1.Ave blanca...Alas rotas

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CAPITULO 1
ELIZABETH:

“Ella nunca preguntó cómo me sentía, nunca se preocupó ,nunca miró atrás, nunca dijo adiós mientras yo me sentía estúpida y me odiaba a mi misma por hablarle pero más me odiaba por pensar que ella sentía lo mismo que yo, que me extrañaba cómo yo a ella. ¿es que nunca me extrañó? ¿es que nunca le hice falta? “

—Publicar —susurré mientras llevaba mi dedo hasta el mouse para hacer click en el pequeño cuadro verde al lado de lo que acababa de escribir en mi cuenta de Palabrasparatí.com, vacilé un segundo y releí por tercera vez lo que había escrito debatiéndome entre publicarlo o no, finalmente me decidí e hice click en publicar, dos minutos pasaron y un sonido me avisó que tenía una nueva notificación, hice click en la ventana azul que surgió en uno de los lados de la pantalla de mi computador justo al lado de mi nombre de usuario “WhiteBird”. La ventana se abrió
“A Brokenwings” le gusta tu última publicación”

—Umm, ¿Tú de nuevo? —Me dije a mi misma al leer el nombre del usuario a quien le había gustado mi reciente publicación, este no era un simple usuario de los otros cientos que daban “Like” a mis publicaciones, este en particular se había pasado todo el verano comentando mis publicaciones y definitivamente ya había llamado totalmente mi atención . Hice click sobre su nombre de usuario y eso me llevo a su perfil.

“Necesito saber de ti, quisiera saber quien eres ¿Quién te a hecho tanto daño para que estés así? Quisiera curar tus heridas y remendar tu corazón evidentemente roto, si me dieras la oportunidad de hacerlo, lo haría …”

Así decía su ultima publicación, en estos meses en que estuve de vacaciones “BrokenWigns” había comenzado a seguir mi cuenta, leí sus más recientes publicaciones y eran tan buenas que no pude evitar leerlas todas y cada una de ellas durante los dos meses de vacaciones (Los cuales lamentablemente terminarían mañana) me lo había pasado leyendo sus publicaciones y evidentemente él las mías lo único que sabía era que: Es un chico, tiene diecisiete años al igual que yo, Ah y gracias a sus publicaciones pude notar que estaba enamorado… Muy enamorado al parecer un amor imposible según lo que pude leer, y que ese amor le dolía mucho. Agradecí al cielo no estar enamorada y espero nunca estarlo, ya tenía suficiente con lo que sentía, todas mis energías estaban siendo ocupadas amando el recuerdo de mis únicos años felices, los de mi niñez, días que sólo duraron hasta el momento en que mi mejor amiga Nicole y su familia se fueron del país, yo me encontraba en ese entonces de vacaciones en casa de mi tía cómo lo hacía cada año uno de esos días mi madre llego a casa de mi tía y me soltó la noticia de que Nicole se había mudado hace una semana con toda su familia a otro país.

—Tu amiga se fue —dijo ella y me miró con ternura.

—¿Qué? —dije después de haber salido de mi pequeño Shock— ¿Se..fue?  —balbuceé.

—Lo siento mucho nena —dijo mi madre.

Salí corriendo y subí al cuarto de mi tía a llorar sola, Nicole se había ido y yo no lo podía creer, con ella se habían ido todos mis sueños ella era mi única amiga y así había sido toda la vida, éramos vecinas y compañeras de aula, estábamos a punto de entrar en el Bachiller y acabábamos de entrar en la adolescencia, Nicole se fue y con ella todos mis sueños. Una vez mientras veíamos ese programa de “American Idol” cuando teníamos cómo once años ella había dicho:

—Cuando tengamos 18 iremos, haremos un dúo y ganaremos la temporada. —Esas palabras en su boca sonaban cómo algo real, casi cómo un hecho irrevocable, jamás me iba imaginar que dentro de unos años ella se iría y nuestro sueño de convertirnos en adolescentes y ser las reinas de la escuela se habían ido también.

Nicole se fue y mi alegría también lo hizo, jamás volví a tener una amiga ¿Para qué? Si se irían en cuanto diera la espalda.

Nicole se fue y nunca dijo adiós, nunca miró atrás, nunca me extrañó. Una vez conseguí su Facebook y fue el día mas feliz de mi vida hasta que le hablé y ella solo dijo “Hola” cómo si fuera la cosa más natural del jodido mundo… Como si no hubieran pasado años desde que se fue.

Nicole se fue… Sí, todavía pesaba darse cuenta de que era cierto, ella se había ido y nunca le había dolído tanto cómo a mi me sigue doliendo.

—Elizabeth. —La voz de mi madre me trajo al presente

—¿Sí? —respondí y cerré la computadora.

—Baja a cenar ¿Se te olvido que día es hoy? —dijo ella

—Oh, cierto eso es hoy, que emocionante —dije con sarcasmo, era domingo lo que significa: “Cena con lo miembros masculinos de la familia Cáliz”, mi padre quien se la pasaba trabajando casi toda la semana razón por la cual casi no lo veía, sólo tenía los fines de semana libres. Mi hermano Key quien estaba en la universidad venía todos los domingos para cenar con la familia lo que  no era nada divertido ya que en lo muy profundo de mi ser sospechaba que mi hermano me odiaba por el simple hecho de haber nacido mujer.

—¿De verdad tengo que bajar? —hice un puchero.

—Si, así que mejor vístete y suelta ese aparato un rato. —Señaló  mi computador.

—Sí, sí ya voy. —Me paré y fui al baño, al salir mis ojos azules se encontraron con mi reflejo en el espejo me miré un segundo para arreglar un poco mi cabello ondulado, largo y castaño, mi piel pálida y casi sin vida se reflejaba en el espejo, una brisa entro por la ventana, fría como siempre, aquí siempre había frío incluso en verano. Tomé un abrigo y me lo puse, tome unos jeans ajustados color azul y me los puse, tomé mis cómodas pantuflas de piel  y baje hasta la sala del comedor.

—Sí,  yo también estoy feliz de verte papi —dijo mi padre con voz chistosa (O al menos eso creo que era su intención) cuando me senté en la mesa.

—Hola padre, tiempo sin verte —dije sin mirarlo— ¿Y mi ensalada?

—Hey, Elizabeth no seas mal educada con tu papá.

—Lo siento, es que ya el verano terminará y tendré que volver a la escuela y eso me tiene un poco mal.

—¿Y porqué te gustan las vacaciones —Intervino mi hermano—. Digo no sales a ningún sitio y sólo estas en tu computadora no veo porque amas tanto el verano.

—Primero, no te hablaba a ti, segundo, odio el verano. —Lo cual era cierto porque en verano fue que Nicole se fue, desde ese día mis veranos se volvieron fríos y no precisamente por el clima—. Y tercero amo las vacaciones. —Lo que  también era cierto, las amaba porque estaba lejos de toda vida social real y así podía estar más metida en mi vida social virtual que era mucho más interesante.

—¿Será que se puede tener una cena normal en esta casa? —exclamó mi madre.

Entonces mi padre le pregunto a Key como le iba en la universidad y cuantas novias tenía y todos volvieron a ignorarme poniendo como siempre el mundo a los pies de Key “El hijo normal” de la familia Cáliz.

Palabras para ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora