💌 Carta 16 💌

128 26 1
                                    


¡Querido Diario!

Me sentía abochornada por estar tanto tiempo en el hospital que cuando por fin me dieron de alta fui al parque para poder despejar un poco mi mente. Estando allí bajo un árbol de hojas verdes y frondosas ramas pude vislumbrar a un chico bastante alto, de cabellera castaña y ojos marrones y cautivadores parado a unos metros de mí, mirándome con un brillo en particular en los ojos. Enseguida supe lo que pasaría, y lo primero que me vino a la cabeza fue en ponerme de pie y echarme a correr de vuelta a casa, pero para entonces ya era tarde porque Luca ya estaba frente a mí.

— ¿Por qué no fuiste a clases? — preguntó preocupado

— Nada relevante, sólo no pude ir — fue lo único que respondí

¿Sí no es nada relevante por qué no respondiste mis mensajes y llamadas?

— No tuve tiempo, Luca — evité mirarlo a toda costa

¿Qué se suponía qué dijera? No podía decirle la verdad, si lo hacía lo perdería al igual que todos.

— ¿Por qué no quieres decirme lo que en realidad pasa?

— Porque no está pasando nada

— No te creo

Entonces, en un impulso por hacer que detuviera sus insistencias me puse de pie para encararlo.

— No me importa que no me creas. No te debo nada así que no tengo porque darte explicaciones de lo que hago con mi vida

— ¿Por qué haces esto? Te comportas de esta forma egoísta conmigo cuando sólo quiero ayudarte

— No necesito tu ayuda — dije con voz ahogada — No necesito nada de ti, ni siquiera deberías hablarme

¿Tanto trabajo te cuesta asimilar que me importas? ¿Por qué tienes que ser tan dura? ¡Por eso estás sola! — gritó molesto, dejándome paralizada por sus últimas palabras — Y ¿sabes qué? Tienes razón, no debería hablarte — murmuró lo último antes de darse la vuelta dejándome sola

Lo vi alejarse sin mirar atrás, decidido a no volver a hablarme más. Dolía, pero era necesario, no pensaba pasar otra vez por lo mismo, porque cuando confías ciegamente en alguien es cuando más te lastiman.

Cuando menos lo esperé mis ojos derramaban lágrimas como una catarata. Mi corazón dolía, y esta vez no había sustancia médica que detuviera el dolor. Nadie me había hablado así antes, aunque sabía que me lo merecía, dolía, pero tenía que alejarlo de mi antes de que sucediera una catástrofe.

Algo dentro de mí esperaba que me buscará, que me enviara un mensaje o me llamará, pero nada pasó, no volví a saber de él luego de aquel encuentro en el parque. Sentía que había hecho mal, pero ya no había vuelta atrás, había logrado mi objetivo y debía seguir por ese camino, sola. Y para ser sincera, lo extraño, quizá lo hago desde el momento en que se dió la vuelta.

Con amor, Haysel...

11:53pm

Con amor, HayselDonde viven las historias. Descúbrelo ahora