Diecisiete

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Me levanté relativamente temprano al escuchar pasos por el pasillo y golpes en mi puerta.

–Papi –era la pequeña, así que fui rápidamente a abrirle –¿puedo llamar a papá?

–Sí, si puedes –me arrodille y la tomé entre mis brazos –¿pasa algo, pequeña?

–Pues... –empezó a jugar nerviosa con sus manos –me dijo que pronto podría ir a la escuela, y yo quiero ir.

Me reí un poco, la llevé en brazos hasta la oficina y la senté en mi silla mientras llamaba al número de Flug.

Tardó un poco en responder, pero cuando lo hizo, logró hacerme sonreír.

–¿Lord Black Hat? ¿Pasa algo con la niña? –parecía confundido.

–No, al menos yo la veo bien –mire a la susodicha, la cual hizo gestos para que le pasara el teléfono –pero quiere hablar contigo.

–Pasamela –no dije nada más y le dí el teléfono a la niña.

Sonrió inmediatamente al escuchar la voz de su padre y decidí dejarla sola para que hablara en total comodidad con él; debía aceptar que se sentía raro volver a escuchar su voz, tranquila y al parecer sin odio hacia mi persona.

Suspiré con una pequeña sonrisa mientras cerraba la puerta. Comencé a caminar al rededor del pasillo, escuchando de pronto pequeñas risas.

Regresé a mi habitación, la cual estaba totalmente ordenada, abrí las cortinas para poder ver a través del patio. En ese momento llegaron muchas cosas a mi mente, como el momento en el que había visto por primera vez el avión de Flug y casi lo asesinaba.

Fue un día totalmente normal hasta el momento en que un avión comercial empezó a sobrevolar la zona, inmediatamente pensé que era un héroe que había descubierto la organización y no le lo podía permitir. En ese momento la tecnología que tenia era únicamente creada por mí y no era especialmente buena, apenas un cañon, el cual utilicé para derribar el avión.

Flug alcanzó a redirigir el vuelo aunque eso no lo salvó de la caída inminente, pero logró hacer que el avión se estrellara en la fachada de la casa; tuvimos suerte de que el avión no explorara, sin embargo, su cuerpo salió volando por el pasillo.

–¿Quien eres? –le pregunté tomandolo del cuello –¿como llegaste hasta aquí?

–Mi nombre es Flug Sylis, un viajero que vino aquí de paso –me miro con miedo, tociendo un poco.

Lo miré de arriba a abajo –¿sabes hacer algo de ciencia? –en ese momento, necesitaba ayuda en el negocio y él parecía una gran solución.

—Sí, soy un químico según la Universidad –sonrió y yo lo solté con una sonrisa en el rostro dejandolo caer.

—¿Le gustaría trabajar para mí, Doctor?

—¿Esta loco? ¡Usted tiró mi avión! –respondió algo exaltado y tuve que rogarle durante un rato –esta bien, acepto.

—Ahora mirame y repite “yo le pertenezco a Black Hat”

Hizo lo que le pedí y pronto pareció olvidar muchas cosas, a mi conveniencia claro, y también recordó cosas que nunca pasaron.

Tal vez le arruiné la vida haciendo eso, pero en ese momento no me importó y hasta la fecha no es como si me importara del todo, quiero decir, yo mismo ví lo que le hice olvidar, debería agradecermelo.

–¡PAPI! –gritó emocionada la niña sacándome de mis pensamientos –¡Papá dijo que iré mañana a la escuela! –estaba saltado de la emoción y yo solo pude sonreírle, si bien, le he hecho mucho daño a Flug, también le he dado cosas buenas, como está pequeña.

–¿Qué tienes que llevar? –me emocioné con ella y la abracé –¿quieres ir a comprarlo?.

Asintió con la cabeza regalandome una sonrisa –Cuadernos, colores, una mochila –enumeró al azar.

–¿Flug te dió alguna lista?

Pareció pensarlo unos momentos, luego negó con la cabeza, no le di importancia, ya lo llamaría luego para cuestionarlo.

Y así pasó, cuando llegamos al centro de la ciudad volví a llamarlo, pero esta vez desde mi celular –escuché que la niña irá a la escuela desde mañana

–Así es, ella misma lo pidió

–Lo sé, me lo dijo –rodé los ojos –¿que tengo que comprar?

–Lo básico, va a entrar al preescolar –se escuchó un movimiento de objetos –unos crayones, una libreta, un libro de colorear y su mochila.

–De acuerdo –no lo anoté porque era muy poco –¿algo más?

–Sí, de hecho y perdón si es una molestia, pero ¿podría llevarla usted a la escuela mañana?

–No, no es una molestia –sonreí –solo dime donde llevarla, –recapacite la petición y arquee la ceja –¿por que no puedes ir?

–Tengo mucho trabajo por hacer –soltó algo nervioso, típico de él.

–Esta bien, pero ¿donde tengo que ir?

Me dictó la dirección y yo la anoté, agradecí y casi enseguida terminé la llamada. Bajamos del auto y fui en busca de lo que me pidió.

Estuvimos poco más de una hora comprando lo que necesitaba, escogiendo cosas de calidad. Terminamos y fuimos a comer a una cafetería bastante buena.

–¿Quieres comprar algo más, pequeña? –la miré mientras ella terminaba de comer.

–Me gustaría comprar un nuevo peluche... –ni siquiera lo pensó demasiado, solo lo dijo –mi conejito ya está algo feo y roto, ¿puedo tener uno nuevo?

–Sí, si puedes aunque también veré si podemos areglar el que tienes en casa –acaricie su cabeza al ver que había acabado de comer.

Pagué la cuenta y salimos de ahí, hacia las tiendas de juguetes, me detenía en algunas ocasiones ante las secciones de bebés, imaginando como sería haber tenido a la pequeña desde que era una bebé.

–Papá tendrá que venir pronto –me miró con dulzura –con el bebé del que hablaron la última vez.

–Tú no sabes si ese bebé exista o no –levanté la ceja y seguí caminando.

–Yo estoy segura de que es así, yo quiero un hermanito –hizo un puchero.

–Tal vez algún día enana –me rei un poco al ver que no quitaba el puchero de su cara.

Así fue como pasamos prácticamente todo el día fuera, entre compras y risas, volvimos a casa luego de cenar, básicamente lo único que hizo la pequeña fue bañarse y prepararse para dormir.

Habíamos estado hablando todo el día pero aún así me senté a su lado en la cama porque dijo que quería hablar conmigo.

–Papá siempre dice que te quiere mucho aunque seas malo, pero yo no creo que seas malo –inclinó su cabeza, haciendo que sus dos coletas cayeran hacia un lado –sí, a veces me das miedo, como el día que me subiste con tus tentáculos –se estremeció un poco –pero la mayoría del tiempo eres bueno conmigo y me quieres, ¿porque papá dice que eres malo?

–Le hice cosas malas en el pasado, lo traté muy mal y nunca lo valoré –suspiré –él es una muy buena persona, muy gentil y trabajador, espero que seas como él en ese aspecto.

–Eso quiero, pero quiero tener el carácter fuerte y dominante que tienes tú –hizo otra mala imitación de mí y me reí un poco –eso sería bueno, ¿no crees?

–Sí, lo creo –le deshice sus coletas y acaricie su cabeza –ahora duerme, mañana tienes escuela.

Le di un beso en la mejilla y ella se acomodó en la cama –hasta mañana papi.

—Hasta mañana pequeña –le sonreí y me acerqué a la puerta para apagarle la luz, dejándola dormir.

Salí de su cuarto y regresé al mío, me miré al espejo... Sentí que estaba cambiado pero no veía nada diferente en mí.

Bailando con el demonio (Paperhat Omegaverse)Where stories live. Discover now