capitulo 34: Dina Bullet

Comenzar desde el principio
                                    

-¿Hombre? ¿De quién se trata?

- Es sobre Nicholas Collingwood.- la mujer pronto empezó a palidecer y sus ojos reflejaban una tristeza inocultable.

Con un ademán me hizo entrar a la casa, me adentró hasta una mesa de madera, cabe destacar la gran elegancia del lugar, estando sentadas en la mesa pidió a su nieta, que por lo que escuché se llama Malena, que trajera té para las dos, hubo un largo silencio incómodo en lo que la chica llegaba con las tazas de té. Finalmente la mujer habló.

-¿Qué deseas saber?- ahora no solo había tristeza en sus ojos sino que podía observar un cierto grado de temor.

- Déjeme presentarme como la detective Verushka- ahora me encontraba desafiando una de las cosas que Elle me dijo, no debía mostrarme como detective pero la intriga me dejaba pensar poco en mis acción.- actualmente me encuentro reabriendo un caso que hace quince años fue cerrado.- callé un poco para ordenar mis palabras mientras bebía el té.- Mis clientes desean saber el pasado de un hombre del cual no se tiene registro. Lamentablemente este hombre junto a su mujer fueron asesinados hace años.- finalmente callé para que ella procesara la información.

-¿Qué tengo que ver yo en eso?- se veía más tranquila pero aún tenía la duda encima.

-Por lo que he logrado investigar su esposo tuvo conocimiento del hombre al que investigo. He intentado recabar información con la familia de la mujer...- claro, debo mantener el margen de mi nombre y familia por obediencia a mis sueños.- La familia de dicha mujer sabe muy poco puesto que el paradero de esta pareja desapareció cinco años antes de su muerte, sin dejar rastro alguno.- la mujer aún tenía la duda en su ser y esta vez la dejaría preguntar.

- ¿Cómo tiene relación mi esposo en esto?- su rostro se turbaba cada vez más.

- Al parecer la casa en la que vivía el señor fue comprada por su esposo.- el rostro de la mujer palideció más de lo que ya estaba.- esta casa se localiza en Londres.

-¿Co-como se llama la persona a la que busca?

- Geoffrey Vonette.

Nuevamente la mujer palideció y la taza de té que hace unos momentos sostenía en mano fue soltada y rota al impactarse con el suelo.

-¿Podrá ser?- la mujer tapó su boca como quien evita el escape de sus palabras.

-¿Está bien?- me levanté de mi asiento para asegurarme de que no cayera del asiento pues a cada segundo parecía tambalearse.

-Es mi hijo - La mujer dijo sin más rodeos a lo cual era yo quien ahora comenzaba a tambalearse.

-¿De qué habla?- volví a mi asiento para evitar algún accidente.

- Geoffrey era mi hijo.- un silencio incómodo se hizo presente.

-¿Podra hablar con más naturalidad por favor?

-Quieres detalles supongo, los daré.- la mujer a un seguía en un extraño trance pero siguió hablando.- Mi esposo murió a los 48 años, siendo mayor a mi por cuatro años, fue víctima de la venganza, de la ira, del rencor. Cuando mi hijo mayor, Geoffrey Collingwood, a los 22 años de edad comenzó a trabajar en el FBI fue uno con mejores reconocimientos, así al paso de los años su rango iba en progresivo aumento, hasta que al fin quedó a cargo de todo un cuartel. Para ese entonces vivíamos en Japón. Durante ese tiempo un asesino serial se desató, el caso conocido como dobleve, mi hijo resolvió el caso descubriendo al asesino como William Watsonville. Este fue condenado a muerte pero a sus treinta años de edad se quitó la vida dentro de las cuatro paredes de la cárcel. Tiempo después de su muerte mi hijo comenzó a recibir amenazas en cartas con recortes de periódico.- vaya sorpresa que coincide con lo relatado por los Yagami.- tiempo despues, poco menos de un año, mi marido fue asesinado, mi hijo temía quien era, el hijo de William, Robert Watsonville, Geoffrey comenzó el caso, pero este joven era bueno en lo que hacía y nunca dejó una pista relevante para poder acusarlo, más tarde las amenazas ahora eran atentando mi vida y fue cuando finalmente mi hijo se fue a Japón y yo, junto a mis dos hijas, a Liverpool, desde entonces a mi no me han vuelto a molestar, sin embargo perdí todo contacto con mi hijo, incluso perdí su rastro, lo único que logré saber es que ahora su apellido era Vonette, fue una decisión difícil el tener que desprenderme de él pero sabía que era lo mejor. En cuanto a la casa, mi esposo la había comprado para Geoffrey, él quería que cuando se casara no batallara encontrar hogar, así cuando murió por herencia pasó a ser de mi hijo. Pero desde que mi hijos se fue a sus 25 años, no he vuelto a saber nada de él, al menos hasta ahora, y me dices que está muerto...

No había dudas, la mujer no estaba mintiendo, su historia concordaba perfectamente con lo que sé. A pesar de eso no podía confiar en mostrar mi identidad, quien sabe si implique algún riesgo hacerlo.

La mujer lloraba con gran libertad, no iría a reprimir su llanto, es mejor que soltara todo aquello que le fue oculto por años, mientras tanto, yo estaba armando todas las piezas perdidas que ahora embonaban a la perfección, pero aún debía reunir las evidencias necesarias para enjuiciar a Robert Watsonville.

-Debo retirarme- dije al final, rompiendo con el silencio frío que se había generado.

La mujer me encaminó a la puerta de su casa, antes de salir la ví a los ojos, los ojos de la que podría ser mi abuela.

- Haré justicia a todo lo sucedido.

Salí de la casa y subí al auto y me dirigí a mi casa, nuevamente un camino de tres horas.

Esta ves no disfruté del paisaje pues mi mente estaba nublada por la reciente noticia, todo era tan obvio y fácil de resolver que no entiendo por qué la policía no pudo terminar con este caso, si estaba en lo correcto solo tendría que encontrar pruebas para poder enjuiciar a Robert Watsonville.

Estar frente a la que sería mi abuela me erizaba la piel cada vez que pensaba en eso, en verdad que tenía familia y estuve sola por quince años no los voy a culpar, puesto que probablemente creyeron que alejarse de todo era lo mejor para todos, incluyendo a mis padres, pero lastimosamente el destino hace jugadas que en ocasiones son tan sádicas y nos quita esa paz de creer que tomamos la mejor decisión, trayendo culpa y dolor.

Sin darme cuenta, sumida en mis pensamientos, llegué al hogar en que ahora me hospedo, bajé del auto y me adentré a la casa. Había mucho que procesar pero no había Tiempo para un descanso, principalmente porque no quería alargar esto, mi cuerpo y alma reclamaban descanso a pesar de ser a penas la tarde, pero no le daría el lujo de dormir y postergar la investigación.

Así que tan pronto como llegué a casa y me quité los zapatos que por el tacón me estaban matando, me dispuse a investigar en el buscador sobre el hombre Robert Watsonville. En estos documentos y archivos se podía conocer libremente que el hombre estaba casado, con dos hijos varones, vivía en Estados Unidos y para mí sorpresa no había rastro de mal comportamiento, no habían multas, ni antecedentes penales, lo cual me indicaba que ni siquiera fue considerado sospechoso de la muerte de mis padres.

Luego de un rato decidí levantatme de mi asiento y fui a la cocina por una taza de té negro para calmar mis nervios, tomé la computadora y subí al que antes fue mi habitación, allí decidí despejar un poco mi mente pues no encontraba la manera de encontrar un fallo para todo esto, decidí ver una película, pero vaya sorpresa y hasta cierto punto, castigo, la película hablaba de un caso sin resolver en el cual el detective descubrió pistas en el lugar menos indicado, las huellas de las llantas en el pavimento, increíblemente estás tenían ADN del criminal.

Con eso pronto llegó una idea a mi, ¿Que tal si las cartas tenían alguna huella que nadie persivió, o ADN o algo similar?, esas cartas deben contener algo.

Sin más, aparté la computadora y me sumergí en un plácido sueño, mañana debía partir nuevamente a casa de Dina Bullet, tal ves aún conserve las cartas.

✍️🔍👁️🔎

Holiiiii

Bueno, Aquí está otro capítulo, ¿en verdad ella es la abuela de Rayis? Puede ser, lo sabremos en los próximos capítulos.

Espero que hayan disfrutado su lectura y haya sido de su agrado.
Nos leemos el domingo.

~Yumiliet💜

Death Note: Todo por una apuesta (L Lawliet y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora