Capítulo 1

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        ¡Malditamente genial!

         Maldiciendo cada palabrota que hallé en mi extenso vocabulario y otras que ni siquiera estaban en mi idioma, me bajé de mi auto y abrí el capó. Con suerte iba a encontrar qué demonios sucedía.

        Ahí estaba el problema. Había humo saliendo del motor, pero solo Jesús sabía qué era lo que le sucedía a esta carcacha. Lo había amado, en serio, porque me lo había comprado con mi propio dinero, pero a veces solo quería que explotara y se evaporara en el aire. Mi hermana había gastado más dinero arreglándolo del que yo gasté comprándolo. Eso como que había enviado mi satisfacción por el desagüe, pero no había mucho que pudiera hacer al respecto.

         Ni siquiera sabía por qué me molestaba en echarle un vistazo si yo jamás había tocado un motor en mi vida, y la única vez que lo hice hace un año, terminé con media mano quemada y con ampollas, y no quería repetir esa experiencia, pero parecía que no iba a tener otra opción, porque por mucho que esto fuera simple mala suerte, parecía poco probable que luego de meses de funcionar correctamente, mi auto se quedara varado exactamente en medio de la nada en donde todo lo que había visto había sido un motel de reputación dudosa hace dos kilómetros. Ahora todo simplemente lucía como una ciudad fantasma, y todo empeoró cuando un ruido tan estruendoso como si hubieran disparado un arma hiciera eco por todo el lugar.

        Era entrada la noche y hacía más frío del que mi sudadera gigante con el logo de los Lakers y mis shorts alcanzaban a aguantar, y cuando intenté llamar a alguien, descubrí que no había señal. Estuve intentando por diez minutos más y cuando al fin salió una barra de señal, mi celular se quejó de tener poca batería y murió a los cinco segundos después.

        —Mierda —gruñí, comenzando a entrar en pánico.

        Estaba en medio de la nada, sin método de comunicación con el resto del mundo, con poca ropa y unas botas que podían fácilmente ser más altas que un bebé promedio de tres años. Todo era genial, simplemente genial. Si no conseguía ser violada y posteriormente asesinada, iba a tener suerte.

        Una hora después, yo seguía intentando sin éxito ver qué era lo que hacía que mi auto no partiera. Moví algunas cosas y probé encenderlo, pero nada pasaba. Estaba de nuevo sumergida en mi búsqueda por lo imposible cuando escuché un motor a lo lejos. No era un auto, era el sonido de una moto y era bastante molesto. 

        Internamente, recé por no ser notada por el conductor de la prospecta moto, porque nadie que manejara una moto haciendo menudo escándalo podía ser buenas noticias, pero tristemente, mis rezos no fueron escuchados y el conductor aparcó justo delante de mi auto, haciendo que el ruido cesara y el camino se iluminara con las luces de la moto, antes de desvanecerse otra vez.

        Comencé a temblar, y esta vez no era por el frío. Mi corazón comenzó a latir más fuerte, amenazando con salirse de mi pecho. Estaba cerca de comenzar a gritar como una loca demente por ayuda, a sabiendas de que nadie iba a escucharme, pero mi corazón se frenó repentinamente y un calor que era familiar invadió mi cuerpo cuando el conductor se deshizo de su casco y su rostro dejó de ser una incógnita.

        De ninguna maldita manera.

        Sus ojos mieles se encontraron con los míos y me paralicé. Su cabello estaba desordenado en todas direcciones por el casco y solo él podía conducir una moto en una noche de invierno con solo una playera puesta.

        Caminó hacia mí con paso perezoso, con una sonrisa sabionda asomándose por sus labios. Mis ojos vagaron por las largas y fuertes piernas, la estrecha cintura, los bíceps trabajados, los hombros anchos y finalmente el rostro perfecto, el cual ahora tenía una visible, ladeada y burlona sonrisa dibujada.

Ángel Guardián [Proyecto 127 #1] (Justin Bieber Fanfic)Where stories live. Discover now