Capítulo 6 Parte 2

1.1K 79 8
                                    

Eso fue la última cosa que dijimos antes de que la maestra se aburriera de que el salón hablara tan fuerte mientras ella revisaba los ensayos y comenzara a hablar atropelladamente de Dios sabía qué. La mitad no entendía lo que ella explicaba y la otra mitad ni siquiera entendía algo de lo que salía de su boca. Lamentablemente, yo estaba en esta última mitad, y me mantuve gran parte de la clase entretenida pensando en que Justin sería el único ser humano que podría entender lo que ella hablaba y además comprenderlo lo suficiente como para sacarse un diez en el examen.

            En un suspiro desconecté de la clase, diciéndome que luego buscaría alguna explicación en Youtube.

            Cuando la jornada escolar finalmente terminó, no divisé a Justin ni a su motocicleta en el estacionamiento mientras caminaba hacia mi auto, así que tuve que resignarme a irme sin una despedida. A decir verdad, no lo había visto en ningún momento luego de nuestra conversación. Dios sabría donde se metía ese chico cuando se suponía que debía estar en clases.

            Mi celular vibró un segundo después de que cerré la puerta a mis espaldas. Dejando mi bolso caer a su suerte en alguna parte del sillón o el suelo, no estoy segura.

            El número era desconocido, pero no fue difícil saber quién era.

               ESPERO QUE NO TE IMPORTE QUE YO Y MI CHICA NOS PASEMOS POR TU CASA                                                                               MÁS TARDE.

Sonriendo, escribí rápidamente un mensaje de vuelta.

            CLARO, PERO TENGO CURIOSIDAD EN EL CÓMO CONSEGUISTE MI NÚMERO ¿??

 

                                                                TENGO MIS MÉTODOS :)

 

                                                    ERES UN POCO ACOSADOR A VECES.

 

                                                                       SOLO A VECES.

            La verdad ni siquiera importaba, aunque en realidad no sabía cómo en el mundo había conseguido mi número, pero no me obsesioné mucho con eso y me preocupé de ordenar un poco el lío que había en la sala de estar, mientras añadía el número de Justin a mi lista de contactos móviles.

            No mucho tiempo después, el motor de una Harley acabó con el silencio habitual de Hamilton a un radio de por lo menos quinientos metros a la redonda. Miré a Justin acosadoramente a través de la ventana luego de que se quitó su casco, tan solo minutos después de que yo lo llamara acosador a él.

—Hey, Justin —lo saludé, abriendo la puerta de par en par luego de que él tocara el timbre. Justin me sonrió y dejó un corto beso en mis labios antes de entrar y tirar su mochila y su casco sobre el sillón.

—Hey, ________.

—Déjame adivinar, ¿te escapaste de la escuela para variar? —le miré con una ceja arqueada.

—Tenía cosas que hacer —respondió, guiñándome un ojo.

—Críptico, para variar —dije, sin querer en realidad preguntar nada porque sabía a dónde nos conllevaría eso y no me sentía con ganas de entrar en una disputa cuando acabábamos de aclarar las cosas—. Entonces, espero que tu visita tenga como motivo oculto que quieras ayudarme en matemáticas, porque realmente me vendría bien.

—Empiezo a pensar que estás conmigo por interés —soltó un suspiro exagerado.

—Claro que no, eso es solo un extra adicional.

—Si tú lo dices —se encogió de hombros.

—Tienes que darme tu secreto —murmuré, rebuscando mi cuaderno en mi bolso—, porque nadie exactamente entiendo algo.

—Mi secreto es ser mucho más inteligente que el promedio.

—Y engreído. No olvidemos mucho más engreído que el promedio también. Sabes,  no sé por qué no me anticipé una respuesta como esa.

—Está bien, tranquila. No olvidaré engreído —me guiñó un ojo.

Estuvimos a dos segundos de besarnos luego de eso, pero nuestros labios solo llegaron a rozarse mínimamente porque la puerta de entrada se abrió de golpe, sobresaltándonos e interrumpiéndonos.

—Dios, qué frío hace en Hamilton.

Mi hermana cerró la puerta detrás de ella, tiritando. Sus dientes castañeando mientras se abrazaba a sí misma dentro de un chaleco de proporciones desmedidas. Una sonrisa se extendió en su rostro cuando me vio, pero en cuanto sus ojos azules se posaron en Justin, esta se desvaneció como sombra ante oscuridad. Sus ojos reflejaron algo de ¿sorpresa? Pero fuera lo que fuera, se desvaneció también en un parpadeo y su rostro se vio desprovisto de emociones.

Para ser una mujer que le silbaba como camionero a los hombres por la calle, no pareció evaluar a Justin como lo hacían las chicas en su totalidad. Es más, ni siquiera lo miró mientras se acercaba a nosotros.

—Hola, hermanita —ella me dio un fuerte abrazo, que duró más de lo normal.

—Hola, Callie —murmuré, algo extrañada por su comportamiento, y además por su extraña visita.

Mi hermana sonrió un poco; incluso con esa sonrisa forzada ella se veía hermosa. Recordaba a mama decirle que su nombre, Callista, venía del griego “la más hermosa”, y Callie sí que sabía hacerle honor a su nombre. Con aquellos ojos expresivamente azules, que eran como mirar al más profundo de los mares, su rostro delineado, sus labios profundos y su cuerpo de súper modelo internacional, tenía al mundo comiendo de la palma de su mano, pero además de eso, había algo en ella que era atrayente, algo que te incentivaba a estar a su lado, escuchar sus historias y contarle las tuyas. Era una persona segura, y que te hacía sentir segura.

Sin embargo, ahora no parecía tan segura de sí misma, sobre todo cuando sus ojos se posaron en Justin.

—Lamento la visita repentina —murmuró, mirando para todos lados menos a nosotros—. Tuve que venir por unas cosas.

—Uh… Callie, éste… éste es Justin —mi voz salió algo extraña al hablar.

—Mucho gusto —Justin extendió su mano hacia ella. A diferencia de Callie, él parecía totalmente normal.

Fruncí el ceño mientras los veía estrechar sus manos. Justin no podía conocer a Callie de esa forma. Él me lo habría dicho, ¿verdad? Además en el tiempo universitario de mi hermana Justin no podría haber tenido más de catorce años. No había posibilidad alguna de que se conocieran de esa manera.

O eso esperaba, porque con mi suerte habitual no me extrañaría que fuera así. Quizás no cuando mi hermana iba a la universidad, pero sí había una posibilidad de que se hubieran conocido luego. ¿Cómo? No se me ocurría, pero si era así, iba a estrangularlos. A ambos.

Con cariño, claro.

Ángel Guardián [Proyecto 127 #1] (Justin Bieber Fanfic)Where stories live. Discover now