Capítulo 15

1.7K 259 75
                                    

—Cuando nos casemos, no lo quiero aquí. ¿Cuándo piensas pedirle que se vaya?— logré escuchar que me nombraban y fue lo que me alertó, me levanté de un salto, los pasos se escuchaban cada vez más cerca, así que decidí esconderme en el armario. Con el corazón a toda marcha por el miedo a ser descubierto, me quedé sentado y muy quieto. Apenas respirando para no ser atrapado.

—Pensé que ese tema había quedado resuelto— escuché como Off le decía a Irene, me incliné un poco para ver por las rendijas, no lograba observar sus rostros bien pero ambos estaban bastante cerca. Mis manos empezaron a temblar inmediatamente.

—Falta poco para nuestra boda— oía atentamente lo que decía ella; sin embargo las palabras que salieron de la boca de él fueron como cuchillas.

—Gun no significa nada, olvídate de él. Acaso no te dicho mil veces lo mucho que te amo...

Lentamente lleve mis manos hacía mi boca para evitar hacer algún ruido, mientras lágrimas silenciosas bajaban por mis mejillas. Gun no significa nada. Aquellas palabras resonaban en mi cabeza enviando un dolor agudo en mi pecho. El sonido de besos y ropa cayendo al suelo se hizo presente a los segundos. Me quedé allí, viéndolos sin realmente hacerlo pues mi mente vagaba por los recuerdos que había hecho. Necesitaba algo para odiarlo, para arrancar el sentimiento de amor que sentía por esa persona.

—Te quiero— le había dicho en cierta ocasión, nunca había respondido que él también, jamás había dicho que me quería. Después de todo era mi culpa por haber alimentado falsas esperanzas.

Cada gemido me destrozaba un poco más, cada recuerdo de los dos era veneno en mí, me sentía sin fuerzas. Quería apagarme... y lo hice. Simplemente me quedé en blanco, tratando de borrar todo de mi cabeza. Besos falsos, caricias falsas. ¿Cómo me atreví a pensar que alguien como él podría llegar a amarme? Que iluso había sido.

Luego de unas horas, cuando mis lágrimas habían parado y mi corazón estaba exhausto de sangrar, las puertas de armario se abrieron. Estaba desnuda y me miraba con odio, mis labios temblaron y nuevas lágrimas aparecieron cuando note su cuerpo marcado con chupetones. Off había dicho que odiaba hacerlos.

Me sonrió sinvergüenza y me hizo un señal para que me fuera, quería ponerme de pie pero no podía, las piernas me temblaban todo mi cuerpo lo hacía. Salí prácticamente arrastrándome. Ella me lanzó los zapatos por la cabeza y entre susurros me dijo que me lo había advertido, luego desapareció cerrando la puerta.

Me sentía perdido, traté de pararme como pude y salí de la casa, todo había ido mal desde el comienzo. Desde que nací no había sido más que desgracias en mi vida, tontamente había creído que esta vez sería feliz; sin embargo no fue más que un espejismo. Nadie amaría a alguien tan roto, a nadie le gustan las cosas usadas y dañadas.

Cuando estuve fuera miré la casa por última vez, traté de sonreír, más lo único que salió de mí fueron lágrimas. Caminé, caminé y caminé. Sin descanso, observando la luna que se volvía borrosa hasta que las gotas que salían de mis ojos caían.

A cada paso un pedazo de mi corazón llegaba al suelo...

Gun no significa nada...

No significa nada...

No significa nada...

No significa nada...

No significa nada...

Grité con dolor, por todo, por las mentiras, por ser tan absurdo... lloré hasta cansarme, lloré todo el camino hasta el bar.

Cuando entré, el barman me miró sorprendido, sí, iba sin zapatos y hecho un desastre con el rostro hinchado de tanto llorar. Le dije que me diera lo de siempre, pero esta vez en lugar de retirarme a una de las mesas, me quedé allí. Él regresó con una botella y vaso, no esperé a que sirviera, empecé a beber a tragos largos. Quería sofocar el dolor, quería que mi cuerpo sintiera algo más que pena.

—Hey tranquilo, a este paso vas a intoxicarte— dijo una persona a mi lado, cuando me gire no podía creer lo que estaba viendo.

—¿Qué demonios haces aquí?— le pregunté.

—Llevo tiempo buscándote, hasta que por fin he dado contigo— empecé a reír, todo era tan irónico.

—Estuve dando un tour por las calles, si hubiese empezado por allí...

—Fue difícil en un principio, estuve preso Gun— Así que había muerto después de todo, había matado a un hombre y otro había pagado por mi crimen.

—¿Gun? ¿Qué haces aquí?— Me preguntó otra voz, era mi amigo Krist que se acercaba hacia nosotros. —¿Se conocen?— volvió a interrogar al ver que Bruno tenía una de mis manos entre las suyas.

—Sí, hace mucho— respondió la otra persona. Sinceramente no quería hablar, mi mente estaba en otro lugar, en una habitación, con una pareja para ser más exactos.

—¿Por qué estas llorando?— cuestionó mi amigo limpiando mis mejillas. Tomé nuevamente la botella y me la terminé de un trago. Sentía que iba a vomitar, los ojos y la garganta me ardían sin piedad.

—Trae otra— pedí al barman.

—¡Basta! Estás lastimándote—dijo Bruno apretando mi mano, lo miré y sonreí con nostalgia. Estaba más que lastimado, estaba muerto en vida.

—¿Gun lo conoces?— me preguntó Krist nuevamente.

—Sí, lo conozco, es el maldito único hombre que me ha querido de verdad, aguarda ¿me quieres cierto?— creo que empezaba a tambalearme un poco.

—Claro que sí. Siempre— dijo tomando mis mejillas, tal y como lo hacía Off. Como me hubiese gustado escuchar esas palabras de esa persona.

—Ves Krist, él si me quiere, no como Off— dije esto último entre susurros y con dolor, con nuevas lagrimas bañando mi rostro.

—Ven te llevaré a casa— dijo mi amigo tomándome del brazo, lo aparté bruscamente y casi caigo al suelo de no ser por el otro tipo que estaba allí.

—¿Casa? Esa no es más mi casa. Esa será el hogar de los recién casados— mencionaba histérico. Empecé a llorar a todo pulmón, como si no lo hubiese hecho antes. Krist me agarró e iba a llevarme a algún lugar pero alguien lo llamó y me dijo que me quedara allí, que lo esperara. Cuando se fue, me quedé allí con Bruno, no estaba pensando con claridad cuando me dirigí hacía él.

—Así que me quieres ¿eh?

—Sabes que sí, siempre.

—Era sólo un niño.

—Yo tenía tu edad.

—Tienes razón a esta edad cometemos los errores más garrafales.

—Vamos, te llevaré a un lugar para que descanses.

—¿Puedes hacerlo nuevamente?

—¿Hacer qué?

—Ayudarme a olvidar, como los viejos tiempos.

—Por supuesto...

....................................

Se empujaba con dureza dentro de mí, yo me encontraba debajo, con el rostro de lado en la almohada. Bruno había sido el único que había borrado de mi mente lo vivido años atrás, pero ahora... ahora sólo me sentía vacío, con la mirada perdida, rememorando con cada embate en mi ser, lo que había visto dentro de ese armario.

Escuchaba palabras, promesas que ya no me eran dulces al oído. Me había llevado a un hotel, y como siempre dije: un dolor mata a otro. Por lo que sólo lo seguí, adentrándome a un jardín de flores o una cueva de lobo. Pero esto seguramente ayudaría a olvidar el daño que me había causado Off, el daño que me había causado a mismo por haber sido tan ingenuo.

—Te amo, siempre lo he hecho— escuchaba a la lejanía, mi mente se había desconectado hacía un buen lapso de tiempo, no me encontraba en ese habitación de hotel con Bruno follándome, estaba de pie en mi cuarto... viendo a Off amar a Irene... algo que nunca había hecho conmigo porque jamás me amó... y una lágrima rodó...

Perdido -OffGun- TerminadaWhere stories live. Discover now