho más rudo que yo a la hora de despertarlos. Aubree me contó varios chismes de la universidad y Roxanne me dijo cómo le iba con Josh en su nuevo apartamento.

Y por un momento, de verdad pude olvidarme de todo lo que estaba pasando y pasar unos momentos normales con mis amigos, diciéndonos cosas como si nada hubiera pasado realmente. Necesitaba rodearme de felicidad y apoyo, de algo que me distrajera de las imágenes que no se dejaban de repetir en mi cabeza.

Finalmente tuvieron que retirarse, por lo que me quedé sola por unos minutos, pensando en las cosas que me había dicho ellos, tratando de ocultar una sonrisa inevitable, hasta que alguien movió la cortina hacia un lado.

Habría reconocido esa mano en donde sea.

Patrick cerró la cortina de nuevo y caminó rápidamente hacia mí, desconectándo el electrocardiograma de su fuente de electricidad para que no sonara cuando mi corazón comenzara a acelerarse, lo cual hizo a penas lo ví.

Se me había olvidado por completo que estaba aquí.

Sacó un rollo de cinta plástica de su pantalón, cortó un pedazo y la puso sobre mi boca. Pobre, no sabía que no podía ni hablar.

Pero aún así, mientras mis ojos se estaban saliendo de mis órbitas y mis pulmones luchaban por oxígeno, él se sentó a mi lado y sonrió como si nada.

—Sabes que me encanta verte así. —dijo, y unas lágrimas calientes corrieron por mi sien.

Sólo quería que todo esto terminara. 

Cerré mis ojos fuertemente.

—Escucha, princesa, todo lo que pasó debe quedar entre Dionne, tú y yo. —susurró él cerca de mi oído y tomó mi cara entre sus manos. Abrí los ojos—. Si algo de esto sale a la luz, puedes saber que te joderé hasta que mueras, aunque eso me duela más a mí que a tí.

Llegué a un punto en donde de verdad no podía ni respirar, literalmente. Entré completamente en estado de pánico y tuve un ataque de ansiedad. Y él, sólo podía pararse ahí, y reír, como si nada, sonriendo su sonrisa de pervertido.

—Bien, entonces creo que te dejaré. Ojalá nunca te olvides de mí, porque sé que nunca me olvidaré de tí. —dijo él, besó mi mejilla suavemente, conectó el electrocardiograma de nuevo, quitó la cinta de mi boca y se fue.

No pasó mucho tiempo hasta que los doctores llegaran a ayudarme de nuevo, haciéndome tomar unas pastillas que sabía que me noquearían la noche completa.

Los sueños siempre habían parecido mejor que la realidad, pero hay momentos en la vida—como éste—en los que me tragaría un puñado de esas pastillas para nunca despertar de nuevo. 

Hopeless? ~ Tercera parte de Loverboy.Where stories live. Discover now