Capítulo 31

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Respiro el aire que se filtra por los espacios diminutos de las puertas —  una especie de combinación entre vómito y la orina de algún borracho que no pudo salir de este callejón—, todo mientras las palabras de Ethan bombardear mi mente y endurecen mi corazón. Un par de rayos amarillentos entran por las ventas y es lo único que me permite ver los rostros de las que me rodean. Lucen nerviosa, asustadas hasta la medula. 

— ¿Cuál es el plan? — pregunta Paola.

Talía es la primera en responder:

— El mismo de siempre: Averiguar. Tomar evidencias. Huir.

— Siento que esta noche será diferente. Nos vamos a meter en la boca del lobo y eso solo significa que necesitamos un plan B. Para comenzar: ¿quiénes entrarán?

— Hope y tú.

— ¿Yo? — mira a Skarlet — ¿Por qué yo?

— Tienes deportivos.

Una carcajada es la respuesta de Abril.

— ¿Desde cuándo usar deportivos es sinónimo de querer morir? ¡Me dará un maldito ataque en el corazón apenas mire a ese mono negro que vigila la entrada! ¿Qué? ¡No se rían! ¡Esto es muy serio! Van a hacer que me orine en los pantalones.

— Relájate — le digo —. Eres una buena arma porque eres la que tiene más senos, y tus ojos azules harán un buen trabajo en caso de que tengamos que llorar.

— ¡Vaya, me has convencido! — eleva sus brazos, indignada — Esto no es una buena idea. ¡Es un homicidio! ¡Es un...!

— ¡¿Qué quieres que hagamos, Abril?! — Paola la sostiene de las muñecas — ¡Tu madre y la mía pueden ser unas jodidas asesinas y estamos a un pedo de descubrirlo! ¡¿Puedes madurar de una vez?!

Mis manos se aferran a la tela de mi pantalón y pienso que ha sido una mala idea. No debí traerlas. Tuve que avanzar sola desde un principio. ¿Y si todo sale mal? Ellas no tienen culpa. Si no fuese por mí, seguramente estuvieran en alguna fiesta. Si no fuese por mí, probablemente sus vidas no estuvieran al borde del abismo. 

Taylor sostiene mi mano. Levanto la mirada de golpe, encontrandome con cinco pares de ojos preocupados.

— No lo hagas, Hope. No te culpes. Nosotras hemos tenido muchas dudas incluso antes de conocerte, esto solo es algo que debía pasar.

— ¿Y si no?

— Calla, boba. Todo saldrá bien — asegura Paola —. Nosotras estaremos detrás de ustedes, cuidando sus espaldas.

— Tomen esto — Skarlet saca un par de auriculares de su bolso —. Mi abuela tenía estos dentro de algunas cajas. Cuando le pregunté solo me supo decir que era muy creativa con el abuelo y que el paquete era de diez auriculares.

— Tu abuela me trauma.

— Terminas por acostumbrarte. ¿Cierto, Hope?

— La mía hace brownies con marihuana. Su especialidad.

Skarlet me pasa un auricular y siento que lo que está sucediendo es de verdad. El nerviosismo se convierte en un remolino dentro de mi estómago. Es tanta la adrenalina que puedo jurar que se ha convertido en un dolor físico que pronto acabará conmigo. Sin embargo, eso algo que intento no demostrarles porque todas somos el pilar de algo que, con un movimiento, puede caer.

Coloco el aparato en mi oreja izquierda, cubriéndole con mi cabello liso. Todas hacen lo mismo y los sincronizamos en la línea número diez, la misma que Skarlet nos dictó para estar en contacto durante la noche.

MENDAXWhere stories live. Discover now