Capítulo 21: Divagación entre lo real y lo incierto en los sueños - parte 1

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               Aún tenía los ojos hinchados cuando llegamos a casa a altas horas de la madrugada, y no quería ni pensar cómo iba a lucir luego de tanto llanto y tan pocas horas de sueño mañana en la escuela.

Justin había estado, como siempre, ahí para sostenerme mientras lloraba, y creo que todas las veces eso había sido lo que había impedido que cruzara la línea de la cordura a lo insano. Tenía suerte de tenerlo, o sino no sé qué hubiera hecho. Él decía que era fuerte, pero la verdad era que él me hacía fuerte.

—Vamos a dormir, ya es tarde y estás cansada —murmuró él suavemente mientras me daba un corto beso en los labios.

—Está bien —murmuré con voz débil.

—Ve a cambiarte, luego ven a mi habitación. Creo que ambos nos sentiremos mejor si dormimos juntos.

Eso hizo que mi ánimo se elevara considerablemente.

—¿En serio? —lo miré como si hubiera propuesto algo más indecente.

—Solo dormir —me miró con una ceja arqueada.

—No estaba pensando en otra cosa —sonreí levemente—. Solo pensaba en que nuestras camas son bastante pequeñas. Creo que tendré que dormir sobre ti.

—Creo que cabrás perfectamente —me miró con desaprobación.

—Pero muy al borde y podría caerme. No quiero caerme —agité mis pestañas inocentemente.

—Dios, solo ve a cambiarte —rodó los ojos, divertido.

Lamentablemente, luego de que nos acostamos Justin se mantuvo a su palabra de solo dormir. Yo tampoco pude hacer mucho al respecto porque en cuanto sus brazos me rodearon y me atrajeron hasta que mi rostro estuvo contra su pecho mis párpados cayeron pesados, listos para tirar de mí hacia la inconsciencia lo más rápido posible, y como estaba cansada, enredé mis piernas entre las de Justin y los dejé.

Tuve sueños extraños esa noche, de ojos desconocidos mirándome, de doctores con batas blancas dando vueltas alrededor. De mi madre diciéndome que todo iba a estar bien. Ojos mieles, los ojos de Justin, mirándome con confusión e intriga desde la única puerta de la habitación blanca y sin ventanas. Extrañamente, también estaba Luke. Ambos lucían mucho más jóvenes, y en alguna parte la habitación mi padre estaba murmurando cosas que no alcanzaba a entender.

—Esto no está bien —dice Justin desde la puerta. Su rostro es el mismo, pero de todos modos el cambio no es sutil. Luce más joven.

—Justin —dice Luke con tono de advertencia. Yo lo miro a él y a Justin alternativamente. Nadie en la habitación está mirándome además de Justin, y luce monumentalmente preocupado.

Parece como si mi mente estuviera haciendo corto circuito. Los recuerdos comienzan a desvanecerse de apoco.

—Es solo una niña —insiste Justin.

—Es para lo que la trajimos aquí —dice mi padre, dándole una mirada—. Si no fuera por nosotros, estaría muerta.

Me asusto con esas palabras.

—¿Papá? ¿Qué dices? —pregunto yo con los ojos bien abiertos. Mi voz se escucha como solía escucharse cuando tenía trece.

Mi padre parece desconcertado por un momento, y todas las miradas se fijan en él. Mamá lo mira desaprobatoriamente.

—Nada, cariño, tu padre solo está diciendo estupideces —me dice mamá y luego mira a mi padre—.Tienes suerte de que no podrá recordar nada mañana —son las últimas palabras que escucho antes de despertarme de golpe con el sonido el despertador.

Justin gimió y yo me quedé mirando al techo. Ambos parecíamos reacios a despertarnos, pero finalmente me las arreglé para salir de mi entumecimiento por el sueño y de ese enredo de brazos y piernas sin que Justin me la haya puesto fácil.

—Levántate —lo moví suavemente una vez que estuve de pie.

—No —se tapó la cara con la almohada—. Odio la secundaria, es tan aburrida.

—Mírate, ahora sí que suenas como un verdadero adolescente —dije con sarcasmo.

—Lo digo en serio. ¿Por qué simplemente no lo dejas? Eres asquerosamente millonaria ahora, no necesitas la escuela.

—Necesito la escuela o voy a perder la cabeza, Justin. No puedo estar encerrada en este lugar por siempre.

—Pero hay piscina —dijo, como si eso resolviera todos mis problemas.

—Voy a ir a arreglarme. Si no estás arreglándote cuando yo termine, prometo que me iré sin ti.

—Sabes perfectamente que no puedes salir sin mí.

—Entonces mueve el culo —le di otro empujón, un poco más brusco y salí de la habitación con destino al baño.

Me di una ducha rápida e hice mis necesidades antes de comenzar a arreglarme. Me puse mi maquillaje sutil habitual, haciendo énfasis especial en mis marcadas ojeras y peiné la maraña de ondas mojadas que tenía por cabello.

—¿Sabes, Justin? —dije al pasar por el gran ventanal de la sala de estar y ver que estaban cayendo gotitas sobre el pavimento—. Realmente creo que tendremos que comprarnos un auto.

—¿Disculpa? —Justin salió de alguna parte de la cocina ya vestido y con su cabello castaño mojado por la ducha.

—Llueve mucho.

—Es porque es casi primavera, suele pasar —le restó importancia y volvió a meterse al baño.

—De todos modos, no creo que tu motocicleta nos ayude mucho.

—Qué bebé —lo escuché murmurar.

Rodando los ojos me apresuré a mi habitación y cambié mi chaqueta por un abrigo impermeable. Habíamos tenido que comprar una serie de cosas rápidas para el clima de Seattle y aún no habíamos tenido tiempo de ir de compras. No sabía cómo demonios estaba sobreviviendo, ¡soy una chica, por el amor de Dios! Necesito ropa exterior e interior decente.

No dejaría pasar las compras hoy.

Luego de un largo argumento con Justin, finalmente conseguí que accediera a que irnos caminando sería la mejor opción para no mojarnos. Acababa de empezar a llover así que no habría calles anegadas ni charcos muy grandes y dos paraguas lo harían perfectamente.

No pensé mucho acerca del extraño sueño que había tenido durante el día, pero las pocas veces que lo hice lo descarté como imágenes creadas por mi imaginación, porque si fueran reales no tendrían sentido alguno, pero entre más veces me decía eso, más pensaba que se sentían más como recuerdos que como sueños, pero eso... eso sí que no tenía sentido, así me olvidé de ello rápidamente.

El día fue... productivo. Me puse al día en las clases más rápido que nunca, y creía que era porque no tenía a Luce o a Cher (o a ambas) mosqueándome al lado y distrayéndome exitosamente.

Y oh Dios, como extrañaba que no me dejaran concentrarme.

Tuvimos un diez en una asignación de Inglés avanzado con Justin. Únicos dieces de la clase, ¿pueden creerlo? Bueno, no es que sea una novedad para Justin... o para mí, porque Inglés era mi único fuerte, pero seguía sintiéndome bastante orgullosa de mí.

Justin... bueno, estaba ahí como si alguien le hubiera dicho que seguía lloviendo afuera.

Daniel y su novia me pusieron al día con las clases que nos tocaron juntos y Carly siguió ayudándome en matemáticas. Todo estaba funcionando perfecto, y como a la tarde había dejado de llover, Justin iba a llevarme de compras... bueno, a ambos, pero él no era importante.

Por mi parte, iba a morir si no conseguía algo rápido.

Había insistido en pagar, pero no podría dejarlo teniendo diez millones de dólares, ¿no?

Seguía sonando ridículo.

Ángel Guardián [Proyecto 127 #1] (Justin Bieber Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora