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S E I S


—Antes de comenzar, quiero que sepan que no tengo idea de cómo sucedió, y que me encuentro igual de confundida de lo que estarán ustedes —balbuceó Carter, mientras retorcía sus manos—. ¿De acuerdo?

Ninguna se atrevió a hablar.

Pocas veces la presenciábamos en ese estado. Carter no era una persona que se alterara con facilidad. Ella en todo momento se mostraba tranquila, formal y difícil de hacer sobresaltar, por lo que las personas a nuestro alrededor la denominaban como la más reservada de las cuatro.

—No es nada malo. Eso espero. —Ella resopló a cabo.

—Lindsay —la llamé por su primer nombre, con un tono de voz suave—, respira. Estás con nosotras.

Blair tomó la mano de Carter, y la acarició con el propósito de tranquilizarla. Hailee permaneció callada e inmovible, ella no sabía cómo lidiar con las emociones de las demás personas, pero sus ojos se movían de un lado a otro, afligidos y preocupados.

—De acuerdo. Lo diré, ¿sí?

—Está bien, tomate tu tiempo. No pasa nada. —Blair le dio un suave apretón a su mano.

Carter parpadeó, y sus facciones se relajaron.

—¿Prometen no molestarse conmigo?

Las tres asentimos, no del todo convencidas. La atmósfera se manchó de incertidumbre a gran velocidad, sin importar que hace minutos estábamos riendo.

—¿Recuerdan al último chico que me tocó enamorar?

—Sí —respondió Blair a pesar de ser una pregunta de origen retórico—. Su nombre es Ethan, ¿cierto?

—Yo... Creo... —Carter jadeó— ¿Por qué esto es tan difícil?

—¿Te hizo algo? —preguntó Hailee con precaución, y todo su cuerpo se tensó.

—No, no, él no hizo nada —se apresuró Carter a hablar, con las mejillas enrojecidas—. Nada malo.

Enarqué una ceja.

—¿Entonces?

—... Estoy enamorada de él.

El silencio gobernó nuestra mesa por varios segundos que parecieron una eternidad en el tiempo.

—¿Estás segura? —le preguntó Blair, con la misma voz baja y dulce que alguien emplearía en un infante.

—Sí —confesó Carter con un encogimiento de hombros—. Lo quiero. Mucho. Y sé que sueno como una estúpida, ¿no es así? Debo de estarlo, teniendo en cuenta el tipo de chicos con los que hemos tratado, y sabiendo que él es uno de ellos... Pero cuando estoy con él, cuando lo miro, sé que jamás me haría daño. Ethan me ama. Puedo sentir su amor en cada una de sus acciones. Él es el hogar que nunca tuve y siempre anhelé.

Mis labios se entreabrieron, pero ninguna palabra salió de ellos. La situación me parecía irreal. Entre todas, la que menos esperaba que se enamorara era ella.

Tal vez las personas menos expresivas eran las que más sentían.

—¿Todavía estás con él? —demandó saber Hailee, y apretó los labios.

—Sí, pero no es lo que parece —se apresuró a aclarar. Sabía que Hailee no soportaba las mentiras—. Terminé con él cuando se los dije. Y, aunque nuestra comunicación permaneció, solo le pedí una vez que nos viéramos, ayer, para arreglar las cosas.

Prometo Destruirte. [Nueva versión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora