Capítulo 8.

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— Está en esta ciudad, estamos seguros.

Los hermanos Michele y Sara Crispino estaban dando el último reporte a su jefe.
Llevaban años buscando a ese tipo tan escurridizo. Habían estado a punto de atraparle muchas veces pero al final siempre les daba esquinazo y volvía a desaparecer de la faz de la tierra.
Por fin dio señales de vida en San Petersburgo...y no solo él.
Esta vez tenían algo que no tenían las otras veces y eso es alguien que quizá podían usar como carnada para atraer a ese maldito "justiciero".

— nuestros informantes nos ha dado un nombre. Katsuki Yuuri.— informó Michele mirando un pequeño papel donde le habían pasado la información.

— lo han sacado de una llamada al número de emergencias del último escenario— completó la información Sara, mirando a su hermano, instandole a continuar.

— El tipo que quedó inconsciente y arrestaron lo tenemos. Nos llevará hasta el tipo que huyó— continuó Michele — eso es todo jefe.

Seung Gil Lee, líder de la mafia coreana, se sonreía mientras jugueteaba con el puñal con el que solía degollar a sus víctimas. Estaba contento de escuchar eso.
Esta vez lo iba a atrapar. Su padre estaría orgulloso de ver como él, Seung Gil Lee, lograba por fin lo que su padre no pudo en cincuenta años.

Estaba cerca...tan cerca que ya podía saborearlo.

—traedme a Katsuki. Vivo.

Los hermanos se miraron y asintieron rápidamente.

— como órdenes jefe— contestaron y salieron de la habitación cerrando tras ellos la puerta.

Una vez fuera de la oficina del líder, Sara miró a su hermano con intriga.

— Mickey...¿por qué el líder estará tan obsesionado con ese tipo?

— no lo sé, Sara— contestó Michele muy serio— pero ya ha matado a mucha gente por esto, así que concentrémonos, porque como fallemos...

Michele dejó la frase inconclusa pero no era necesario decir más. Seung Gil Lee era conocido por ser extremadamente duro y bastante sádico. Inmisericorde con todos. Sin un gramo de piedad y ningún punto débil conocido.

— busquemos a ese tipo... Katsuki. Vigilemosle unos días, indaguemos su rutina y a ver como podemos atraerle sin que levantemos muchas sospechas a sus allegados— dijo Michele a sus hombres.

—recordad que queremos a ese Katsuki vivo — puntualizó Sara— tiene que ser un trabajo limpio.

—no queremos que nadie pueda tirar del hilo o relacionarnos con su desaparición, ¿entendido? — remató Michele.

Sus hombres asintieron y se retiraron.
Los hermanos se miraron e internamente desearon que fuera un trabajo fácil y no se complicara, si no sus cuellos podían peligrar.

Los hombres de los hermanos Crispino prepararon todo el equipo necesario y partieron en una furgoneta vieja y oscura con matrícula falsa. Odiaban la vigilancia, pero no les quedaba otra. No tardaron mucho en dar con su dirección y se dirigieron hacia allá. Iba a ser pan comido.

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N.d.a: Pobre Yuuri, todos le buscan.

Éste capítulo, también es más corto, presentando a otro personaje que sin duda, aunque sea por lo perverso que es, merece un capítulo para él y sus secuaces. Gracias por leer ^w^


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