Capítulo 26: De besos y las palabras que nunca dije

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Justin entró a la habitación pasada la medianoche. Parecía agotado, así que me paré y lo ayudé a quitarse su chaqueta.

—¿Día largo?

—No te imaginas —suspiró.

Akiva se revolcaba en las piernas de Justin, deseoso de atención por el recién llegado. Justin se las arregló para saludarlo hasta que Akiva estuvo conforme con la atención recibida y volvió a su cama en la esquina de la habitación.

Mientras Justin se deshacía del resto de su traje táctico, miré la hora con un poco de ansiedad. Eran las 12:04 AM, lo que significaba que ya era mañana.

—¿Ha pasado algo? —pregunté, intentando ocultar mi expectación. Estaba asustada, pero al mismo tiempo no quería nada más que terminar con la conversación banal.

—Han pasado muchas cosas —dijo, y su voz no me parecía para nada tranquilizante. Estaba segura de que Justin me estaba ocultando algo, pero no quería presionarlo. Quería creer que si me ocultaba algo, era por mi propio bien. Además, en estas circunstancias podría dejar pasar cualquier bandera roja.

—Está bien. No hablaremos de eso —murmuré y recibí su chaqueta y sus botas y las acomodé en una esquina de mi habitación para que no fuera todo un desastre.

Cuando habíamos estado en Lakeville, Justin nunca aceptó que durmiéramos en la misma cama. Solo dormíamos en la misma cama en habitaciones de motel en nuestros viajes hacia algún lugar, por lo que me hacía feliz que estuviera aquí aceptando dormir conmigo, sobre todo considerando qué día era hoy.

Justin se sentó en la orilla de la cama soltando un suspiro y yo me arrastré por ella hasta que estuve en su espalda. Lo abracé por detrás, rodeando su cuello y dejando un beso en su mejilla, esperando que ese gesto lo ayudara a relajarse un poco.

—¿Tienes hambre? No es mucho, pero tengo unos rocklets en...

—No, ___________ —negó con la cabeza—. Solo quiero estar contigo, no creo que tenga estómago para comer.

—Entiendo —hice una mueca por el dolor en su voz y volví a besar su mejilla—. Me alegra que hayas decidido venir.

—Me alegra estar contigo, cariño —giró un poco su cuello y me dio un pequeño beso en los labios.

—Sabes que te he extrañado un montón —susurré y sin poder contener mi deseo por él, besé su cuello. No fue un beso tierno, y mucho menos decente. Justin lo sabía, porque sentí cómo sus hombros se tensaban por una razón completamente distinta al trabajo. Se sentía como si hubiera estado años esperando por su regreso.

Por un momento pensé que me diría que estaba demasiado cansado para esto, evitándome como usualmente lo hace, pero en cambio, se giró y me empujó contra la cama, agarrándome desprevenida.

Sus labios se encontraron con los míos en un beso tan apasionado y cargado de emociones que sentí fuegos artificiales explotando justo donde mi corazón latía al triple de su capacidad.

El peso de Justin se sentía como el pecado más dulce sobre mi cuerpo. Los músculos de sus brazos se flexionaban deliciosamente por el esfuerzo que hacía para no aplastarme por completo. Su lengua traspasó la barrera de mis labios de forma codiciosa y casi parecía que yo era su única salvación luego de un largo día de oscuridad. Por la manera en la que me besaba, pude darme cuenta de que me había extrañado y necesitado tanto como lo había hecho yo.

Gemí despacio cuando sentí la expresión de su placer presionar contra mí. Sentía un mar de sensaciones turbulentas corriendo por todo mi sistema circulatorio, y llenando cada parte que se había sentido vacía de mi ser por más tiempo del que debería.

Ángel Guardián [Proyecto 127 #1] (Justin Bieber Fanfic)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum