Dylan

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Este capítulo es dedicado a todas aquellas personas que sufren, que llevan muchos secretos, dolor, resentimiento y odio a cuestas

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Este capítulo es dedicado a todas aquellas personas que sufren, que llevan muchos secretos, dolor, resentimiento y odio a cuestas. A ti que crees que el sol no puede llegar a brillar, cuando la realidad es que tú puedes resplandecer muchísimo más.

 A ti que crees que el sol no puede llegar a brillar, cuando la realidad es que tú puedes resplandecer muchísimo más

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Why Don't We - 8 Letters

Why Don't We - 8 Letters

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«Soy un imbécil».

Es en lo único que podía pensar cuando recordaba todo lo que había hecho y en cuánto había hecho sufrir a Lucy.

«Mi Lucerito».

La única chica por la cual he llegado a sentir tanto. Incluso más de lo que me gustaría admitir.

De igual forma, yo sabía que no era bueno para ella y en muchos aspectos, pero el punto más central de mi decisión, de haber intentado alejarla, era que: me sentía avergonzado de todo en lo que se había convertido mi vida, ya que, mis decisiones me pesaban y las voces dentro de mi cabeza jamás dejarían de recordarme de que yo era un monstruo.

Mi vida era un completo caos, un enredo sin fin. O eso era lo que creía hasta que Lucy llegó a mi vida.

Aún recuerdo cuando la vi aquella vez afuera de su instituto, recuerdo la forma en que su figura llamó mi atención, de una manera tan jodidamente electrificante. Pues verla había sido como sentir una ráfaga en medio de un desierto; como volver, luego de pasar años en la oscuridad, a presenciar la refulgente luz del sol.

Ella era vida.

Mientras que yo era como un fantasma; un ser sin vida y sin deseos de seguir prolongando ese martirio. Sin embargo, cuando creí todo perdido, Lucy apareció y me devolvió algo que jamás creí recuperar: la esperanza.

Pero me aterraba que, en mis deseos de volver a vivir y de despejar mi oscuridad con su luz, terminaría consumiéndola, destruyendo toda su candidez, bondad y vitalidad. Y por estas razones me obligué a alejarla, a tratar de, alguna manera, terminar con todo ese potente magnetismo que me jalaba a ella con poder, con fuerza.

Sin pensar que, a pesar de todo intento, nuestro destino estaba marcado, que yo era para ella como ella para mí, que nuestros corazones —ahora que habíamos vuelto a encontrarnos—, habían decidido, sin nuestro consentimiento, a no vivir sin el otro.

«Pero aun así decidiste cagarla. Qué bonita forma de demostrar tus sentimientos», pensé y hacerlo solo me terminaba de hundir otro poco.

Mis sentimientos. ¡Pfff!

Aceptar lo que Lucy me generaba fue otro gran embrollo; mi cabeza era un puto desorden, lleno de miedo, inseguridades, dolor, odio, resentimiento y arrepentimiento, y este último sentimiento era el que me terminaba de joder la existencia. Así como, el sentirme un ser indigno de siquiera contemplar una oportunidad con Lucy, la chica más increíble que había conocido jamás.

Y era tan difícil dejar atrás mi orgullo, todo el miedo y la mierda que llevaba encima, y en cambio permitirme sentir algo tan puro y real..., como el amor. Porque eso era lo que mi Lucerito me generaba, así como, unas tremendas ganas de intentar ser mejor, de ser el hombre que ella merecía.

Sin embargo, ¿lograría, algún día, acercarme a lo que ella merecía?, y yo, ¿merecía sentir lo que sentía?, ¿merecía que un ser tan lleno de luz como Lucy estuviera en mi vida dispuesta a todo?

¿Merecía que Lucy estuviera enamorada de mí?

Yo creí que no.

Creí que la luz y las tinieblas no podían permanecer juntas sin hacerse daño, pero también quería creer que tenía esperanza y que quizá —solo quizá—, su luz podría ser más fuerte que mi oscuridad.

Y que yo si tenía derecho de amar.

Porque yo la amaba.

N/A: La palabra clave en este capítulo fue la palabra: creer

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N/A: La palabra clave en este capítulo fue la palabra: creer.

Dylan ha luchado mucha con sí mismo; porque la oscuridad que lleva dentro lo ha llenado de tal manera que él se cree lo peor de este mundo. Él cree que no merece a Lucy ni nada bueno que venga de ella o del mismo mundo.

¿Por qué razón? Pues porque él así lo ha creído.

La mente es muy poderosa, sin embargo, así como es un órgano vital y que puede hacer que las personan hagan cosas maravillosas y sorprendentes, por otro lado, sí se lo permitimos, puede lograr que nosotros mismo nos destruyamos. Puede conseguir que nos convirtamos en lo que más tememos ser y puede privarnos de muchísimas cosas. Pero solo sí se lo permitimos.

No obstante, el cambio radicará cuando nosotros nos convenzamos que merecer lo mejor que el mundo nos pueda dar. Cuando creamos que nosotros mismos somos y podemos ser mucho más.

Con este capítulo quiero celebrar que la novela llegó a los 25 mil vistos y, en gran medida, es gracias a ustedes y a #Luan que me ha permitido acceder a ustedes luceros. Así que, ¡mil gracias!

 Así que, ¡mil gracias!

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Contigo, nada más © [Pronto en Amazon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora