C27: La encontré

27.9K 2.8K 1K
                                    

Estoy ebrio, definitivamente no estoy en ninguno de mis sentidos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estoy ebrio, definitivamente no estoy en ninguno de mis sentidos. Estoy sentado en un rincón del bar, llevo aquí menos de dos horas, Scott me ha enviado un mensaje diciéndome que cuide a todos ya que la casa estará sola hasta mañana porque decidieron irse a Italia. Estúpido Asher y su teletransportación.

No soy niñero de nadie además, ¡ni siquiera conozco a los hijos de Asher!

Gruño para mí, hay una chica al lado mío que besa mi cuello... ya nos hemos besado hace como una media hora pero me he cansado ahora, quiero que me deje en paz. Con su uñas, acaricia mi piel repleta de tatuajes y toca dos tatuajes a los que les tengo demasiado cariño.

La brújula que me hice en la despedida de soltero de mi mejor amigo y la rosa que soñé que tenía esa misteriosa chica de ojos azules relucientes.

—me encanta tu cabello plateado— la chica al lado mío susurra pero por mi estado suelto una risotada

—y a mí me encantaría que me dejaras en paz— le sonrío sarcásticamente. La chica abre la boca ofendida, se levanta y se pierde por la multitud.

Estoy tentado de llamarle a Hayley... es la única chica que me entiende.

Frunzo el ceño cuando en medio de la pista, veo una mata de cabello castaño... ¿Less? miro bien su cara y como ha crecido... es cierto, se parece muchísimo a Scott. Es hermosa.

Esta con un chico, las luces del lugar parpadean demasiado y hay una luz arcoíris que recorre el lugar y le da directo en la parte de atrás del cuello del chico... mi ebriedad me impide ver bien pero eran... ¿marcas? se parecen a las que... pero, me llega un olor.

El mismo olor exquisito en la mansión de Seattle, el mismo pero ahora me doy cuenta que no son fresas.

Es miel. Huele a miel, huele a dulce.

Me encanta ese maldito olor.

Me levanto en seguida para seguir la fuente de ese olor, quito a mucha gente, mi corazón late rápido... late como loco.

El olor a miel se intensifica cuando llego a la parte trasera del bar, abro la puerta y el sonido se apacigua un poco cuando salgo.

El mundo da vueltas, el aire fresco de la ciudad que no había pisado hace años me da de lleno y recobro un poco la compostura.

El callejón esta oscuro, miro hacia los árboles y cómo se mueven al compás del viento... mi elemento es el aire. El olor a miel sigue intenso, cuando estoy a punto de volver a la fiesta una voz que causa que me quede sin aire, interrumpe el silencio.

—¡ey! ¡tú eres el que huele a navidad!— una risita es acompañada después de eso pero sólo puedo concentrarme como esa risa logra aumentar mi felicidad y tranquilidad a un nivel enorme.

Volteo lentamente y parece que todo va en cámara lenta... el aire deja de circular cuando la miro. Todo dentro de mi colapsa, todo lo que creí que era capaz se esfuma cuando la miro.

Maldita Eternidad #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora